Número 54
En la catedral de Toledo, comenzada a erigirse en 1463, la relación de marcas de canteros fue he- cha por encargo en época muy posterior a la cons- trucción de la catedral y en el registro se alude al año 1901 y a Ginés Angulo, Plácido Solana y Juan Guas, quienes al parecer, hicieron el registro de la ubicación de dichas tallas y forma de las mar- cas (imagen 2). Años después Izquierdo Benito 7 estudió el libro de fábrica de la construcción de la catedral de Toledo y observó que los pedreros firmaban en el libro con su marca al momento de recibir su salario, y no era debido a que fueran analfabetas, sino que era tan válida la marca del cantero como su propia firma. Rodríguez Esté- vez documenta que para el caso de la gótica Ca- tedral de Sevilla, los datos importantes sobre su construcción, que va de 1433 a 1528, y todos los asuntos referentes a la obra, eran guardados en las Actas Capitulares así como en la contabilidad de la Fábrica dependiente del Cabildo, en los Libros de Mayordomía en donde se anotaban los salarios anuales del maestro mayor y del aparejador, de los jornales de la plantilla, así como de la compra detallada de materiales, y refiere que los canteros podían recibir un pago complementario cuando trabajaban a destajo: “Precisamente con el sistema de destajo están relacionadas la mayor parte de las marcas identificativas conservadas en el edificio, las cuales venían a acreditar el trabajo por el cual co- braba cada cantero” . 8 Durante el siglo XII, tanto los canteros como los albañiles lograron su derecho a agremiarse en una logia que contaba con escuela, biblioteca y ar- chivo para guardar los planos de las construccio- nes efectuadas. Para la edificación de una templo, el dinero se obtenía de las rentas que la institu- ción denominada “Fábrica” reunía por medio del obispo y de su cuerpo de clérigos o del Cabildo municipal. Los maestros de obras llegaron a ser tan famosos y solicitados que comenzaron a ocu- par un lugar sobresaliente en la escala social y, 7 R. Izquierdo Benito, “Noticias sobre canteros de la catedral de Toledo en el siglo XV”, Actes du Colloque International de Glyptographie de Saragosse 7-11 juillet 1982, Zaragoza, 1982, pp. 557-563. 8 Juan Clemente Rodríguez Estévez, “Canteros de la obra gótica de la Catedral de Sevilla (1433-1528)”, Laboratorio de Arte , Revista del Departamento de Histo- ria del Arte, núm. 9, Sevilla, 1996, pp. 49-71. debido a que el financiamiento para sus construc- ciones civiles se obtenía del promotor de la obra, que recaía en contadas ocasiones en casas nobilia- rias que ostentaban escudos de armas, las marcas de identidad de algunos canteros posiblemente pretendían imitar la heráldica de dichos escudos. En la románica Catedral de San Pedro de Jaca, García Omedes 9 identificó y registró un total de 430 marcas que corresponden a 31 signos dife- rentes y refiere que no encontró marcas por arri- ba del nivel de las impostas de las bóvedas de cru- cería de la nave central y tampoco en los sillares 9 Antonio García Omedes, “Catedral de San Pedro de Jaca. Marcas de can- tero: un apoyo para los historiadores”, Huesca, junio 2012, en http://www. romanicoaragones.com/colaboraciones/Colaboraciones04367-JacaMarcas.htm (consultado el 3 de abril de 2018). Imagen 2. Relación de marcas de canteros en la ca- tedral de Toledo, iglesia de San Andrés y convento de San Juan de los Reyes. Anónimo, http://www. cervantesvirtual.com/nd/ark: /59851/bmc8w4z1 36
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