Número 7

30 El ombligo El ombligo es un marcador corporal del que forma - mos parte de los mamíferos placentarios, aunque nos diferenciamos, por haberlo simbolizado en ri - tuales de sanación y en códigos estéticos de decora - ción, así como en tradiciones eróticas y amatorias. El ombligo de Venus es el nombre que recibe una planta europea por la forma que revisten sus hojas. Sin embargo, en el imaginario de muchas socieda - des no modernas, el ombligo simboliza el centro del mundo y es identificable con un espacio de poder, lo fue tanto para los Incas como para los aztecas, así como para muchas otras sociedades de otros con- tinentes y tiempos pretéritos. No podemos afirmar que el ombligo como símbolo, sea considerado un universal cultural, salvo que aceptemos su variabili - dad de sentido. El ombligo en el Kama Sutra , es significado por generar una “sensación especial de tocamiento” del cuerpo femenino. 12 Otros sentidos más vinculados a la energía y a la vida aparecen en las cosmopercep - ciones amerindias. Un mito andino peruano recogi - do por fray Antonio Calancha menciona una violenta disputa entre la deidad solar y Pachacamac por crear a los seres humanos (runas). Pachacamac crea la pri - mera pareja, y la deidad solar engendró con su falo y su ombligo a Vichana. Aquí cortamos el relato mítico, para subrayar que el andrógino dios solar, ha reali - zado una equivalencia simbólica entre su ombligo y la vagina, frente a su falo. 13 Otra versión, recogida por un jesuita en 1617, presenta una variante, pero que no cambia al ombligo como eje receptor de la fecundación solar que da origen a Vichana o Villama. En esta versión, el ombligo había sido enterrado por la deidad solar al nacimiento de su hijo del vientre de una vieja recolectora de raíces en tiempos de aguda sequía. El vástago fue muerto por su rival Pachaca - mac dejando desconsolada a su madre. El dios sol enterado de su muerte, desenterró el ombligo y lo 12  (Kama Sutra, 2005: 60). 13  García Escudero, 2010: 474). fecundó dando origen a Vichama. 14 En los mitos y las creencias amerindias, el ombligo también apare - ce vinculado con la genitalidad masculina. Entre los huaves de San Mateo del Mar en Oaxaca, deciden las dimensiones fálicas apropiadas, cortando el muñón a una distancia equivalente entre la que existe en - tre el dedo pulgar y el índice, mientras que para las mujeres, se fija como medida, la distancia existente entre el dedo pulgar y el medio. El muñón se rein - troduce en el abdomen para determinar el tamaño y la forma de los genitales, quedando fuera sólo la envoltura seca que se desprenderá. 15 Alfredo López-Austin en su enjundiosa obra Cuer- po humano e ideología: las concepciones de los anti - guos nahuas , le asignó un lugar privilegiado al ombligo en la cosmovisión mesoamericana. El ombligo es con - siderado por los nahuas una de las siete oquedades del cuerpo humano, caracterización que guarda vin - culación con el mito de origen de las siete cuevas. 16 Filolao de Crotona (470 – h. 385 a.n.e.) filósofo pitagórico griego, le atribuía al ombligo constituir uno de los cuatro principios que modelan al animal racional. En su orden de enunciación, el ombligo apa - rece después del cerebro y el corazón y antes de las “vergüenzas” presidiendo “el enraizamiento y creci - miento del embrión.” 17 Interesante asociación, gra - cias a la cual, el ombligo implícitamente remite a la unidad orgánica con la madre. En la tradición judaica - al decir de Mircea Eliade- está presente la siguiente analogía sobre el ombligo: “Así como el embrión cre - ce a partir del ombligo. Dios ha empezado a crear el mundo por el ombligo, y de ahí se ha extendido en todas las direcciones.” 18 La cartografía lunar del cuerpo femenino incluye también al ombligo. En la tradición cristiana occiden - tal, el ombligo de la Sulamita como referente lunar 14  (García Escudero, 2010: 77). 15  ( Signorini, 1979). 16  (López Austin, 1984: 173). 17  (García Bacca, 1991:302). 18  (Eliade, 1998: 37).

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=