Número 54
41 Sin embargo, Huang 12 considera, con sobrada razón, que debido a la enorme cantidad de va- riaciones de marcas, ello invalida el aspecto uti- litario de las mismas, proponiendo que sólo son signos de identidad de los canteros y no de los maestros de cantería, ya que muchas correspon- den a letras por lo que propone efectuar un es- tudio semiológico con una diferenciación siste- mática de las variantes de las marcas semejantes. Marcas registradas en América El desorden administrativo que prevalecía en 1530 en el Ayuntamiento de Nueva España, pro- pició la pérdida del escaso archivo existente y se tuvo que esperar a la orden de Felipe II para dar arreglo a los Ayuntamientos de las Indias; no obstante, en 1692 un incendio en las Casas Consistoriales arrasaron con la mayor parte del archivo municipal, 13 por lo que las iniciales mar- cas de los canteros, si es que las hubo en esos primeros años de la Colonia, se perdieron irre- mediablemente. Si bien fue hasta 1599 que se es- tableció en la ciudad de México la Ordenanza de Albañilería 14 a petición de los mismos canteros y constructores en general que solicitaron a la au- toridad virreinal que se normaran sus activida- des y consolidaran el gremio, se tiene un amplio registro de maestros canteros que comenzaron las obras edilicias en la ciudad de México desde mediados del siglo XVI. 15 Tovar y de Teresa reflexiona en que los frailes emplearon a los indígenas en la construcción de su extensa red de conventos, tan útil a los fines de la utopía ya que les “…les pareció maravilloso el arte que los indios producían, pues veían la belle- za en el grado de devoción que le imprimían a sus 12 Lei Huang, “Constituer, ordonner et interpréter: autor du corpus de marques lapidaires de Sainte-Foy de Conques”, en Annales de Janua , Actes des journées d´études, núm. 2, Université de Poitiers, http://annalesdejanua.edel. univ-poitiers.fr/index.php?id=668 consultado el 6 de mayo, 2018. 13 Ernesto de la Torre, “Los gremios en la Nueva España”, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, México, p. 314 tomado de www.historicas. unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/.../T5/LHMT5_031.pdf (consul- tado el 8 de mayo, 2018). 14 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos. La organización gremial en Nueva España 1521-1861 , EDIAPSA, México, 1954. 15 María del Carmen Olvera Calvo y Ana Eugenia Reyes y Cabañas, “El gremio y la cofradía de los canteros de la Ciudad de México”, Boletín de Monumentos Históricos , tercera época, núm. 2, diciembre, INAH, México, 2004, pp. 43-57 obras, las cuales elogiaban con entusiasmo…” 16 Mas allá del aspecto romántico señalado por Tovar y de Teresa, es necesario reflexionar en que en la Nueva España se implementó primero el sistema de encomienda y posteriormente el de reparti- miento forzoso en el que el 25% de los hombres indígenas de un pueblo estaban obligados a dar su trabajo obligatoria en los proyectos de obras públicas por una mínima tarifa en forma rotativa con otro grupo. Esta situación generó que en un principio tanto frailes como funcionarios utiliza- ran la mano de obra indígena en todas las cons- trucciones sin necesidad de cuantificar el trabajo que cada cuadrilla efectuaba y, por consecuen- cia, no había necesidad de marcar el trabajo efec- tuado en la piedra. Se debe reflexionar en el hecho de que al lle- gar a América los frailes, entre los que había va- rios constructores, contravinieron el orden ins- tituido en Europa desde la época medieval en la que se establecieron gremios que reglamentaban los diversos oficios, este incumplimiento se dio primero por el desorden administrativo impe- rante y la necesidad apremiante de satisfacer las propias necesidades de obtener ciertos bienes de consumo, y por otro lado también fue debido a que los frailes de inmediato percibieron la gran destreza que los indígenas tenían en las activi- dades artísticas, por lo que echando mano del sistema de repartimiento se obligaba de forma coercitiva al indígena a trabajar. Para América son insuficientes los trabajos pu- blicados que refieran algún tipo de estudios glip- tográficos. Salvo el artículo de Hermes Barbón 17 que describe algunas marcas localizadas en Are- quipa y la ciudad de Cusco, los trabajos de Gu- tiérrez Viñuales 18 del templo de Santo Tomás en Chumbivilcas, Perú y el de Graciela Viñuales 19 del 16 Guillermo Tovar y de Teresa, Pintura y escultura en la Nueva España (1557-1640), Grupo Azabache, Italia, 1991, p. 28. 17 Ferdy Hermes Barbon, “Segni e marche ad Arequipa e Cusco ci- ttà delle Ande oriental”, en Signum Lapidarium, Estudios sobre gliptografía en Europa, América y Oriente Próximo , Madrid, 2015, pp. 513-572. 18 Martín Gutiérrez Viñuales y Rodrigo Gutiérrez Viñuales, ”Marcas de Canteras en Chumbivilcas (Perú)”, Actas del III Coloquio sobre Gliptografía. Zaragoza, España, 1982, pp. 609-615. 19 Graciela María Viñuales, “Marcas de canteros en el segundo claustro de Santo Domingo del Cusco (Perú), Actas del III Coloquio sobre Gliptografía. Zaragoza, España, 1982, pp.617-625.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=