Número 54
26 riencia acústica […]. El sonido que hace la lluvia en el sendero es muy distinto del que hace al repicar en el césped a mi derecha, distinto a su vez al rumor espeso, apagado, húmedo con que la recibe el gran arbusto a mi izquierda. Más a lo lejos los sonidos pierden detalle. Puedo oír cómo cae la lluvia sobre la carretera, y el paso mojado de los coches que van y vienen. En realidad, la escena tiene mucho más matices de los que he descrito ya que por doquier surgen interrupciones, obstáculos, proyecciones en las que cada pausa o variación de textura o de eco añade un nuevo detalle, una nueva dimensión […]. Por lo general, al abrir la puerta me encuentro con diversos sonidos rotos y esparcidos a través de la nada. Sé que me basta dar un paso para pisar el sen- dero y que, si giro a la derecha, mi zapato tocará el césped. Sé que todo eso está allí, pero lo sé de me- moria. La lluvia, en cambio, me proporciona la ple- nitud de una situación íntegra de una sola vez, sin necesidad de memoria ni anticipación alguna, sino aquí y ahora. La lluvia otorga perspectiva a las co- sas, me permite conocer las relaciones de unas con otras. Es como si el mundo, que suele estar velado hasta que lo toco, se me revelase repentinamente (Hull, 1994: 58-59). La lluvia es un universo de posibilidades; Hugo quien a su temprana niñez comenzó a perder la vista, nos comenta: Cuando viene la lluvia en camino ¿La has oído? ¿No has oído la lluvia caminar?... Sí, se siente y se oye, aunque si hay lugares donde se oye muy bien, aquí en la ciudad no por tanto ruido. El agua te avisa antes de que caiga. Avisa con el ruido que hace que viene de atrás, como de otro lado. Siente uno cuando el aire empieza a correr, aire tibio luego empieza a correr un poco de aire hú- medo y ya después viene la brisa y por último el agua. Te da tiempo de esconderte. Pero pasa que uno siempre anda ocupado en sus cosas y por eso no se percibe 6 . Otra circunstancia que evidencia la interrela- ción de los sentidos y la multisensorialidad del 6 Plática con Hugo Sedano Hernández, Ciudad de México, 12 de febrero de 2015. mundo es la localización por eco o ecolocaliza- ción 7 , en donde los objetos son revelados a través de las modulaciones del sonido que rebotan en el cuerpo del que percibe; mediante la ecoloca- lización el oído puede manifestar un mundo de formas estables de manera similar a como la vi- sión lo hiciera con las imágenes. Es un sistema de orientación que pareciera funcionar bajo ciertas condiciones básicas, es algo parecido a escuchar las cosas y sentir los objetos sin apoyo del tacto. El actor y músico ciego Tom Sullivan, explica que llega a sentir en su cara las ondas de aire que son empujadas en algún movimiento y re- gresan desde algún obstáculo. Él llamó a esto vi- si ón facial , y no es sorprendente que no funcione bien en climas ventosos (Sullivan y Gill en Ingold, 2000:273). Puede plantearse que la llamada visi ón facial es una forma de audición o de tacto, de he- cho el fenómeno plantea de manera particular el problema de la distinción que suele hacerse entre estas modalidades sensoriales. Hull señala que en tales circunstancias siente la presión sobre la piel de la cara en lugar de los oídos, considerando que: Tiene que haber una cierta sensibilidad de todo el cuerpo a las vibraciones y a la presión del aire, así como a los ecos inaudibles. Las mismas vibra- ciones que a medida excitan a la membrana de la oreja, se disciernen como sonido excitando re- ceptores distribuidos sobre la piel, pero manifes- tado como presión (Hull, 1994: 55-56). Testimonios como los de María de la Luz quien presenta una ceguera de nacimiento, nos relata este sistema de orientación que actúa a algo pare- cido a escuchar las cosas o percibir los objetos sin el uso de las manos: Percibo algunas cosas que no veo, siento que voy a chocar con ellas o que están a punto de pegar- me en la cara. Siento como si una cortina o una telaraña se me atraviesa en la cara, eso hace que me detenga y comience a identificar con los oídos porque siento una sensación rara con ellos, des- 7 Esta forma de orientación fue observada principalmente en murciélagos, delfines, ballenas y también en algunas especies de aves y musarañas; se basa en ondas de sonido emitidas por estos animales que al chocar con objetos como paredes, insectos o vegetación, producen un eco que los animales perciben y con ello ajustan su trayectoria, ya sea para atrapar a sus presas o evitar obstáculos.
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