Número 7
35 fraile del monasterio de Cuernavaca fue enviado a Castilla. 8 Podría pensarse que el primer monasterio fue pequeño, como en Yecapixtla y Tlayacapan, de acuerdo a las condiciones de conquista como se ha mencionado y, posteriormente más grande y defini - tivo, como correspondía a la importancia del lugar. Todo parece indicar que el monasterio adquirió relevancia y fue habitado por frailes notables, como Herrando de Leva, Motilona, Agustín de la Coruña y otros, que dejaron tradiciones diver-sas en el siglo XVI; con lo que podemos deducir la importancia de este convento en los intentos y finalmente el paso hacia las Filipinas. Los murales En diferentes épocas el monasterio fue decorado con pinturas murales: primero con sobriedad, des - pués con mayor profusión, reutilizando el espacio. En el siglo XVI, los frailes enseñaban a los hijos de los principales no sólo la religión sino también aquellas cualidades que según Erasmo debía tener el dirigen - te de un pueblo mientras los propios evangelizados decoraban los muros; en el proyecto mendicante de sociedad cristiana colonial, los hijos de los señores antiguos asumirían el gobierno de los pueblos me - soamericanos. Con las restricciones a los monaste - rios de la segunda mitad del siglo XVI por parte de la Iglesia institucional se incrementa la decoración de los muros con la pintura mural. La segunda pintura mural fue la del Mártir Mexicano San Felipe de Je - sús. Llama la atención no sólo su monumentalidad sino también la temática pictórica. El mural se refie - re al cumplimiento de la sentencia de muerte que Taycosama dio a conocer, en Osaka, el 18 de enero de 1597 contra los cristianos y dice en su parte subs - tancial: “por cuanto estos hombres de Filipinas con título de embajadores, se dejaron quedar en Kyoto, predicando la ley de los cristianos que yo prohíbo los años pasados, rigurosamente, mando que sean 8 GOMEZ OROZCO 1943,7-9 ajusticiados y juntamente con los japoneses que se hicieron de su ley; y así estos veinte y cuatro que - darán crucificados en Nagasaki...”. 9 Las escuelas de los jesuitas en el Japón desarrollaron las habilidades artísticas de los alumnos. Es probable que los mu - rales ofrezcan el trabajo de algún hermano nativo o alguno muy compenetrado del arte oriental y de los padres del convento que habían visto pasar a los padres mártires compañeros Pedro Bautista, Martín de la Ascensión, Francisco Blanco de Felipe y Fran - cisco de San Miguel por el convento de Cuernavaca rumbo al martirio, conjuntaron la monumentalidad con el sentimiento que les despertó. En la historia La explosión del barroco contrareformista alcanzó al monasterio. Como mas tarde menciona Rivera Cambas: 10 “la iglesia tiene buenos retablos y alta - res... Al lado norte del Evangelio, existe la capilla mayor, hay otra nombrada de la Santa Cruz, allí están, entre vidrieras, unos maderos con cruces bien formadas, las que según refiere la tradición, aparecieron en un zapote blanco partido por un in - dígena; el Padre Betancourt atribuye las cruces a causas naturales, y opina que cuando era tierno el árbol pueden haberlas formado en el tronco y al en - grosar éste quedar cubiertas: el hecho es que cada año, el día de la festividad de la Santa Cruz, eran sacadas procesionalmente cuatro cruces en núme- ro igual de trozos.” La arquitectura vernácula con sus muros blancos y sus techos rojos hicieron juego a la aguas cristalinas que rodaban por las caños en las calles y cruzaban las calle por varios acueduc - tos -de primoroso artificio- Con esto se despertó la imaginación para construir numerosas leyendas como la de Tlaltenango, la de los túneles, los apa - recidos y otras más que todavía recientemente es - cuchábamos de boca de los abuelos. Entretanto la construcción del monasterio fue tomando la forma 9 L. ISLAS GARCIA 1967,55 10 MEXICO...1974,III/233
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