Sobre el terreno de juego. De partidos, jugadores, árbitros y balones, a personajes de la política en el estado de Morelos

 

Esta es una historia futbolera que parece ficticia, y en la cual, para no llorar, es necesario reír.

Hablar de tiempos electorales hoy en Morelos es pensar en estadios de fútbol, equipos y formas de juego, es abrir ventanas para observar, cuestionar y hasta reír ante los modos de dramatización social y política (Balandier, 1994), lo cual en nuestro contexto es el pan de cada día, y donde los actores principales de este juego son los candidatos a un cargo de elección popular en Morelos.

El estadio está a tope y sobre las gradas la afición se encuentra atenta al partido de fútbol, los jugadores han saltado al terreno de juego, empiezan sus estiramientos, se ríen, se enojan, se declaran enemigos de unos y aliados de otros; tratan de persuadir a los espectadores de que todo va bien, de que la victoria está cerca y no tardan en caer los goles. El calentamiento sigue, pero el partido que presenciamos es inusual, no se sabe qué esperar, la afición cuestiona: ¿Cómo es que las llamadas izquierda y derecha pueden alinear juntas? (Por México al Frente); ¿Qué elementos tienen los jugadores de la actual escuadra campeona para creer que ellos deben ganar el juego? (Todos Por México); ¿Por qué el equipo cuyo capitán es beisbolero hace estrategia con los evangélicos? (Juntos Haremos Historia); esto es un partido de fútbol, no hay que equivocarse, pero las alianzas van y vienen.


Fuente: Staff OchoTv.com (marzo-2018)

Los espectadores también se ríen, se enojan, se emocionan y uno que otro hasta se esperanza con los jugadores; sin embargo, observan a los integrantes de los equipos y piensan que en temporadas pasadas ni siquiera se podían imaginar esas alineaciones, pero las estrategias ganan, aunque no necesariamente el campeonato. Desde esta ventana, llamada Morelos, también se percibe un escenario dramático; en el calentamiento de este partido aparecen jugadores que han estado en la escena morelense desde hace mucho tiempo, vemos diversidad de actores, incluso están los que conocimos con una playera y que hoy traen otra de color diferente.

El partido de fútbol que se juega en Morelos tiene una alineación deprimente, las estrategias que en el juego presidencial se echaron a andar aquí ni siquiera se intentaron; por ejemplo, el montaje de Por México al Frente, fue un proceso fracturado que resultó en: Por Morelos al Frente con el equipo blanquiazul, y Juntos Por Morelos con el conjunto amarillo; Todos Por México también se dividió y desde las trincheras turquesas, verdes y tricolores lanzaron sus apuestas; Juntos Haremos Historia, parece un juego de villanos, donde la candidatura de Cuauhtémoc Blanco (Partido Encuentro Social), figura como el precio a pagar de la alianza en los equipos que buscan el campeonato mayor, la Presidencia de la República. En ese sentido, es posible hilvanar las historias y particularidades de todos los candidatos sin importar el equipo y casaca que traigan; sin embargo, es necesario comentar que para ahorrar tiempo y espacio solo nos enfocamos en personajes que en la escena teatral han despuntado por sus mayores ocurrencias.

 

EL ESTADIO

En Morelos, el público ansioso espera ver el partido de fútbol; el sonido local va anunciando las alineaciones, primero van los jugadores a nivel municipal, le siguen otros más para las diputaciones y senadurías y, por último, algunos elementos de los equipos que aspiran a la gubernatura.

El eco de esos nombres retumba en el graderío; de pronto, se escucha una voz efusiva: “con el número uno, el tricolor Aristeo Rodríguez de Tlaltizapán”, los espectadores se ponen de pie, ven al jugador, revisan su historial y sí, en efecto, quiere ganar el campeonato municipal; pero su trayectoria habla de diversos equipos en los que ha figurado. A su vez el jugador ahora tricolor muestra sus mejores técnicas para dominar el balón, lo patea, lo consiente, y tal parece que tiene experiencia; aunque ello no implica que sea el mejor elemento para la contienda, basta con que los espectadores hagan memoria. De pronto, entre la muchedumbre del estadio se escucha:

¡Claro! Él ya ha jugado en esta cancha, pues fue diputado local por el distrito X Tlaltizapán-Zacatepec (LIII Legislatura - H. Congreso del Estado de Morelos), y ahora lo vemos otra vez.

Efectivamente, este elemento se ha caracterizado por su gambeteo intenso y su gracia (in)necesaria: para mayor evidencia está lo ocurrido en Tlaltizapán durante el aniversario luctuoso de Otilio Montaño, personaje ilustre de la Revolución Mexicana, y donde el ahora candidato se atrevió a pensar en voz alta y comentar:

“Voy a pecar en este micrófono, Zapata era priísta señores, y se los voy a decir por qué: sus ideales no se han terminado en la lucha de cada campesino, de cada ama de casa, el PRI creó las instituciones por esa sangre derramada. Zapata creó una institución, una institución revolucionaria que le dio vida, trabajo y tierra, y [es] dónde vivimos, la gente de su pueblo, la sangre derramada hace muchos años […] no debe de quedar en vano” (Aristeo Rodríguez, 2017)

Tremenda inocentada la del jugador, ya parece una declaración anacrónica, ridícula e inverosímil, donde lo único que se busca son reflectores; sabemos que para los equipos de fútbol es fácil llamar la atención de la prensa deportiva, así alardean sus victorias y otros tantos, y tal como pasa con este elemento tricolor, compiten por decir tonterías; así, como respuesta ante semejante afirmación, Alejandro Machuca, corridista de Tlaltizapán cantaría:

“Miliano, Miliano, te vengo buscando, no te conozco. ¡Yo soy Emiliano Zapata! ahora vivo en el papel, se los digo otra vez, no caminen al revés. Lucha, lucha mexicano, cópiale al japonés, no te duermas otra vez […] muchas veces me da risa, pero más me da coraje […] que deveras no hay aquí gente que quiera a su pueblo, esperen que resucite para mocharle los… dedos. (Alejandro Machuca, 2018)


Fuente: Raúl García (octubre-2017)

Pero bueno, las terribles noticias en nuestro partido de fútbol no cesan, parece que hay más de donde hilvanar, cuando el sonido local del estadio sigue con la alineación: “con el número dos, por el equipo de Morena-PES-PT, José Luis Borbolla”; de nuevo el público se alebresta y recuerda a este personaje como el dirigente del Partido Encuentro Social en Morelos; y sí, va por el campeonato municipal en Cuernavaca. De inmediato, en el graderío se escucha “con el número dos, con el número tres, Gilberto Alcalá, por el mismo equipo”, y ¡también resulta que va por la capital de Morelos por la misma alianza!; este último jugador es el claro ejemplo de un “villamelón/pecho frío”, término que refiere al jugador/aficionado que cambia de equipo con mucha facilidad, pues Alcalá, del blanquiazul, donde fue diputado local (2006-2009), ahora se deja ver con otra casaca.

El partido se calienta en la cancha; pero un duelo intenso se percibe en el interior de ese equipo, pues desde el palco de Morena-PES-PT traen tremendo duelo, parece que no hay acuerdos y eso ya faltado los últimos minutos para que este partido culmine, de modo que el sonido local y el equipo mismo no se ponen de acuerdo para nombrar un jugador en esta contienda municipal.

Los nombres del encuentro se siguen barajeando, los equipos ya han apostado por sus mejores, peores o simples jugadores municipales en Morelos; no obstante, hay escenarios particulares en donde se busca repetir las maniobras para hacerse del campeonato, siendo Yautepec el ejemplo más revelador, donde es común proponer una alineación parecida cada trienio, y con los Agustín Alonso, padre e hijo, ya se hizo familiar detentar el campeonato municipal desde el 2012, el mismo que ¡otra vez! persiguen. En nuestro estadio los cánticos someros de la afición parecen escucharse, pero no pasan de ser meras voces aisladas con el clásico himno de “sufragio efectivo, no reelección”. Estos reclamos denotan lo desastroso que es imaginar que de los 33 municipios de Morelos, en por lo menos 15 de ellos los alcaldes se atreven a postularse para la reelección por tres años más.[1]


Fuente: Tiempo Real (agosto-2017)

El público se cuestiona las alineaciones en los municipios y las rechiflas se escuchan en el estadio, pero el partido sigue su marcha y el graderío está de pie, en espera de que el sonido local se digne presentar otros jugadores y sus posiciones, los senadores.

Entonces se oye por el altavoz, “Con el número cuatro, en el equipo turquesa, Ángel García Yáñez”. Y acerca de Yáñez, quien es diputado federal por el V distrito, desde las tribunas se revisa su historial; se asoman sus toros y caballos que en cada fiesta de las comunidades van desfilando, en fin, es un ganadero. Pero momento… entre las jugarretas de este elemento, siendo la más notable la cometida en la LXIII legislatura de la Cámara de Diputados a nivel federal, donde lanzó la iniciativa de renovación de la cédula profesional cada seis años, argumentando que los mexicanos merecíamos servicios de calidad y para lograrlo era necesario que se “certificaran” sus conocimientos sexenalmente, es decir, más burocracia y nuevos impuestos como solución, y además mencionó: "quienes no acudan a la certificación de estudios estarán impedidos para seguir ejerciendo la carrera" (García Yáñez, 2017).

La iniciativa se ahogó en el Congreso, pero los aficionados reclamaban al jugador su bajo rendimiento y él aseveró que, con la preparatoria como su máximo nivel de estudios, le bastó para ganar el campeonato de presidente municipal de Zacualpan, luego como diputado local, luego como diputado federal y ahora, tal como ha sido ya anunciado en el estadio, compite en el juego pues… por una senaduría.

Y si bien lo anterior le parece una burla a la afición, resulta que aún hay más en las alineaciones burdas por esta posición que es la senaduría. El sonido local informa: “salta al terreno de juego la jugadora amarilla número cinco, Hortensia Figueroa Peralta, de Jojutla”, los ánimos ya se han puesto intensos, pues vaya que tener jugadores de este calibre sí que es un problema.

Desde el graderío recuerdan a esa jugadora sureña, le gritan lo maleta que es para dominar el balón, sus jugadas y gambeteo son interesantes, pero también ocurrentes e improvisadas, parece que tiene experiencia, y sus palmarés acumulados incluyen la diputación local (2009-2012) luego la presidencia municipal de Jojutla (2012-2015) y nuevamente la diputación local (2015-2018). Sin embargo, su trayectoria es recordada entre la afición y hay molestias, se cuestionan cómo puede estar sobre el terreno de juego con todo y sus particularidades; el público le reclama su soberbia como presidenta municipal de Jojutla, pues en el 2014 su administración se atrevió a proponer un impuesto nada menos que para los limpiaparabrisas del primer cuadro de la ciudad, tal vez para evitar que se convirtieran en magnates, de modo que pasaran de la informalidad a la formalidad como trabajadores, y la cuota que debían cubrir era de $5.00 pesos diarios, por lo que el “permiso” para laborar en los cruceros costaba… $150.00 pesos al mes. Asimismo, con esta jugadora y su cabildo se dio el caso de las fosas de la fiscalía en Jojutla, un escenario similar a las fosas de Tetelcingo, y respecto a lo cual Hortensia Figueroa se ha limitado a declarar nada menos que “todo está en regla”… ¿en cuál?

La presión en el estadio está a tope, unos piensan que los nombres anunciados para las senadurías en Morelos son aberrantes, otros ya ni siquiera creen que sea oportuno seguir presenciando el partido, hay desilusión, enojo, rabia, y si los medios deportivos dicen que “la afición manda” y es el “motor de los equipos de fútbol”, eso sólo parece en el papel, pues no conciben cómo se atreven a insultarlos de tal manera.

La desilusión se apodera del estadio; hay un silencio espantoso, no se sabe qué esperar, el público se sienta, mueven los aficionados la cabeza en señal de desaprobación, unos han decidido abandonar el recinto. No obstante, el sonido local, también cansado, se dispone a anunciar los últimos nombres, pues siguen los jugadores por la gubernatura y se escucha: “Con el número seis, por Morena y amigos, Cuauhtémoc Blanco Bravo”, y entonces de la nada, el público salta de sus lugares, lo que parecía un estadio muerto se esfumó, llegó un jugador que genera emociones; su trayectoria oficial está cubierta de glorias, sus jugadas y su elegante trato al balón lo denotan. Pero todo lo bueno no es para siempre, la carrera de este elemento ha decaído, el público recuerda su andar por dos equipos en los últimos años, desde su fichaje con el Partido Social Demócrata (PSD) y su tropezado campeonato municipal en Cuernavaca en el 2015, hasta las peleas que en el vestidor lo llevaron a salir del equipo y a rumorar el jugoso contrato con el que llegó a reforzar el PSD.

En el historial de Blanco Bravo se destaca su negociado traspaso al Partido Encuentro Social (PES), mismo que en alianza con Morena y PT, designaron para que luche por el campeonato gubernamental en Morelos. La afición conoce la técnica futbolera de Cuauhtémoc, pero sabe que eso no basta para ganar; es necesario, dicen: “saber sus intenciones, quién lo dirige y por qué quiere coronarse campeón”, y si tal vez es fácil manejar el balón con los pies, lo difícil es conectar y entrar en sincronía con la cabeza y hacer las jugadas maestras que el público espera, y justo por esa razón todos se preguntan si este jugador es el indicado.

Este partido se pone mejor, o peor, los espectadores impacientes esperan los siguientes elementos de la contienda, cuando de nuevo los altavoces anuncian “salta al terreno de juego con el número siete Alejandro Vera, el turquesa”, Vera se acerca al animador del encuentro y le pide corroborar su alias, porque es parte esencial de la jugada, y menciona: “soy el (ex)Rector”. Pero bueno, el público lo percibe como un contendiente más por el campeonato, y es el mismo personaje que comandó la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

De pronto, desde la tribuna le gritan “no que no…”, todos voltean y asienten con la cabeza, recuerdan las reiteradas declaraciones de este jugador en un programa deportivo, cuando el conductor le preguntaba: “Por último, ¿usted quiere ser gobernador?”; el ahora jugador Alejandro Vera, respondía: “no, en lo absoluto, no quiero administrar el infierno ni robarle su negocio manchado de sangre”, en alusión a los enfrentamientos que sostuvo con Graco Ramírez, gobernador de Morelos, y donde la universidad, académicos, alumnos y todo el personal cargaron con el pleito de una u otra manera.

Las últimas alineaciones se dejan escuchar en el estadio: “Con el número ocho Rodrigo Gayosso Cepeda, el amarillo”… el graderío no presta mayor atención, pues saben que este elemento significa la continuación de un proceso desastroso, el de su padrastro Graco Ramírez, que tiene sumido a Morelos en la inseguridad y las desigualdades sociales que hacen efecto en nuestro andar. Este escenario es incierto y descarado; la corrupción, la burocracia y el cinismo que acompañan a este jugador y su equipo son más que evidentes: deudas históricas para el estado; la creación de una policía alejada de las comunidades, es decir, un Mando Único que en teoría brinda seguridad pero que en la práctica opera como una verdadera mafia; el atropello contra los campesinos y comunidades del oriente con la Termoeléctrica, su Acueducto y su Gasoducto. Además de esto, las consecuencias del sismo del pasado 19 de septiembre resaltaron la soberbia con la que ellos actúan, haciendo de la tragedia un espacio político para el saqueo, la burla, el espectáculo y el endeudamiento mayor para Morelos.

En el estadio la afición ya está cansada y no sabe qué más esperar, cuando el último elemento que ingresa al terreno de juego es anunciado, “el tricolor Jorge Meade Ocaranza, con el número 9”, quien pasa desapercibido, y su trayectoria, si bien es amplia, es más de lo mismo. Para este jugador también hay gritos de desprecio, le recuerdan su reacción al cuestionarle su opinión sobre qué era lo que le evocaba una imagen fuerte para nuestro estado:


Fuente:  Héctor Raúl González (mayo-2018)

Y ante esa imagen, Meade Ocaranza se limitó a decir:

“Zapatos, zapatos […] yo diría que todos los mexicanos y mexicanas jóvenes tuvieran buen calzado, te digo pues no entendí, bueno zapatos tacones…

y unos momentos después afirmó:

“ah, ah perfecto ya entendí, yo no me explico bien y ustedes no me entienden más. Bueno, terminar, terminar con el feminicidio en Morelos, ya te entendí, bueno perdonen, pero no entendí” (Jorge Meade, 2018).

¿En qué planeta hay que vivir para no entender la magnitud de una imagen tan lamentable como la de los feminicidios?, ¿Qué se toman, qué comen o qué aspiran esos jugadores para descontextualizarse de la tribuna?  Resulta repulsivo que alguien que busca el campeonato gubernamental no tenga la mínima idea de lo que habla. Aquí la ironía no cabe ante declaraciones tan desafortunadas, pues solo hay lugar para el coraje: ¿Cómo es posible que el jugador que busca una victoria tan importante, no esté al tanto del escenario que le dejan, cuando en 5 años se han registrado 391 feminicidios en el estado?[2]

No hay para dónde orillarse, nuestros jugadores no dan una, a veces las ruedas de prensa, el exponerse ante los ojos de otros evidencian la realidad ficticia en la que los directivos, los equipos y los jugadores creen que viven; la afición está a punto de salir del estadio, ya no aguanta más burlas, y se preguntan: ¿es necesario tanto cinismo?


Fuente: Súper Hincha (abril-2015)

Para cerrar, la afición abandona el estadio, no ven el sentido de quedarse, sobre la cancha está la alineación más deprimente, el partido de fútbol al que nos convocaron parece mero trámite, además indican el juego de siempre, se persigue el mismo trasfondo, donde “todo sistema de poder es un dispositivo destinado a producir efectos, entre ellos los comparables a las ilusiones que suscita la tramoya teatral” (Balandier, 1994:16). En efecto, mientras el público va por los pasillos del recinto buscando la salida, imagina una y otra vez que esos jugadores lo único que buscan es lugar en una estructura que les permita ejercer el poder y desde ahí seguir el espectáculo, seguir con sus ocurrencias, seguir pateando el balón, seguir como si la tribuna no importara. 

Nuestro estadio está cuarteado, los espectadores se han ido, no se sabe el marcador del partido de fútbol que ya se disputa, pero lo que sí imaginamos es el sentir de la afición; como diría Juan Villoro: México, en el momento actual, se define con dos palabras: despojo y desconfianza, pues la esperanza en México está en bancarrota; hay una degradación, una falta de expectativas, y lo hemos visto evidente conforme el sonido local de nuestro estadio, Morelos, fue anunciando los jugadores; no hay espacio para nada, porque hasta la esperanza ha sido despojada (Lafuente, 2018).

La moneda está en el aire; sin embargo, lo que es evidente son las palabras de un taxista en un día cualquiera en Cuernavaca:

“Son como la selección mexicana, juegan como nunca, pero pierden como siempre; ellos prometen como nunca, figuran que te ven, que te escuchan, pero nos chingan y se ríen… ¡como siempre!”

Aunque él no ha podido ir al estadio y escuchar la alineación en Morelos, porque su trabajo y la gasolina no se lo permiten, está al tanto del partido, y entiende que lo único que queda es esperar, ¿pero esperar qué?, no lo sabemos, pero hay que intentarlo.

 

Referencias:

 

[1] Por la alianza PRD-PSD: José Manuel Agüero Tovar, en Jiutepec; Israel Andrade Zavala, en Jonacatepec; Hugo Bobadilla Gutiérrez, en Ocuituco; Agustín Alonso, en Yautepec, y María de Jesús Vital Díaz, en Totolapan. Mientras que por el PAN-MC: Esteban Hernández Franco, Atlatlahucán; Luz Dary Quevedo Maldonado, en Tetecala, y Francisco Érick Sánchez Zavala, en Yecapixtla. Por su lado el PVEM (verde), Cesar Augusto Franco Pérez, en Coatlán del Río; José Fernando Aguilar Palma, en Emiliano Zapata, y Alfredo Sánchez Vélez, en Tepalcingo. Por el PRI: Jorge Miranda Abarca, en Amacuzac, y Alberto Sánchez Ortega, en Xochitepec. Por último, El Panal (turquesas): Antonio Cruz García, en Huitzilac; y el Humanista, Juan Felipe Domínguez Robles, en Jantetelco (Flores, Guadalupe [2018, mayo 21] “Van 15 de 33 ediles por reelección”. [En línea] El Heraldo. México. [Fecha de consulta: 31 mayo 2018). Recuperado a partir de: https://heraldodemexico.com.mx/estados/van-15-de-33-ediles-por-reeleccion/

[2] Morelos, Rubicela (2018 marzo 8) “Con Graco Ramírez, 391 feminicidios”, [En línea] La Jornada. México. [fecha de consulta 01 junio 2018]. Recuperado a partir de: http://www.jornada.com.mx/2018/03/08/estados/031n2est