Número 7
14 Conclusiones El capitalismo desde su nacimiento y a lo largo de estos siglos, se ha constituido y desarrollado en dos dimensiones inseparables e interrelacionadas, indi- solubles y contrapuestas: a).- Como estructura de clases dentro de los Estados nacionales, a partir de la cual se establece un sistema de hegemonía y tiene lugar la dominación y la resistencia de las clases sub - alternas; y b).- Como sistema mundial entre naciones que da curso a las distintas estructuras de explota - ción colonial, neocolonial e imperialista. De esta manera, si la acumulación de capital es universal, la forma nacional de dominación da su particularidad histórica y su geografía; esto es, su matriz espacio temporal. Como Leopoldo Mármora expresó: “El capital sólo puede existir en forma de muchos capitales individuales que sólo realizan su determinación interna cuando se encuentran y relacionan entre sí en el mercado libre. Esa contradicción entre el carácter universal de la temporalidad capi- talista, por un lado, y la necesaria existen- cia del capital en forma de muchos capi- tales individuales, en relación de reciproca competencia y por lo tanto refractarios y hostiles entre sí, por el otro lado, condicio- na la necesidad del estado nacional bur- gués. Solo en él y a través de él se logra la unificación y universalización definitiva de la temporalidad capitalista.” (p. 107). En esta relación contradictoria y complemen - taria encontramos las tendencias universalistas, integracionistas, globalizadoras o mundialistas ver- sus las tendencias particularistas, diferencialistas o segregacionistas del capitalismo que se expresan también al interior de las propias fronteras nacio - nales. Los Estados nacionales son el anclaje del ca - pitalismo; la mediación entre estas dos tendencias. Foto de Anna / Aurefiction. tomada de deviantart. com
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