Número 65

8 9 en el cuerpo societal-cultural. Tenemos pues: A nivel del cuerpo ambiental-ecológico: La extrac- ción y contaminación de aguas y mantos acuífe- ros. Son despojados los pueblos y comunidades de estos bienes indispensables para su sobrevi- vencia o los envenenan con sustancias químicas y/o los se dejan inutilizables para consumo vital. Los bosques, áreas selváticas, manglares, playas, desiertos y otras “áreas y corredores protegidos” son deformados o destruidos; así como cerros y montes con vetas minerales son devastados para crear minas de todo tipo; y aún más aho- ra van sobre los minerales marítimos (Núñez, 2019). Como se ha documentado los procesos de extracción minera terrestre son devoradores de agua, paisaje y mano de obra, además de ser contaminadores, siendo la minería a cielo abier- to la más destructiva. Pero igualmente lo son: la industria extractora de carbón, petróleo y gas, lo mismo lo son la industria forestal, así como las multinacionales agropecuarias que contaminan química y genéticamente los campos de cultivo, afectando con ello la pervivencia. Están también las técnicas de biopiratería y de bioprospeccción que llevan a cabo laboratorios, Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s) y Universidades con financiamientos de empresas para agenciar- se y traficar con especies de flora y fauna y sus propiedades biológicas, químicas, farmacológi- cas, ornamentales, medicinales, etcétera. El caos climatológico, así como las contaminaciones del aire y de la atmósfera en general son degradacio- nes de nuestro derecho a tener un clima vivible y relativamente estable (despojo climático). Los desastres y las degradaciones ambientales propi- cian también los desplazados, expulsados y refu- giados ambientales (Adame, 2017: 299-307). Respecto al cuerpo humano biopersonal-so- cial tenemos: La drogadicción, las tratas y pros- tituciones, la extracción y compra-venta de órganos internos, fluidos vitales, etcétera, es- pecialmente el de los cuerpos más vulnerables: infantes y mujeres, y también el alquiler o subro- gación de vientres para empresas hospitalarias y médicas privadas que hacen jugosos negocios. Las epidemias y pandemias al enfermar e infec- tar y matar a millones de personas son otras for- mas de expropiación de los cuerpos y las vidas de las personas. De la misma manera los fárma- cos y la medicalización son formas de expropia- ción de la salud para controlar cuerpos-mentes y reinsertar a los sujetos a la explotación de sus fuerzas de trabajos o para desecharlos desde la lógica del capital por improductivos; a nivel in- ternacional la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la representante de este modelo biomé- dico dominante que impone criterios, métodos y dicta lineamientos operativos, además de admi- nistrar recursos dinerarios destinados a dinami- zar los mercados fármaco-médico-sanitarios. A nivel del cuerpo societal-cultural: La ex- pulsión y la práctica del terrorismo en comuni- dades por medio de la violencia, la guerra y la inseguridad utilizando grupos delincuenciales y la militarización. Los despejamientos de espa- cios y las privatizaciones (comerciales, inmobi- liarias, particulares) de áreas públicas y comunes en las ciudades: parques, jardines, calles, áreas verdes, etcétera. El utilitarismo que mercantiliza los patrimonios históricos y artístico-culturales: paleoantropológico, prehistórico, arqueológico, artístico tangible e intangible –como las arte- sanías, las celebraciones, las gastronomías, las fiestas, entre otras–. El extractivismo y mercan- tilismo de memorias, saberes, y codificaciones culturales tradicionales. Lo que implica la ex- tracción, desposesión y mercantilización de his- toria y etnohistoria. Igualmente la expropiación de las decisiones políticas sobre gestión y organi- zación de espacios, territorios y lugares públicos y nacionales. Esto por parte de gobiernos y de megaempresas que instrumentan la extracción de petroleras, hidroeléctricas, corredores indus- triales, caminos, puentes, presas y fracking. Todo lo cual genera continuamente despose- siones, escisiones y expulsiones de pobladores, así efectos nocivos sobre los vulnerables, que somos la mayoría de los habitantes del planeta. En sus aspectos generales este es el marco que ha prevalecido de manera intensiva y ex- tensiva durante cuarenta años a nivel mundial con sus particularidades regionales y naciona- Ecorporeidad (ecosistema planetario humano) y coronavirus. Fuente: https://venetoeccellenze.it/come-affrontare-il les; y es justamente lo que posibilita entender las distintas maneras en que ha impactado la ac- tual pandemia del Covid-19 en el conjunto de la ecorporeidad humana expoliada, expropiada y degradada. Por eso afirmamos que “el mayor enemigo actualmente en el mundo no es el co- ronavirus SARS-Cov-2”, sino dichos procesos de despojos y sometimientos producidos bajo la dinámica de neo-acumulación capitalista neoli- beral (Mateos, 2020:18). La era sindémica o de pandemia de epidemias Lo que podemos denominar era sindémica como recursividad y cruce mundial de epidemias de diferente tipog, inicia justo a principios de la década de 1980 cuando emerge la pandemia de VIH-Sida, cuando ésta muestra la incidencia de los primeros pero contundentes estragos –en los cuerpos ecológicos, socioculturales y perso- nales vulnerados– tanto de la crisis capitalista multifacética como específicamente de las mo- dalidades y métodos de acumulación y expro- piación arriba descritos. Así, desde aquella dé- cada se han registrado aproximadamente 14 mil brotes epidémicos, de los cuales 60% han sido por zoonosis, es decir, provenientes de la inte- racción entre seres humanos y animales comer- cializados y tratados industrialmente. Pero no sólo, también han aparecido y se han agudizado enfermedades socioculturales epidémicas como la diabetes, la obesidad, el alcoholismo y la de- presión, y han reaparecido otras llamadas “me- nospreciadas” u “olvidadas” como la salmonelo- sis, cólera, paludismo, dengue, sarampión, etc. Las tres primeras pandemias del siglo XXI de coronavirus se manifiestan justo cuando ya el neoliberalismo neoacumulador y el productivis- mo-extractivismo capitalista expoliador, expro- piador y degradador están plenos; así tenemos la llamada primera pandemia del siglo XXI de 2002-2003, denominada SARS (Síndrome Res- piratorio Agudo Severo) iniciada en una ciudad industrializada del sur de China, posteriormente en 2009 la provocada por el virus AH1N1 o in- fluenza “porcina” México-Norteamericana que se desarrolló en granjas industriales insalubres y luego el Síndrome Respiratorio de Medio Orien- te (MERS por sus siglas en inglés) de 2012-2013 iniciado en mataderos, establos o mercados de carne de dromedarios y camellos en Arabia Sau- dita. Fueron tres importantes avisos de nuevos y variados tipos de virus zoonóticos obtenidos

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