Número 52
56 un desarrollo tecnológico idealizado, tomado como un fin en sí mismo y carente de una di- mensión ética fundamental. En ese contexto, “raza” y “primitivo” son dos palabras cargadas de una historia ignominiosa, pues sirvieron y aún se utilizan para justificar infamias y atropellos de muy diverso tipo. La di- visión de la humanidad en razas ha sido muy útil para las iniciativas de exclusión instrumentadas en todo el planeta, y el carácter de “primitivo”, atribuido a ciertas “razas”, ha nutrido el discurso autocomplaciente de quienes se consideran a sí mismos como “civilizados”, naturalizando la ex- plotación de los pueblos e individuos supuesta- mente incapaces de “civilización”, y llegando al extremo de ser justamente un elemento constitu- Los mecanismos clasificatorios amparados en la medición como procesos de exclusión social. Fuente: https://www.ogkochetkov.ru/publikacii/ detail/kak-otnositsja-cerkov-k-idejam-evgeniki/#.WrrcHOhuZ9M tivo del racismo académico, no del todo superado. El caso es que esos términos denigrantes a ve- ces parecieran tener algún grado de coherencia, al menos cuando topamos con ciertos grupos so- ciales que efectivamente, a pesar de nuestra era tecnológica, presentan algunos rasgos indiscuti- bles y categóricos de “primitivismo” entendido éste en su connotación más burda, propios a su vez, en efecto, de cierta subraza sin duda profun- damente nociva en términos ambientales, eco- nómicos y espirituales, como hemos de describir a continuación. La investigación etnográfica debe dar cuen- ta de éstos fenómenos, aunque no siempre sean agradables en sus implicaciones. Esta nota, que expone los avances de la investigación en cur-
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