Número 40
24 con tlazoltomates , pero también disipelas que fueron alguna vez erisipelas, tropesías que fueron alguna vez hidropesías , disen- terías mecas, ojeaduras, aires de panteón, garrotillos , en un abigarrado conjunto de problemas susceptibles de una gradación y un ordenamiento inteligible, tanto para el curador como para su paciente. En cuanto al escenario socioambiental del abasto y la comercialización de plantas medicinales en nuestro país, cuyo origen sigue siendo predominantemente silvestre, con aún pocos ejemplos de plantas some - tidas a domesticación y cultivo, un caso significativo es el de la valeriana mexica - na, planta de efecto sedante y también de- nominada hierba del gato, por su intenso y desagradable olor. Esta planta ( Valeriana edulis ) no sólo tiene también un nombre importado, sino que la valeriana europea ( Valeriana officinalis ), siendo de la mis- ma especie, compite con ella: la primera contiene proporcionalmente más valepo - triatos y la segunda, más ácido valeriáni - co (Lorenz, 1990; Hersch, 1996:209-210). Ello nos remite a las definiciones de las propiedades de las plantas basadas en sus principios activos y no en la sinergia entre éstos. La valeriana mexicana y la europea se encuentran sujetas a la valoración dife - rencial que se hace de los efectos de sus componentes principales, lo que no es independiente de las variables que inter - vienen en su comercialización; es decir, la atribución de mayor efecto de uno u otro de los componentes llega a depender de la disponibilidad de la planta en el mercado (Uwe Schippmann, com. personal, 2003). Y son en efecto silvestres, es decir, eti - mológicamente provenientes de la selva, no casualmente, sino porque la farmacia moder- na, en su apuesta por los medicamentos de síntesis, excluyó por muchos años a las plan - tas como tales, y muchas especies mexicanas de uso medicinal no le eran de interés como fuente de “principios activos”, como para de - rivar en su producción sistemática. Es así que, como expresión de esa con - dición precaria desde el punto de vista in - dustrial, numerosas especies se encuentran insertas en circuitos sujetos a las particula- ridades inherentes a su origen, que ocurre de manera natural y sin cultivo, en el ám - bito de la espontaneidad, de lo no progra- mado, de lo no domesticado, lo precapita- lista, lo preglobalizado o lo comercialmente primigenio. La diversidad fisiográfica de México resulta entonces determinante en la estructuración refleja del sistema de provi - sión de las plantas al mercado. Así, las redes de abasto se basan en el aporte diferencial de los acopiadores regionales en este país, proveyendo a los circuitos centrales de comercialización la diversidad de especies vegetales que con - lleva también una diversidad terminoló - gica y donde encontramos una especie de fósiles vivientes, como es el caso del “nido de perico” o “comején”, que figuraba en la primera Farmacopea Mexicana (Academia Farmacéutica de México, pág. 28) apareci - da en 1846, y figura ahora como tal o como “comifén” también en la relación de exis - tencias de acopiadores locales y regionales en el suroccidente poblano en 1988, con - sistente en una formación de termitas que se desprende de los árboles, denominada también “comegé” y consignado como “habitáculos del Fermes luteum” y de uso vulgar “tónico” y “astringente” por el far - macéutico Agustín Guerrero (1925: 56), to - mado literalmente de la citada farmacopea. En ese circuito de los abastos y procesa - mientos premodernos, los términos acom- pañan a las transformaciones de las plantas, como sucede con las combinaciones prehis- pánicas de especies medicinales, recicladas hoy para ser introducidas al mercado; tal es el caso del tlanechicolpatle , compuesto que se utiliza para tratar afecciones de la mujer. El término de tlanechicolpatli denota preci- samente dos de las características más im - portantes del preparado, pues proviene del nahua tlanechicolli “cosas ayuntadas y re - cogidas, o amontonadas” (Karttunen, 1983: 284) y de pahtli , “medicina”. Este tlanechicolpatli, que acaba siendo vendido en las ciudades como “Ovaritón” u “Ovaricol” en una cajita de cartón, consti - tuye un ejemplo claro de las vicisitudes que
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