Número 70

45 implican una fuerza y habilidad considerables en las tierras serranas a lo largo de sus transiciones culturales. Discusión e implicaciones: La contribución de este estudio es mostrar como el intercambio con las comunidades rarámuri proporciona elementos metodológicos sustantivos para entender el envejecimiento de este grupo étnico, comprender otra manera de conceptualizarlo y vivirlo, más allá de la perspectiva cronológica, la supuesta fragilidad y la depresión asociada: es decir, el tránsito consciente y reflexivo del nacimiento a la muerte y sus relaciones resilientes, mediadas por la matriz cultural rarámuri. Palabras clave: envejecimiento étnico rural, norte de México, coproducción de conocimiento, narrativas Introducción En relación con el proceso de envejecimiento se prevé que para el 2050 el número de personas en todo el planeta en esa condición llegará a cerca de 2,000 millones de seres humanos (OMS, 2015). Estas cifras pueden considerarse como un triunfo del desarrollo, ya que las personas pueden vivir por más tiempo. No obstante, la mejora de la nutrición, el saneamiento, los avances médicos, la atención de la salud, la educación y la supuesta economía de bienestar, entre otros, no son generalizados en las poblaciones ni en todas las culturas. Hambleton et al. (2015) y Murray et al. (2012) han registrado que los promedios mundiales enmascaran diferencias considerables en la esperanza de vida y las disparidades en los niveles de salud en las Américas y países de frontera en el globo, pues los riesgos, las enfermedades y discapacidades inician a edades más tempranas. Además de las inequidades y desigualdades acumuladas a lo largo del curso de vida, sea debido a la exposición a múltiples riesgos o barreras para la salud, el medio ambiente y las dificultades sociales, lo que evidentemente sienta las bases diferenciales al inicio del estado de salud (Kuh, 2007; Lui et al. 2010), a lo que se suman otros codeterminantes sociales de la salud en contextos de envejecimientos, cuya distribución desigual merma la salud de las personas adultas y exacerba las desventajas, la discriminación y las experiencias de disparidad subyacente en el proceso de salud-enfermedad-atención y las condiciones de vida en lo general. El 7.2 % de la población en México rebasaba para 2016 los 65 años de edad. La población indígena no ha estado al margen del proceso de incremento de la población en edad avanzada, con el 7.6% con base en los Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México (INPI, 2016). En 2018, el 68.6% de la población de Chihuahua se encontraba en situación de pobreza o vulnerabilidad por falta de ingresos. En Batopilas más del 80% de su población seguía en dicha condición (CONEVAL, 2020). En el nodo territorial rarámuri se vive aún en extrema pobreza. Respecto a la proporción que rebasa los 60 años de edad, en dicho nodo asciende en conjunto al 6.81% de la población, con el 3.15% (4,387) para mujeres y 3.65% (5,084) para varones (CDI, 2017). Esta información demográfica no es suficiente para entender los procesos culturales que envuelven la diversidad étnica (Huenchuan, 2018), por lo que es notoria la falta de estudios sobre el envejecimiento de grupos como el rarámuri. Para ello es necesario identificar nuevas estrategias teórico-metodológicas (Sadana et al., 2013; Biggs et al. 2003), así como nuevos enfoques que revelen otras experiencias (Hand et al. 2018; Winkler, 2013) y grupos del Sur Global, minorías tendencialmente excluidas que subsisten en entornos rurales y étnicos. Envejecimiento étnico y rural de contextos racializados en América Latina y el Caribe La forma en que las personas entienden, viven y habitan su cuerpo responde a una determinada construcción étnico-cultural del mismo, siendo fundamental el curso de vida, la relación actores-ecología y, por consiguiente, las estructuras sociales, políticas y económicas que la contengan y co-determinen, así como las desigualdades acumuladas en dicho devenir. Los sistemas de creencias son reflejo de la visión del mundo

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