Número 70

por lo que sólo de esa forma se le permite intervenir en las actividades propias y exclusivas de los hombres. Por ello Falcó (2003: 45-46) enfatiza que no es una tarea fácil encontrar en el registro arqueológico a las mujeres, pero tampoco lo ha sido identificar a los hombres, ya que simplemente se ha asumido que son trabajos cotidianos asignados al hombre sin que las pruebas hayan sido mostradas analíticamente. En este sentido la principal aportación de la arqueología de género es Foto de Nsit0108, generada con IA. https://stock.adobe.com/ Para el mundo mixteco, McCafferty y McCafferty (2007: 34) sostienen que algunas mujeres tuvieron papeles protagónicos que han sido referidos en los Códices Nuttall y Bodley, en donde aparece la Señora 6 Mono conquistando otros reinos hasta que es asesinada por el legendario Señor 8 Venado. Igualmente refieren que la señora de Cacaxtla (cuyo nombre se desconoce y que aparece en los Murales de dicha zona arqueológica) tuvo un papel importante hasta que fue derrotada por el Señor 3 Cuerno de Venado. Por lo tanto, la presencia de la mujer en contextos bélicos, como ocurre en las representaciones de los temalácatl de Tizoc y de Motecuhzoma Ilhuicamina, si bien son escasas o se ha dejado de lado en el estudio de las representaciones, éstas si aparecen referidas. El otro modelo interpretativo que se ha hecho de las mujeres es presentado como una epifanía, un relato único de la doncella mística guerrera, que recibió el mandato divino, como ocurrió con Juana de Arco (Muñoz, 2003: 123) a efecto de considerarlo como un caso atípico y sobrenatural en que resulta trasgresora desde la óptica masculina, 14

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