Número 54

15 Esta distinción fundamental no sólo facilitó la coordinación en 1985, sino también, hizo posible que investigadores del INAH de distintas Direccio- nes y Escuelas plantearan un proyecto a las autori- dades de corto y largo alcance. En cambio, en 2017, desde las autoridades se plantearon tareas sobre todo inmediatas y con limitada coordinación en- tre diferentes instancias del INAH. Aunado a ello es notable otra diferencia: la perspectiva política vinculada al enfoque académico. Mientras que en 1985, junto con una conceptualización en torno al patrimonio cultural se formulaban acciones en de- fensa de la vivienda popular, en 2017, sin ninguna perspectiva política de ese tipo, y más bien centra- da en un abordaje meramente técnico, las acciones estuvieron encaminadas a dos tareas sustantivas: al registro de los inmuebles dañados para aplicar el Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fon- den) y el Seguro del INAH y, desde la Coordina- ción Nacional de Antropología, a la elaboración de un Protocolo integral para futuros siniestros. En 2017, después de acciones individuales o a partir de la participación en brigadas formadas desde la Coordinación Nacional de Antropología o el Sindicato Nacional de Investigadores, fueron significativos dos momentos. Por un lado está el mensaje dado a conocer el 27 de septiembre de 2017 a la comunidad del INAH por su director Diego Prieto, en el cual aludió a las secuelas del sismo acontecido ocho días antes. Habló del cui- dado, estudio, protección, divulgación y fortale- cimiento del patrimonio cultural de México y del papel que debe jugar la institución ante los daños que ha sufrido. En ese tenor, especificó la impor- tante tarea de concretar el censo de los inmuebles afectados y de su subsecuente restauración. Otro momento fue la Convocatoria a formar Brigadas multidisciplinarias en la reunión llevada a cabo el viernes 13 de octubre y convocada por la Coordinación Nacional de Antropología. Con la presencia de las autoridades de la misma Coordi- nación y de la Secretaría Técnica, Aída Castilleja, junto con una restauradora y un arquitecto, ade- más de la participación de los brigadistas, se hizo un primer diagnóstico del impacto de los sismos sobre el patrimonio del país. Sin cuestionar como tarea sustantiva del Insti- tuto la conservación y la restauración, para algu- nos investigadores era importante también subra- yar la perspectiva antropológica y abarcar el “uso social” del patrimonio y los pueblos y los grupos sociales más allá del estado de los inmuebles, tal cual se encuentran suscritos en la Ley Orgánica. 4 Esa preocupación se vio orientada a la elabora- ción de un protocolo para eventuales siniestros, pero quedó trunca la formación y continuidad de brigadas multidisciplinarias y a su vez las accio- nes de los brigadistas quedaron sin coordinación. Si bien la Coordinación Nacional de Antropo- logía a raíz de los sismos además del diseño de un protocolo de urgencia aprobó un proyecto al respecto nombrado “El quehacer antropológico del INAH frente a los desastres naturales” -en el cual participan activamente colegas del Institu- to- los investigadores ya no fuimos convocados por las autoridades como brigadas multidiscipli- narias. Este proyecto ha estado orientado a ela- borar talleres para hacer frente a subsecuentes siniestros, lo cual es fundamental, sin embargo, también lo hubiera sido integrar brigadas en efecto interdisciplinarias que hicieran un segui- miento y acompañamiento con las comunidades en el proceso de reconstrucción. 5 Sin menoscabo de la labor de los diversos espe- cialistas quienes realizaron el inventario de las afec- taciones a recintos culturales, edificios históricos, zonas arqueológicas y templos religiosos, y quienes hoy día están trabajando activamente en la restau- 4 En la Fracción VII del Artículo 2o se lee: “Efectuar investigaciones cien- tíficas en las disciplinas antropológicas, históricas y paleontológicas, de índole teórica o aplicadas a la solución de los problemas de la población del país y a la conservación y uso social del patrimonio respectivo”. Y en la Fracción X del mismo artículo se puntualiza: “Investigar, identificar, recu- perar y proteger las tradiciones, las historias orales y los usos, como heren- cia viva de la capacidad creadora y de la sensibilidad de todos los pueblos y grupos sociales del país”, (Ley Orgánica del INAH). 5 A un año del sismo, los antropólogos que formamos las brigadas multi- disciplinarias podríamos estar no sólo facilitando la gestión de la Institución, sino también dando cuenta del proceso de reconstrucción dede la pers- pectiva de los afectados. Un tema especialmente complejo además de las relaciones clientelares que han querido imponer las autoridades en los distin- tos niveles de gobierno, ha sido el privilegio del interés de las constructoras. En el caso de San Gregorio Atlapulco fue evidente el privilegio de la demo- lición sobre la reconstrucción; la mayor parte quería reconstruir sus casas, sin embargo, el apoyo económico exigüo para llevarlo a cabo, las orilló a demoler y tener que aceptar la donación de casas que han roto con el patrón de vivienda de la comunidad, las cuales además, han sido entregadas mal terminadas y defectuosas, como las otorgadas por Fundación Slim.

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