Se aprende haciendo

Con Ricardo Melgar Bao[1] sucede algo parecido a lo acontecido con José María Arguedas[2], salvando las distancias. Ambos cientistas sociales, etnólogo el andahuaylino y antropólogo el limeño, desearon ser recordados como profesores y no como científicos sociales. Otra afinidad, no escribieron mayormente sobre educación, sino la práctica constante en aulas a lo largo de sus vidas[3] del principio pedagógico aprender haciendo arguediano[4], estudiado por Luis E Valcárcel[5] contemporáneo de José Carlos Mariátegui[6] quien le edita “Tempestad en Los Andes” en la década de 1920.

También hay diferencias, Ricardo hizo estudios y se licenció como profesor de educación secundaria en la especialidad de filosofía y ciencias sociales en la Universidad Nacional Hermilio Valdizán[7] de Huánuco, centro superior de estudios donde inició esta carrera y se tituló, pero sus estudios profesionales fueron en la Universidad Pedagógica Inca Garcilaso de la Vega[8] de Lima, en donde lo conocí. En toda su andadura vital nunca estuvo fuera de los temas educativos, aquellos que se pueden leer más profundamente desde la etnología o la antropología, como se puede verificar en sus más de 30 textos publicados.


Ricardo Melgar, Universidad Arcis, Santiago de Chile, 2008. Foto: Juan Carlos Gómez Leyton

Hace unos siete años Ricardo me proporcionó todos los insumos para el libro “Ideas educativas en  los periódicos anarquistas 1904  –  1930,  Huellas  de  las  ideas educativas anarquistas en el imaginario magisterial nacional”, en la Introducción reconozco su participación: “El valioso archivo digital de 11 mensuarios diferentes, particularmente el aludido continuo, en un número de 183 ejemplares fue de valiosa ayuda proporcionados por el Dr. Tirso Ricardo Melgar Bao” (2013:7). En ningún tiempo estuvo ausente del tema educativo. Por ello, este testimonio sobre sus quehaceres educativos son producto de las conversaciones con él, y por la cantidad de apoyos además de sugerencias durante todos sus años en México, trasladando la significativa experiencia de este país, como por ejemplo su interés sobre la pedagogía higienista de la década de 1920.

Conocía a los autores de la pedagogía crítica en especial el brasileño P Freire[9], mi archivo digital con estos documentos es otra deuda con Ricardo que constantemente remitía. Su mirada de la educación era libertaria, emancipadora. Estuvo muy entusiasmado cuando le envié un escrito sobre el español Francisco Ferrer[10] y su Escuela Moderna, aquella que en el siglo XIX aplica la educación de adultos desde la mirada francesa.

Esa pedagogía emancipadora en Ricardo tuvo raíces en su propia trayectoria escolar. La educación secundaria la concluyó en una empresa particular “San Jorge” después de haber sido retirado de muchas anteriores por su rechazo a los castigos de la pedagogía de la palmeta, empero mayormente a las rigideces de la educación tradicional que era práctica común por esos años, las cuales colisionaban con su espíritu contestatario a la situación imperante. Tuvo la gran suerte que en el San Jorge tuviera un profesor que comprendió al grupo de adolescentes y empezó con ellos a trabajar desde otra mirada de la pedagogía. Tanto lo impactó este docente que al término de su vida escolar decidió estudiar para profesor, según me narró muchas veces.

Una pedagogía crítica para la emancipación significaba para Ricardo la necesidad de concientización desde planos de libertad de pensamiento crítico cuyo quid es el cuestionamiento para la transformación, que implica la necesidad de un marco de relaciones democráticas y defensa del hogar común. Estas fueron las verbalizaciones centrales de esa pedagogía que pensaba para el caso del país, antecedentes estructurados desde los esfuerzos de los trabajadores que por los primeros años del siglo XX empezaron a alfabetizarse entre ellos, usando frases de  impacto de los discursos de Manuel Gonzales Prada[11] y que serán la base obrera para la obtención de la jornada laboral de 8 horas en 1919, una de cuyos sitios principales estuvo en Ate- Vitarte[12] que visitaba frecuentemente; aquí están  los referentes empíricos  de  sus estudios sobre el proletariado. Ricardo en 1971 a pocos años de obtener el título de profesor se interesó en participar en el ALFIN que fue el programa para alfabetizar de la reforma educativa de la revolución de las fuerzas armadas, incluso fuimos a inscribirnos para tal fin, siendo rechazados.

En esa misma línea, en la primera década del presente siglo cuando le informé sobre mi trabajo en el Ministerio de Educación en educación básica de jóvenes y adultos – incluye alfabetización- su refuerzo y consejos sobre estos asuntos educativos fueron más frecuentes, así como la asistencia en material bibliográfico dada la enorme experiencia mexicana de esta modalidad educativa. Esta opción preferente por los explotados fue la línea de pensamiento para que en la década de 1970 estudiara Antropología social en la Universidad de San Marcos[13].

Particularmente le impactó la experiencia pedagógica desarrollada con estudiantes internos de la casa de expósitos A Pérez Aranibar[14] que se encuentra cercana a la casa familiar de Hilda Tisoc, su compañera de vida. Y que visitó en muchas oportunidades. Tanto fue el efecto de sus observaciones que a  lo  largo de  45  años me estuvo estimulando a escribir esa práctica, hecho que cristalicé este año 2020, está publicado en La Pacarina del Sur[15], concibió comentarios que me iba a comunicar. Algunas ideas pedagógicas principales de esta mirada consensuada por Ricardo fueron:

 

i) ley de mediación pedagógica, que se formaliza: < m + (c + o) = a > donde “m” es mediación docente, “c” contenidos, “o” diálogo, “a” aprendizajes de estudiantes/docente; las actividades fueron desarrolladas después de conversaciones y mediaciones entre las expectativas de los estudiantes y las intencionalidades pedagógicas.

ii) apoyo en lecturas de escritores publicados por la Reforma de la Educación 1972. C Freinet[16], M Montessori[17], A Salazar[18]; lecturas personales de Mariátegui. J Encinas[19], G Caro[20]; así como autores como F Fanon[21], P Freire.

iii) programa de contacto familiar, sea cualesquiera el grado de parentesco que tuvieran los estudiantes, salvo los huérfanos totales o cuyas familias no residían en Lima, se incentivó que podían alojarse en los hogares de sus compañeros a algunos de aquellos.

iv) Los procesos pedagógicos principales se desarrollaron en  línea  a  las  leyes aludidas (además de la mediación, intencionalidad e interrelación). La programación curricular estuvo apoyada en el plano de la adecuación de contenidos.

v) asunto clave junto al deporte fue el arte, la música, pero no solo eso, se desplegó teatro, pintura,  cine  con temas  sociales, presentaciones teatrales por grupos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

 

La visión educativa de Ricardo entonces estuvo dentro del grupo de ideas de una concepción de cultura con una profunda base antropológica, no deseó una escuela reproductora de las condiciones existentes que son de desigualdad extrema y extenuante híper burocratismo dominado por el poder político, económico e ideológico. Su pedagogía critica se sostenía en la utopía de un mundo mejor, mariateguista.

Esa pedagogía explica los mensajes en las redes sociales de sus exalumnos al conocerse su partida, de profundo agradecimiento a su práctica de aprender haciendo.

 

[1]    Profesor y antropólogo (Lima 1944, México 2020)

[2]    Etnólogo y profesor (Andahuaylas 1911-Lima1969)

[3]    Al autor de la nota lo motivó a escribir “Enfoque pedagógico en la novela carcelariaEl Sexto”, escenarios educativos del método cultural del profesor José María Arguedas Altamirano”, al final de la Introducción digo “El Dr. Ricardo Melgar no solo ha contribuido con fuentes, comentarios, críticas para terminar este ensayo sino con su constante inquietud por abrir esta arista del maestro Arguedas, ello merece mi más profundo agradecimiento. Ricardo Melgar vino a Lima el verano de 2019 expresamente a presentar el libro en la Facultad de Pedagogía y Educación Física de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta.

[4]    Ruta cultural del Perú, Edic. Nuevo Mundo, 1941, Lima

[5]    Antropólogo e historiador (Moquegua 1891 Lima 1987)

[6]    Escritor y pensador (Moquegua 1985, Lima 1930)

[7]    Médico y escritor (Huánuco 1985, Lima 1929)

[8]    Escritor e historiador (Cusco 1539, Córdova 1616)

[9]    Pedagogo y filósofo brasileño (Pernambuco 1921, Sao Paulo 1997)

[10]  Filosofo y pedagogo español (Alella 1859, Barcelona 1909)

[11]  Filósofo y poeta (Lima 1844, Lima 1918), la emblemática: “jóvenes a la acción. viejos a la tumba

[12]  Ciudad a 10 kilómetros de Lima, hacia el este

[13]  Universidad fundada en 1551

[14]  Médico y filántropo (Arequipa 1858, Lima 1958)

[15]  DELGADO  HERENCIA,  César  Hildebrando,  (2020)  “Un proyecto  para armar. Memoria  de una experiencia pedagógica en un orfanato del Perú”, Pacarina del Sur [En línea], año 11, núm. 44, julio-septiembre, 2020. ISSN: 2007-2309

[16]  Pedagogo francés (Gars 1896, Vence 1966

[17]  Médico y pedagoga italiana, (Chiaravalle 1870, Noordwijk 1952)

[18]  Filosofo (Lima 1925, Lima 1974)

[19]  Pedagogo (Puno 1888, Lima 1958)

[20]  Pedagogo (Huayopampa 1905, Lima 1971)

[21]  Médico y filósofo francés (Martinica 1925, Maryland 1961