Número 48
20 Si bien esa cualidad centrípeta ha permitido a ese tipo de comuni- dades persistir en condición de marginalidad ante las fases anteriores de la economía política global con preeminencia en México y Améri- ca Latina, para contender por un espacio de supervivencia en la fase transnacional del capitalismo en la cual el modo de vida centrifugo es dominante a las relaciones sociales de producción y reproducción que se imponen a través de las dinámicas por las que la subsunción real del tra- bajo al capital opera, las comunidades originarias y campesinas tienen ante suyo la destrucción de las regiones de refugio en las que históri- camente habían sido orilladas a replegarse y en las que consiguieron persistir al recrear -no sin dificultades- sus condiciones de vida para el autosustento, transmisión y reproducción del modo de vida originario adaptado a las condiciones propias de la fase de subsunción formal del trabajo al capital. 26 Regiones de refugio de la población originaria y campesina, que desde la óptica de la inversión financiera se transfigura en regiones o zonas de reserva para el capital; zonas de reserva conceptualizadas como porta- doras de “capital natural” susceptible de la valorización en tanto apro- piación de trabajo, bienes y saberes para su circulación en el mercado ecológico de la sustentabilidad y la economía verde (Sarukhán, 2012: 24): La gobernanza ambiental abarca las reglamentaciones, prácticas, políticas e instituciones que configuran la manera en que las personas interactúan con el medio ambiente; asimismo, en el uso del término se transmite la idea de que la gestión (v. gr., de los bienes y servicios ecosistémicos), ya no es un monopolio exclusivo del gobierno sino que también es responsabilidad de otros actores […] la gestión de la con- servación y del uso del capital natural requiere fortalecer la vincu- lación de los distintos órganos de gobierno, así como la transparencia y los espacios de participación ciudadana en la búsqueda y aplicación de soluciones colectivas, para crear consensos que permitan armonizar las visiones, estrategias e iniciativas entre los distintos sectores de la sociedad […] La valoración del capital natural por toda la sociedad es central para evitar la pérdida de diversidad genética y de especies y poblaciones, la degradación de los ecosistemas y el agotamiento de servicios ambientales, los cuales se encuentran en una situación de creciente vulnerabilidad por externalidades derivadas de políticas públicas promovidas desde otros sectores (v. gr., productivo, turístico, energético) que no consideran los costos asociados a los impactos que generan ni las repercusiones en el bienestar social de la poblaci ón en el mediano y largo plazos. 26 Para Turner este representa el drama social dado entre las tendencias centrípetas y centrífugas en el proceso de cambio estructural; Cámara Barbachano menciona que estos son dos tipos ideales de organización: la organización centrípeta de contenido y simbolismo orientados a la preser- vación del orden “tradicional” basado en el colectivismo, y la organización centrífuga de contenido y simbolismo exterior, donde el individuo queda por encima de la comunidad, fuera de toda orientación para la pre- servación del orden “tradicional” (Fábregas, 1983:6-13).
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