Número 50
19 signados por sismos relevantes, los que nos tocaron vivir, y otros del siglo XIX, a través de los pareceres de Domingo Faustino Sarmiento y José Martí. La escena mundial y los sismos La mirada global acerca de estos eventos, ha sido solventadao en las últi- mas décadas a partir de la creación de organismos especializados, como el Centro de Gestión de Catástrofes y de Reducción de Riesgos Tecnológicos de Karlsruhe (Alemania) que realiza el seguimiento de sus diferentes ma- nifestaciones. Las catástrofes han puesto en agenda pública, la necesidad de políticas de prevención y asistencia. Lamentablemente los terremotos y otras calamidades, siguen siendo objetos marginales en las políticas guber- namentales en nuestro medio y, también hay que reconocerlo, tampoco la izquierda ha sabido ponderar con oportunidad y en toda su dimensión, la magnitud social de estas catástrofes naturales. A contracorriente merece destacarse el hecho de que historiar dichos eventos viene dando algunos frutos y ensanchando su horizonte, aunque queda mucho por investigar y mucho más por legar, tanto a los organismos asistenciales de nuestro tiem- po como, a la ciudadanía continental. El «presentismo», como ideología de la gestión asistencial, es infecundo. Recuperar la memoria histórica acerca de las catástrofes naturales y el comportamiento social frente a las mismas, sería de gran utilidad. Dicha historia, además de narrar los dramas de quie- nes padecieron esos eventos, documenta la ausencia, debilidad o negligen- cia de los gobiernos y de sus organismos asistenciales. Mirada la cuestión de las catástrofes, hay razones confiables que avalan la hipótesis de que la magnitud de los eventos y su impacto social tenderán a agravarse y a seguir borrando fronteras, sean sismos, huracanes, erupcio- nes volcánicas, incendios forestales, inundaciones, tsunamis o contamina- ción química o radioactiva. En la Organización de las Naciones Unidas 2 el tema asistencial ya for- maba parte de su agenda desde el año de 1971. Su relanzamiento se llevó a cabo a partir del 19 de diciembre de 1991, fecha en la que la Asamblea General de dicho organismo multinacional, aprobó el fortalecimiento de la Coordinación de la Asistencia Humanitaria de Emergencia. Sin embargo, la convocatoria a los estados miembros de sumar esfuerzos participando de las metas del llamado «Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales» dejó un saldo deficitario, magro. La limitación de este programa asistencialista radica en haberse cruzado con el injerencismo neocolonial estadounidense en Haití y con el apoyo militar de varios países del continente. La justificación entonces fue atender a la población afectada por un sismo de grado 7.3 que devastó las principales ciudades de ese país, la tarde del martes 12 de enero de 2010. Mucho más activo en nuestro continente se ha mostrado el Departamen- to de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea, im- pulsando un programa de asesorías y capacitación de servidores públicos de nuestros gobiernos que ya lleva un par de décadas. 3 2 Requena Hidalgo, Jesús y Mar Campins Eritja. De las catástrofes ambientales a la cotidiani- dad urbana: la gestión de la seguridad y el riesgo. Barcelona: Uniersitat de Barcelona, 2000. 3 Véase: Taller Regional DIPECHO América del Sur 2016. Sistematización de resultados . http://
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