Número 40

23 Los centros de acopio regional de plantas medicinales: otro escenario sociocultural Foto: P. Hersch M. de la colonialidad que implica la jerarqui- zación impuesta y naturalizada de seres humanos, de saberes, de lugares y de sub- jetividades (Restrepo y Rojas, 2010) o a su vez, las luchas de resistencia provenientes de la necesidad de sobrevivir y del empe - cinamiento identitario, se reflejan también en los términos de una medicina que en mayor o menor grado ha sido expuesta a condiciones de precariedad para su pro- pio desarrollo científico y tecnológico: ese mismo esfuerzo por hacer inteligible el uso de una planta o el padecimiento que mo- tiva ese uso, es a su vez aplicado para dar cuenta de que no hay un solo camino para generar y sistematizar el conocimiento, de tal forma que para señalar eso en el cam- po que nos ocupa, se han generado a su vez otros términos de utilidad, y así se nos remite a las etno-medicinas, las etno-far- macologías, las etno-nosotaxonomías y las etno-semiologías diagnósticas, como delimitaciones de enfoque que dan cuen- ta de saberes acosados por siglos de colo- nialidad, que en el devenir de los años se han ido reformulando para persistir, lejos de esquemas estáticos y de transferencias intergeneracionales mecánicas. De ahí que los actuales diagnosticado- res y curadores de esas medicinas a menu- do sincréticas, practicadas de los pueblos originarios y afrodescendientes, presentan rangos muy diversos de aculturación, con algunos de ellos consultando información por internet, mientras otros lo hacen aun atisbando granos de maíz colocados en una vasija, o haciéndolo en un vaso con agua donde han vertido el huevo luego de una limpia. Así, los motivos de atención incluyen terminologías y conceptos prove - nientes de la cosmovisión de esos pueblos, pero también, a menudo, provenientes de saberes incorporados paulatinamente. Se curan caxanes con caxancapatles y tlazoles

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