Número 33

38 ¡ALTO A LA VIOLENCIA DE ESTADO Y DEL CRIMEN ORGANIZADO! ¡ALTO A LA COMPLICIDAD CON EL CRIMEN ORGANIZADO! ¡BASTA DE CORRUPCIÓN! ¡BASTA DE IMPUNIDAD! Estudiosos del pasado y presente de México, vemos con profun- da indignación cómo en la actual etapa “democrática” se repiten las ominosas acciones que en los años sesenta y setenta del siglo pasado caracterizaron la política de los gobiernos federal y algunos estatales contra luchadores sociales, trabajadores, periodistas, es- tudiantes y el pueblo en general; orientación que desde entonces criminalizó la protesta social. También permanecen el encubrimien- to y la impunidad ante las desapariciones forzadas, las torturas y los asesinatos selectivos o masivos perpetrados o tolerados des- de los poderes públicos contra la población civil. Hoy observamos, con mucha preocupación, un ensañamiento contra los jóvenes; son ellos las primeras víctimas de esta política de Estado. Las muertes de 22 personas en Tlatlaya -Estado de México- por elementos del Ejército Mexicano cuando las víctimas ya se habían rendido, así como los asesinatos de 6 personas en Iguala, Guerrero, cometidos por policías municipales y la desaparición forzada de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, son las atrocidades más recientes; crímenes de lesa humanidad que ya no responden a los colores de un solo partido político y que los conocemos gracias a medios de comunicación independientes y a las redes sociales que tienden a equilibrar la información y permiten trascender na- cional e internacionalmente. Pero el panorama no está completo si se excluye la cada vez ma- yor corrupción que permite el tráfico de influencias y el enrique - cimiento ilícito, delitos en los que participan funcionarios y repre- sentantes de diverso signo partidario. Aunado a esto, hoy en día se devela un nuevo factor: el crimen organizado, que utiliza el terror para someter psicológica y físicamente a la población y que para

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