Número 54
21 Verdugo lo llama modelo biom é dico (Verdu- go, 2009:12), el cual considera la discapacidad como un problema individual asociado a un esta- do deficitario de salud, que requiere de cuidados médicos proporcionados en forma de tratamiento individual por profesionales y, por lo tanto, se promueven prácticas y discursos de cura, rehabili- tación o asistencia (Vázquez-Barquero, 2001:32). Por ser un tema muy amplio y complejo hasta el día de hoy no es posible tener una clara defini- ción de ella, aunque persiste un discurso domi- nante que la define. La categoría es determinada por varias instituciones, siendo que la mayoría de ellas retoma los elementos básicos de las defini- ciones médicas, existiendo así una cierta unifor- midad en los conceptos. La idea predominante de la discapacidad como tragedia personal, en la cual las experiencias de las personas se explican por la limitación funcio- nal, raramente coincide con la idea que las per- sonas tienen de su situación. La interpretación como tragedia personal hace hincapié en la inter- vención médica y refuerza la creencia de que no vale la pena vivir una vida así. Liz Crow, artista y activista, argumenta que esta interpretación, al igual que toda interpretación, es una mera cons- trucción social y por lo tanto mutable: La minusvalía no significa más que los aspectos del cuerpo de una persona que no funcionan o lo hacen con dificultad. Con frecuencia, este sig- nificado se amplía de manera que implique que el cuerpo de la persona y, en último término, la persona misma, son inferiores. No obstante, lo primero es el hecho; lo segundo, la in- terpretación. Si estas interpretaciones son cons- trucciones sociales, no son fijas ni inevitables y es posible reemplazarlas con interpretaciones diferentes, basadas en nuestra propia experien- cia de la minusvalía, en vez de con lo que nues- tras minusvalías significan para las personas no discapacitadas (Crow en Morris, 1996: 235). El interés por parte de las ciencias sociales hacia el fenómeno de la discapacidad se dio en décadas finales del siglo pasado. Es en Inglaterra a princi- pios de 1970 donde organizaciones de la sociedad civil, personas con discapacidad y sus familias, llevaron a cabo acciones que comenzaron a mo- dificar el panorama de la discapacidad entendida hasta entonces sólo a nivel individual y como un problema de salud. No se hizo esperar el impacto, así que personas con discapacidad y militantes de movimientos sociales dieron surgimiento al llama- do modelo social de la discapacidad . La UPIAS ( Union of Phisically Impaired Against Segregation / Unión de Impedidos Físicos Contra la Segregación) movimiento caracterizado por es- tudios y definiciones generadas desde las expe- riencias de personas con “discapacidad”, define en 1974 la discapacidad como “la desventaja o restricción para una actividad que es causada por una organización social contemporánea que toma poco o nada en cuenta a las personas que tienen deficiencias físicas, sensoriales o mentales y de esta manera las excluye de participar en la corriente principal de las actividades sociales” (en Brogna, 2009:162). Sin embargo, de acuerdo a las opiniones de al- gunos especialistas como Tom Shakespeare, Ni- cholas Watson, el médico Jean-François Revaud y el historiador Henri- Jacques Stiker, el modelo social presenta una gran deficiencia: concibe a la discapacidad sólo como una opresión social, de- jando de lado la experiencia individual y corporal de las personas (Hernández, 2010:33), por lo que han surgido esfuerzos que contribuyen a comple- mentar y mejorar al modelo social. Además, ma- nifiestan que la división entre los discapacitados y los no discapacitados ya no es admisible puesto que todas las personas tienen alguna deficiencia, no sólo las personas con discapacidad. Es evidente que el modelo social trascendió al médico con su propuesta de entender la dis- capacidad no como un atributo de la persona, ni como una cuestión de prejuicio individual, sino más bien como una forma de opresión dada por sociedades y entornos excluyentes, en donde el parámetro de medición de las “capacidades” de- pende del trabajo productivo, óptimo y eficiente llevado a cabo por un cuerpo “ideal”. Lo anterior es entendido a través de las lógicas estructurales que parten de un discurso neoliberal, en el cual
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