Número 13
38 ticolonialista y revolucionario podía reconciliarse a su modo, con la imaginación. Pero sobre estas ex - periencias hubo disensos en el seno de la UCSAYA y de la izquierda latinoamericana y mundial. En 1927 podemos encontrar varias lecturas encontradas en el seno de la Internacional Comunista sobre la cues - tión china, también posicionamientos orientalistas nativizados en la región, como el formulado por Víc - tor Raúl Haya de la Torre, quien postulaba hacer del APRA un Kuomintang latinoamericano. La UCSAYA no fue ajena a estas preocupaciones. Fue en este contexto en que el mexicano Luis Sánchez Pontón en su artículo “Oriente contra Occi - dente”, recuperó para la agenda de la UCSAYA y de los lectores de La Batalla la cuestión china. La encaró en una coyuntura candente del proceso revoluciona - rio signado tanto por los bombardeos de Nankin por parte de las potencias europeas, como por el viraje de Chiang Kai Shek hacia la derecha. Sánchez Pontón con - denó la agresión imperialista a la ciudad de Nankíng, así como las maniobras diplomáticas de las potencias europeas para concertar un pacto con Chiang Kai Shek a condición de que rompiese el frente unido con los rojos. Chiang So Ling, quien tenía el mando en la ca - pital china, quedó sorpresivamente sin el respaldo de las potencias europeas. Pragmáticamente vieron en el liderazgo de Chian Kai Shek y sus tropas del Kuo - mintang un mejor prospecto en el corto plazo, sien - do prontamente correspondidos. Lo relevante de la lectura de Sánchez Pontón son las conclusiones que extrae de su análisis de la cuestión china a principios de 1927, comparando al líder chino con Kerensky. “No debe extrañarnos demasiado; en todas partes hay Chiang Kai Sheks de esta clase.” Y agregó: “Y esto, que puede parecer política hábil, es lo que precisamente calificamos de torpe. Por - que la escisión del partido nacionalista dará mayor vigor a sus elementos radicales y por - que, si va huyendo de la influencia rusa, más pronto caerá en ella, cuando el pueblo des - confié de sus propios líderes y vea que en sus manos está en peligro la misma revolución”. 21 El prisma oriental no se revelaría como tal en el escrito de Sánchez Pontón si éste no hiciese un puente con la cuestión latinoamericana. Efectivamente, el au - tor intuyó en perspectiva que las fuerzas imperialistas y reaccionarias en China serían derrotadas, de manera análoga a como él y los latinoamericanos deseaban y veían posible el éxito del “movimiento libertador de nuestra hermana Nicaragua”. 22 La clave de autoctonía político-cultural buscada por el mexicano anclaba en tierras nicaragüenses bajo el liderazgo de Sandino. El peruano Jacobo Hurtwitz (1901-1973) también dijo lo suyo sobre el nuevo curso de la revolución en China tras la toma de Cantón por el ala roja del Kuomintang. La toma de Cantón no la percibió como un experimento “bolchevique”, sino como una etapa avanzada del proceso antiimperialista chino, inde - pendientemente de que los rojos tuviesen su lideraz - go. No obstante que el peruano militaba en las filas del APRA desde su fundación en 1926, se distanció de Haya en su manera de leer el papel de la pequeña burguesía en el seno del Kuomintang. Coincidía con Sánchez Pontón en que la escisión del Kuomintang fue inducida por las potencias imperialistas en las vulnerables filas de la dirección pequeño burguesa de Chiang Kai Shek. Veía en la fractura de esa mixtu - ra entre partido y frente, que era el Kuomintang, la confirmación de una tesis cominternista: “La pequeña burguesía de China, igual a la pequeña burguesía de todos los países del mundo, se ha desencaretado una vez más. El temor de un posible gobierno proletario les hace volver las armas contra los propios nacionales. Así la burguesía capitalista y la pequeña burguesía traban alianza constitu - yendo el frente único contra la justicia. (…) 21 Sánchez Pontón, Luis, “Oriente contra Occidente”, La Batalla (México), Nº 2, 11/5/1927, p. 6. 22 Idem.
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