Número 54

23 hasta ahora no ha surgido un brote de sociedades que acepten a la discapacidad como una forma de vida válida y deseable. Si bien, lo ponderable de la propuesta de la Diversidad funcional es que en primer lugar, sur- ge de las iniciativas y experiencias de las propias personas que viven tal condición. En segundo, porque aborda ensimisma a la diversidad como parte de la condición humana, y por último pa- rece estar libre de las implicaciones asociadas al término de discapacidad. No obstante cambiar de término implica un gran reto, pues la propuesta surge en un contexto específico (España), que no ha podido ser aplicable en cualquier otro contex- to de manera automática y convencional, por las diversas condiciones y problemáticas históricas, sociales y culturales de cada lugar. En México han comenzado algunas iniciativas para usar el término de diversidad funcional, con la intención de nombrar sin estigmatizar pero cambiar de término de manera superficial, has- ta ahora no resuelve las condiciones reales de las personas y tampoco expresa en sí misma las pro- blemáticas que viven día a día. La intención por comenzar a utilizar términos políticamente “co- rrectos”, para nombrar a ciertas poblaciones, no significa que se estén transformando sus condi- ciones de vida. Por el contrario, tales eufemismos como capacidades diferentes o diversidad funcional , encubren diferentes actos de violencia y desigual- dad estructural. Se pretende que al utilizar estos términos se genere igualdad pero al no incidir en cambios estructurales, lo que realmente se está haciendo es dividir y reivindicar la sepa-

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