No. 71, Julio-Diciembre

La industria cultural hollywoodense y su contribución histórica a la Nakba. Empleo del análisis fílmico desde la comunicación y la cultura para deconstruir estereotipos y mensajes de odio: Jack Shaheen y Los árabes malos del celuloide

En los márgenes de los medios tradicionales, un tanto fuera de la comprensión que el estatus quo tiene de la realidad, muchos documentalistas han luchado por hablar con la verdad del –y al– poder.
Con frecuencia se consideranactores públicos que se dirigen tanto a los espectadores como a otros sujetos públicos que necesitan saber con el fin de actuar.

Patricia Aufderheide

 

La opinión pública estadounidense es mayoritariamente favorable al Estado de Israel y respalda la barbarie que esa entidad comete contra el pueblo palestino; la inclinación de la ciudadanía estadounidense por el Estado de Israel le proporciona a sus gobiernos una enorme cobertura, desde el inicio de la Nakba[1], 1948, para mantener su enclave sionista en el Oriente Medio que, en términos generales, ha estado reproduciendo el genocidio perpetrado contra los pueblos originarios que poblaron el territorio estadounidense mediante el asesinato, la invasión, el etnocidio y la justificación legal, simbólica, política, artística, religiosa con la que los depredadores invistieron sus crímenes contra dichos pueblos. ¿Cuál es la cuota de participación de Hollywood en la construcción del apoyo público mayoritario a la Nakba? ¿Se ha tratado de la expresión “espontánea” de una ideología o también es cuestión de una maquinación para naturalizar el exterminio de un pueblo mediante su representación fílmica deshumanizada?    

Las sucesivas tecnologías han venido facilitando el desarrollo del análisis fílmico de tal forma que aquello que se podía obtener de un visionamiento o dos, a bote pronto, hoy puede analizarse detalladamente las veces que sea necesario. Uno de los impulsores del análisis fílmico que llevará a otro nivel a la crítica de las películas fue Jean Douchet (1929-2019). Provisto de una moviola indagaba las copias de 16 o 35 mm en busca de lo que intuía había en la cinta, profundizando lo que había quedado en su memoria y apuntes. Los afortunados responsables de cine clubes universitarios que estuvimos en su curso sobre el lenguaje cinematográfico de Orson Welles, en específico El ciudadano Kane, hace 40 años, sorprendidos vimos en pantalla una obra diferente a aquella con la que estábamos tan familiarizados; cada vez que Douchet mostraba un fragmento nos lo desmontaba con sus explicaciones, y echando en reversa el proyector de 16 mm, volvíamos a ver, con nuevos ojos, como aconseja Valéry, lo que ya no nos era tan familiar, aquello significante detrás de las imágenes visuales y sonoras.

 

Los medios son el cuarto factor de aprendizaje junto con la familia, la religión y la escuela.

Jack Shaheen

 

Este abordaje lo usa Jack Shaheen (1935-2017) para el análisis fílmico, en busca de la retórica ideológica que revela el contenido de un número considerable de films hollywoodenses como propaganda antiárabe, discurso de odio, racista y promotor de violencia contra un pueblo. Agrega al análisis de Douchet su aporte como comunicólogo especialista en medios masivos y su punto de vista de árabe-estadounidense, a los que suma las herramientas de la economía política del cine; desde esa perspectiva se pregunta por qué Hollywood se arroga la libertad de demonizar a mujeres y hombres del Medio Oriente y las razones para hacerlo[2]. Con la monografía La influencia en los niños del estereotipo de los árabes en la tv estadounidense Saheen inicia su estudio de la representación de personas árabes, musulmanas y de otras minorías en la cultura mediática (popular culture) de su país[3]. Investigó los orígenes de los estereotipos denigrantes que pueblan la producción de cultura masificada en el cine, la televisión, la industria editorial, en específico los cómics, y en los medios informativos, con especial acento en los cartones de las secciones editoriales periodísticas de su país. Además señaló los daños que ese discurso mediático causa en personas de carne y hueso y fue un activista que buscó soluciones para contrarrestar esos discursos con sus ponencias, intervenciones ante organismos oficiales, asesorías para películas sobre la temática y libros, como Los árabes malos del celuloide. Cómo Hollywood vilipendia a un pueblo[4], que es una suma de sus investigaciones anteriores y la base del documental del mismo nombre[5], que aquí se reseña, escrito y dirigido por Sut Jhally[6].


Portada del DVD

El documental ya estaba en la cabeza de Shaheen cuando escribía el libro. «Hubo muchos intentos, inclusive con una televisora pública, para hacerlo» relata el investigador; de haberse producido con un criterio de medio de información el documental se habría resuelto de otra manera. Esto es así porque la producción la asume la Media Education Foundation, MEF[7], bajo el modelo del Círculo de Empoderamiento de la Alfabetización Mediática (The Media Literacy Circle of Empowerment)[8]. Con estos postulados los documentales producidos por la MEF se plantean objetivos y funciones que cumplan con ese empoderamiento. Los árabes malos del celuloide… (LAMC) es un proyecto con un fuerte acento pedagógico, documentado, reflexivo y crítico. El producto principal del proyecto es el documental, que aumenta el alcance y la influencia de la investigación de Shaheen, en parte porque no es una ilustración fiel de ésta, ni solamente el vertimiento de información o una denuncia. El libro es asumido como el contenido que debía pasar por un tratamiento estructural y audiovisual adecuado para convertirse en un documental con características específicas. La estrategia de Shaheen en el libro es, principalmente, desplegar por orden alfabético las producciones analizadas y comentadas; en el guión del documental, en cambio, Jhally agrupa los films por categorías temáticas comentadas por Shaheen, quien previamente introduce a la investigación[9]. Tales categorías son:

  • Los mitos de Arabland
  • La amenaza árabe: Hollywood y la política en el Medio Oriente
  • Terror, S. A. La demonización de palestinos y árabes
  • El único árabe bueno es…
  • Islamofobia
  • Siendo realistas

 

Dicha estructura expositiva se vincula orgánicamente al otro producto del proyecto, una Guía de Estudio que propone a lxs docentes un método para emplear el documental (y en general lo audiovisual) como recurso didáctico en aula, siendo esa Guía una materialización del Círculo de Empoderamiento, teniendo en cuenta que alfabetización implica saber leer y saber escribir, por ello empoderamiento equivale también a poder emitir productos audiovisuales y mediáticos «saludables, constructivos»[10].


Los daños que ese discurso mediático causa en personas de carne y hueso

LAMC es una muestra de refinamiento alcanzado por el documental en estos tiempos; es un análisis de una forma fílmica, la ficción, efectuado por otra forma fílmica, el documental. El fundamento de ese análisis es demostrar las hipótesis planteadas en las seis categorías temáticas con fragmentos sacados de películas de ficción. Es un destacado ejemplo de documental de divulgación científica que acerca a sus espectadorxs al mundo de los estudios cinematográficos y mediáticos, poniendo a su alcance ideas metodológicas para ir más allá de las imágenes con una visión crítica y activa, sobre todo cuando devela las capas de intereses involucrados en la construcción-difusión de estereotipos y los efectos que en la vida real de muchas personas tienen esas películas. Shaheen y la comunidad árabe-estadounidense sentirán el peso de la islamofobia cuando sean marcados como los objetivos de una campaña de culpabilización (scapegoatting) por la televisión, películas y medios estadounidenses tras el 11 de septiembre de 2001. Con motivo de esa campaña, Shaheen publica Guilty: Hollywood’s Verdict on Arabs After 9/11 (2008). Shaheen tuvo en alto aprecio Orientalismo, de Edward Said, como un sistema aceptado de conocimiento que filtra lo oriental para la mentalidad occidental. Se considera entonces que

En tanto que Edward Said revolucionó la forma en que los académicos y pensadores se relacionan con el mundo musulmán y sus pueblos, fue Shaheen quien expuso que el orientalismo era una amenaza que vivía dentro de nuestros hogares, canalizada a través de nuestros televisores.[11]

 

LAMC también es un documental de compilación, siendo este recurso el núcleo de la obra. Segmentos de cincuenta y seis de películas de animación y de acción viva se eligieron para argumentar las tesis (la cifra de películas estudiadas para el libro asciende a mil); la más antigua es The Sheik (1921), una muestra de manual para la fabricación de la exótica y enigmática Arabland y vehículo para uno de los primeros sex-symbols de Hollywood, Rodolfo Valentino; la más reciente es Kingdom of Heaven (2005), que ilustra la posibilidad de equilibrar la representación de los árabes, en este caso durante las Cruzadas (Shaheen fue llamado como asesor de contenido para esta superproducción).


Círculo de Empoderamiento de la Alfabetización Mediática

Un punto central en la argumentación del documental es la crítica al estereotipo, un dispositivo muy empleado en el cine desde la época silente para identificar rápidamente a los personajes y sus campos de acción: el bueno, la coqueta, el malo, el perdedor, el rico, el indolente, la abnegada, la vampiresa, etcétera, insertados en su género fílmico respectivo; en este sentido se trata de retratos que a grandes trazos describen a personas, sus actividades y entornos; esa simpleza facilita su empleo constante. La versión de estereotipo que se trata en el documental es asimismo muy usada en el cine y que se presta a ser empleada con una función más intencionada que, teniendo como fundamento el fenotipo, género, religión, situación económica, etcétera, difunde una idea preconcebida de individuos que facilita categorizar y generalizar instantáneamente a los otros, así como diseminar conceptos no sustentados. Esta acepción de estereotipo alterna en el documental con la de mito, en este caso «una falsa creencia o idea muy difundida». De ahí que Gubern[12] considere al cine un dispositivo mitogenético y que este documental trate de desmontar el mito fílmico de lo árabe.

La propaganda política tiene en los estereotipos un recurso valioso. Shaheen pone como ejemplo al régimen nazi que, en palabras de Joseph Goebbels, mantenía que la técnica de propaganda más brillante se reduce a unos cuantos puntos y los repite una y otra vez. El cine y la radio en poder de ese régimen construyeron, paralelamente, por una parte el mito de la superioridad de la raza aria, la necesidad de preservar su pureza así como su derecho natural al despojo y la conquista y, por otra parte, el estereotipo del judío avaricioso, maquinador, desagradable, feo y antialemán que con malas artes se hizo de la riqueza germana; a los gitanos, eslavos y homosexuales se les dispensó su propia mistificación: la impureza genética; las tropas alemanas que invadieron la Unión Soviética tenían inculcado que los soviéticos eran Untermeschen, infrahumanos, cuasibestias que podían y debían ser aniquiladas sin miramientos pues no merecían poseer un vasto territorio rico en recursos.


Shaheen muestra una publicación de Disney (1947), parte de su colección. El árabe feo para niños.

¿Qué tanto la propaganda nazi facilitó el trabajo esclavo, el exterminio masivo y sistemático de los gitanos, homosexuales, opositores políticos, judíos y asimismo las inmolaciones masivas de civiles en la URSS? Shaheen pregunta, en momentos más contemporáneos, si las tropas que invadieron Irak y Afganistán, espectadoras del cine hollywoodense y consumidoras de los medios informativos de su país, vieron a lxs árabes como seres humanos o como Untermeschen. Como respuesta menciona las atrocidades en la prisión militar de Abu Ghraib cometidas contra los prisioneros por propia iniciativa de las tropas del turno nocturno, que además hicieron mementos fotográficos y en video de las torturas. Medios estadounidenses se extrañaron del tamaño del escándalo suscitado una vez que se hace pública la tortura de prisioneros y sus registros audiovisuales, por algo que consideraban no era más grave que una común y corriente novatada universitaria.[13]

En concreto, el documental presenta los rígidos moldes que se aplican a lo árabe con el título de Los mitos de Arabland, una representación del Medio Oriente que se hereda de los británicos y franceses desde el siglo XIX; Hollywood toma la estafeta y construye  el «parque temático» Arabland con el «kit Alí Babá» que incluye el desierto amenazante, oasis, caravanas, «un palacio que tiene cámaras de tortura y calabozos en el sótano», el pashá en sus lujosos alojamientos rodeado del harem, bailarinas de la danza del vientre envueltas en prendas transparentes (ninguna de sus concubinas satisfará los deseos del pashá, obsesionado por los encantos de una linda rubia estadounidense o europea, a quien secuestra). Las grandes cimitarras, la música “árabe”, los encantadores de serpientes, las alfombras mágicas son parte del kit. «La Arabland de ayer es la Arabland de hoy.» Con este enunciado se plantea la persistencia del patrón, que se demuestra con la película animada Aladdin (1992), de la casa Disney, vista por millones de niños en todo el mundo, que «recicla cada antiguo estereotipo denigrante del pasado silente de Hollywood». El documental se detiene en la canción que abre la cinta, que plantea que en Arabland «te cortan una oreja si no les gusta tu rostro. Es bárbaro, pero, oye, es mi hogar».

En las películas estudiadas el árabe aparece como villano, bufón o ayudante de los personajes protagonistas estadounidenses, o como potentado obsesionado con las mujeres de EUA. En el 25 por ciento de las películas analizadas se degrada gratuitamente a los árabes, en cuanto que la trama de los films no se relaciona de ninguna manera con el Medio Oriente. A las árabes las cintas de Hollywood las proyectan básicamente como bailarinas exóticas sexualizadas, «bultos negros» sumisos a los mandatos de los hombres y también como terroristas, caricaturas unidimensionales que niegan los avances que las árabes han alcanzado. «Parece que mientras más progresan las árabes mayor es la insistencia de Hollywood para mantenerlas en el pasado».


Arabland

El resultado del análisis de Shaheen ha sido cuestionado por que se le achaca una visión interesada sobre el tema dada su herencia libanesa y se le trata como una teoría conspirativa argumentando que son estereotipos para el entretenimiento, sin malicia involucrada, como si no fuera alarmante la normalidad con la que los cineastas aceptan y emplean los estereotipos como una natural herencia cultural y memoria fílmica dada, por ejemplo, Spielberg en las películas de la saga Indiana Jones recicla muchos de los estereotipos porque, citándolo, el cine que más le gusta es el cine que vio en su infancia, y la saga Jones se nutre de aquellas series tipo B que se proyectaban en las matinés infantiles y que narraban las aventuras de los tarzanes, los jim-de-la-selva, los villanos chinos como Fu Man Chú, de los intrépidos rescatadores de tesoros escondidos en selvas y desiertos y de los heroicos cowboys y soldados de la infantería que conquistaron el Oeste salvaje. Y si se echa luz en las mujeres coprotagonistas de la saga Jones se verá que son, como en aquellas series, el justo premio al que el héroe se ha hecho merecedor o bien la personificación de la maldad.  

Las críticas que se basan en la falta de objetividad probablemente asumen que ésta es producto de la imparcialidad, entendiéndola como el convocar a las principales corrientes de opinión sobre el tema y de ahí obtener un resultado equilibrado, que a veces se toma como la verdad. El documental, que comparte la visión interesada de Shaheen, presenta pruebas fílmicas muy sólidas e información irrebatible encontradas gracias a un análisis situado; es un abordaje interesado y objetivo, que ataca el fenómeno fílmico como hecho complejo que reclama de una estrategia indagatoria original para conocerlo. Dado que los grupos sociales afectados por los estereotipos no los ven como entretenimiento, surgen estas políticas de alfabetización mediática como empoderamiento mediante el estudio, visibilización, debate y neutralización de dichos estereotipos. Estudios como los de Shaheen se integran muy apropiadamente a esa tarea porque son un aporte en un campo que parecía inabordable, rodeado de tabús, resultado de una larga indagación que ha profundizado y expandido su objeto de estudio.

Los hallazgos de Shaheen que sustentan al libro y al documental son también fruto de enfrentarse a tabús. Ralph Nader, activista árabe-estadounidense, como introducción a un debate sobre si el término antisemitismo debía incluir tanto a lxs judío-estadounidenses como a lxs árabe-estadounidenses, proporciona esta definición de tabú:

Temas que por lo normal no se abordan en los campos de la política, los medios masivos y lo electoral. Históricamente los tabús han bloqueado el flujo de información y puntos de vista que permiten a las sociedades confrontar, deliberar y resolver situaciones de importancia.

Cuando los tabús contra el debate abierto son reemplazados por el debate abierto, el derecho a la libertad de expresión resultante puede mejorar las condiciones ocultadas por los tabús. Esto lo vemos en nuestra propia historia cuando la esclavitud, el derecho de las mujeres al voto, etcétera, eran tabús en el debate público[14].

 

En el campo académico Shaheen se enfrentó al tabú del análisis crítico del entretenimiento, en especial en los programas infantiles de la televisión y particularmente en los dibujos animados. «Todos amábamos a Porky, a Popeye el marino, a Mickey, a Disney y a Fleischer… era un pecado sospechar». Le tomó tres años y casi un centenar de rechazos que una publicación académica aceptara su primer texto de análisis crítico de la representación de lo árabe en esta forma masificada de entretenimiento. Obsesionado por las peligrosas consecuencias de los estereotipos, en sus intervenciones públicas insistió en definirlos, exponerlos y sugerir formas para enfrentarlos. Esta es una lista de algunas de esas referencias:

“Estereotipo” se origina en las artes gráficas, es una placa de la que se obtienen múltiples copias. Las copias son rígidas y repetitivas, no cambian y dan la impresión de permanencia.

El estereotipo de un grupo humano no se fundamenta en conocimiento válido, no es preciso. Se adquiere de segunda mano más que por la experiencia directa. Y muy importante: es muy resistente al cambio.

El estereotipo representa un peligro cuyos prejuicios seguirán separándonos de otros seres humanos; continuará haciendo que nuestros hijos se avergüencen de su herencia; continuará haciéndonos iracundos; continuará trayendo muerte y destrucción sobre otros en el Oriente Medio.

La reflexión que hacen muchos árabe-estadounidenses y otras personas es que la intolerancia / fanatismo en contra de ellos es tratado con demasiada ligereza por segmentos de la sociedad, incluyendo a Hollywood, blogs en general y medios masivos, a través de lo que estas personas consideran son estereotipos espantosos, perfilación criminal basada en religión, fenotipo, nombre (profiling), arrestos arbitrarios, acciones penales sin fundamento y redadas efectuadas por agencias federales.


“Bultos negros” o terroristas despiadadas

Cuando hablamos de la percepción de árabes y musulmanes en nuestra cultura… y de hecho en la cultura mundial, porque los Estados Unidos es la principal potencia en la industria del entretenimiento. Nuestros filmes y programas de televisión se envían a más de 150 países, así que cuando aquí usamos a un árabe feo la misma imagen se ve en todo el mundo.

Los estereotipos, una vez alojados en nuestra psique, funcionan como un virus venenoso y es muy difícil librarse de ellos; y escalan, y se usan como justificación para ejecutar los objetivos del imperio.

Estos estereotipos sirven de aglutinante ritualizado; nos enseñan a quiénes temer y a quiénes odiar.

¿Quién se beneficia cuando se denigra a las personas? La historia nos enseña que el mayor obstáculo para la paz es la tendencia de los fabricantes de imágenes a deshumanizar a los otros y a nutrir las falsas percepciones.

Creo que el estereotipo tiene una influencia en los árabes, y en los árabes estadounidenses, y en los musulmanes estadounidenses: les quita su humanidad. Aquí, en los Estados Unidos, los saca de su marco de referencia, tienen miedo de hablar, miedo de participar políticamente, se avergüenzan de su herencia hasta cierto punto, algunas personas, no todas.

 

Hacer visible la injustica: la evidencia no se puede negar. Debemos reunir la evidencia y presentarla de una forma convincente, y así y sólo así podemos iniciar un cambio en las percepciones.

Los árabes feos pasan a ser los árabes feos y malos a consecuencia, de acuerdo con el documental, de tres acontecimientos: el embargo petrolero, la revolución iraní y el secuestro de estadounidenses utilizados como rehenes. El embargo petrolero dio paso a una ira y miedo colectivos provocados por una imaginaria amenaza al modo de vida estadounidense. El potentado árabe se presenta ahora en las pantallas revestido de atributos malignos; como el judío de la propaganda nazi, quiere hacerse de los EUA mediante los petrodólares. La cercana relación de Hollywood con la política exterior estadounidense trasciende la diplomacia y deriva hacia lo militar, patentizado por las abundantes coproducciones entre la industria cinematográfica y el Pentágono. Otro mito fílmico se desarrolla: el Medio Oriente como una región violenta y primitiva; las medidas nacionalistas y de resistencia se presentan como grandes complots contra lo estadounidense y la civilización occidental. Es el caso de la resistencia palestina frente a las agresiones del Estado de Israel.


Cannon Pictures – izquierda: un terrorista palestino tortura a un militar estadounidense con un taladro eléctrico / derecha – una corista de Las Vegas le da su merecido a un terrorista palestino

 Una otra historia de Hollywood se cifra en los Enemigos Número 1 de los EUA que desde su época temprana inventa y revitaliza en varios periodos. Una superproducción fundacional del modo de producción hollywoodense es El nacimiento de una nación (1915), exaltación del racismo y de la ideología de los estados esclavistas, así como de instituciones como el Ku Klux Klan, durante la Guerra Civil de ese país, que tuvo una poderosa influencia debido a que es una película espectacular, muy bien hecha. En El nacimiento de una nación se muestra a los negros estadounidenses como ese Enemigo, del mismo modo que se aplicará a los pueblos originarios en los westerns, que en los 1950-60 ya están cuestionando esa caracterización, y a los comunistas durante la Guerra Fría; en las décadas siguientes, en muchas películas sobre el rosario de guerras y actos bélicos en que ha participado esa nación, Hollywood identifica a otros Enemigos extranjeros, y en tales cintas los enemigos son casi siempre Untermeschen. Los ítalo-estadounidenses, no obstante que se les encasilla como delincuentes, mafiosos y, en general gente violenta, emocionalmente ruda y proclive a quebrantar las leyes, curiosamente no escalan a nivel de Enemigo sino se asimilan como un mal necesario, una versión defectuosa del Sueño Americano; se conducen en la pantalla bajo un código de honor patriarcal que tiene en la familia su feudo originario. Los delincuentes, asesinos, traficantes de drogas, proxenetas son humanizados retratándolos en el seno familiar y defendiendo a su prole, algo que en las pantallas Hollywood les niega a lxs palestinxs.

Casi nunca aparecen en las pantallas como víctimas de la violencia, como personas comunes y corrientes. ¿Cuándo hemos visto en una película de Hollywood a un palestino abrazar a su esposa e hijos, o a una palestina escribir poesía o atendiendo a una persona enferma? Para que nunca se les vea similares a nosotros se excluye a las familias de las imágenes. «Lo que no vemos es, con frecuencia, tan importante, si no es que más, que lo que sí vemos» aseveró [el periodista] Edward R. Murrow[15].

 

El documental abunda en el fuerte vínculo entre el cine y la política, revelando cómo los acontecimientos políticos influyen en los argumentos de las películas y cómo éstas modelan la construcción de la realidad y la política. En el caso de la industria cinematográfica estadounidense se recupera una declaración de Jack Valenti, presidente de la Motion Picture Association of America, la poderosa cúpula empresarial que en los 1950 fue instrumental en la persecución gubernamental del Enemigo del momento, los trabajadores creativos de la industria cinematográfica, fueran comunistas o sospechosos de serlo. «Hollywood y Washington surgen del mismo DNA» expresa Valenti, lo que, en este caso, significa que el apoyo estadounidense a Israel se extiende hasta las pantallas, retratando pertinazmente a la población palestina como malvados y despiadados terroristas. Si bien varias cintas han cuestionado la política internacional de ese país en el caso de sus intervenciones en Vietnam, El Salvador, en el Medio Oriente, Afganistán e Irak particularmente, el apoyo incondicional de Washington al Estado de Israel no se debate en el cine de ficción de EUA, por el contrario, el documental da cuenta de películas que parecen escritas por la oficina israelí de relaciones públicas comenzando en 1960 con la película Exodus. El documental se detiene en Cast a Giant Shadow (1966) para desmenuzar los elementos que integran un film denigratorio que deviene arquetipo para elaborar las subsiguientes películas contra lxs palestinxs, entre las que están las más de 30 hechas en los 1980-90 por la empresa Cannon Pictures, propiedad de los productores israelíes Menachem Golan y Yoram Globus, que funcionaron como propaganda fílmica negativa contra los árabes, palestinos en particular. Ejemplos de cintas de productores estadounidenses menudean, sin embargo el documental se enfoca en la producción de James Cameron True Lies (1994) como demostración del reciclaje de los cánones antipalestinos en una superproducción muy apreciada por los espectadorxs, que tuvo una larga permanencia en los canales de la televisión («es parte de nuestra herencia visual») y que, a diferencia de la mayoría de las Cannon, contó con estrellas taquilleras. Es entonces que Shaheen mira a cámara y dice:

Y nunca vemos, nunca vemos a los palestinos que sufren bajo la opresión israelí, palestinos en campos de refugiados, que son asesinados, palestinos inocentes. Esas imágenes se nos niegan. ¿Por qué se nos niegan? ¿Hay un código tácito en Hollywood que dice que no se pueden mostrar y que no humanicemos a los palestinos? ¿Y por qué no podemos humanizar a los palestinos de la misma manera en que humanizamos a los israelíes? ¿No es la vida de un niño palestino para Hollywood, para la política de los EUA, para los medios, tan humana, tan valiosa como la de un niño israelí? ¿Por qué no podemos verlo en la pantalla?

 

La indagación de la producción de films a cargo de la dupla Hollywood-Pentágono, muy dedicada a la configuración de los Enemigos y a su combate con saldo casi siempre a favor de las barras y las estrellas, ahonda en lo antiárabe fílmico. De nuevo el documental hace desfilar varios títulos y de nuevo se detiene en el que considera canónico. Rules of Engagement (2000), con guión de un ex secretario de la Marina EUA, concibe, en este caso, a los yemenitas, sin dispensar a los niños, como terroristas; de esa manera se justifica la brutal masacre ejecutada en la cinta por tropas estadounidenses, matanza que también resulta necesaria e incluso heroica. ¿Cómo afectan estas películas a lxs espectadorxs árabes? En aras del entretenimiento y la ganancia ¿se justifica la espectacularización de la matanza de árabes, sin ninguna consideración moral o ética por parte de la industria cinematográfica? Se le atribuye al militar Philip Sheridan el dicho “el único indio bueno es el indio muerto”; este alto oficial del ejército estadounidense participó en la liquidación física del pueblo kiowa, en 1895, durante la mal llamada Guerra India. El documental asocia esta frase a la alianza Hollywood-Pentágono con referencia a los árabes.


Arnold enfrenta al desagradable árabe en True Lies

Otra derivación de la difusión masificada y constante de estas esquematizaciones del mundo árabe es que los estadounidenses perciban en automático a los árabes y musulmanes como amenazas; el documental indica que en Occidente las acciones de un pequeño grupo de extremistas representan las creencias de millones de personas, que se encasillan como musulmanas sin tener en cuenta su variedad de creencias; se hace la comparación con los extremistas cristianos, como el Ku Klux Klan o los saboteadores de las clínicas que atienden abortos: «no asumimos que todos los cristianos se comportan de esa manera». El estereotipo del peligroso fanático árabe es tan común que se torna invisible, «nos ha acompañado tanto tiempo que no nos damos cuenta de las maneras en que distorsiona nuestras percepciones». El Enemigo tiene rostro de árabe y su religión es el islam.

Los crímenes de odio se incrementaron contra la comunidad árabe-estadounidenses tras el atentado terrorista del 11 de septiembre, como ya se ha comentado. En intervenciones públicas, y con referencia al fenotipo no caucásico como amenaza percibida en la sociedad y las consecuencias que desencadena en la vida de personas de carne y hueso, Shaheen se remonta a la historia y menciona el lamentable hecho de los “Centros de Reubicación de Guerra”, campos de concentración para ciudadanos japoneses-estadounidenses y japoneses construidos tras el ataque del imperio japonés contra territorio estadounidense en 1941, con el fin de prevenir actos de sabotaje y espionaje.  De 1942 a 1945 120 mil personas, los “Japs”, señaladas como el Enemigo por los medios de la época, padecieron vejaciones y muchas perdieron sus casas y pertenencias a causa del “terror amarillo”. Fue hasta 1988 que el gobierno les ofreció disculpas y accedió a compensar a los sobrevivientes.

 El documental sugiere que los patrones de miedo y odio diseminados por las películas nombradas demuestran el poder que tiene el cine para influenciar las mentes y los corazones así como para facilitar la aceptación de mitos y estereotipos, aun cuando reconozcamos que no son precisos o reales. «Pasan a ser parte de nuestra psique y nos afectan a nivel inconsciente». El caso de Timothy McVeight, un exsoldado estadounidense causante de la muerte de muchas personas en un atentado terrorista contra una sede del FBI, es elocuente en este aspecto dado que el atentado, sin prueba alguna de por medio, se le achacó instantáneamente al extremismo árabe, como lo atestigua el desfile de fragmentos de noticieros mostrados en el documental.

Otra cara del cine, cuando hace representaciones más justas y equilibradas de las personas, grupos sociales y sus entornos culturales y geográficos, también se aborda en el documental. Las representaciones de las comunidades originarias, afro y chicana en los medios estadounidenses ha pasado por el desmontaje de los estereotipos y al acercamiento a las personas de carne y hueso; los avatares de los comunistas perseguidos han llegado a las pantallas como una opinión crítica a la intolerancia del mismo Hollywood contra los artistas rebeldes. A las expresiones fílmicas pioneras que artistas sensibles hicieron sobre esos grupos se suma el aumento de la producción de filmes reivindicatorios que en muchos casos ha llegado de la mano de miembros y asociaciones de esas comunidades, y también es un efecto que las prolongadas luchas sociales, políticas y culturales –que en los 1960 cobran un fuerte impulso y entran a las batallas por las representaciones mediáticas– han colocado en la agenda temática de lxs cineastas. Enfocadas en la representación del Medio Oriente y sus habitantes se presentan varias películas estadounidenses que en diversos grados proyectan a lxs árabes con más ponderación, ni todos malos ni todos buenos, o fanáticos, o musulmanes, por ejemplo. Con este acento optimista termina el documental; Jack Shaheen declara que confía que las nuevas generaciones de cineastas de su país enfrentarán los estereotipos denigrantes y elaborarán obras con sentido más humano, con más idea del efecto que su trabajo tiene en lxs espectadorxs.


9/11 e islamofobia = “el enemigo está aquí”. El teleterrorismo señala a los árabes-estadounidenses, “amigos, vecinos, esposos”, de conspirar contra la patria

No obstante, las cosas no cambiarán con prontitud. Al momento de terminas estas notas aparece la noticia de que dos actrices han sido reprimidas por su postura propalestina. Melisa Barrera, de origen mexicano, «publicó declaraciones en sus historias de Instagram llamando a la guerra “genocidio y limpieza étnica”. Ella escribió: “Gaza actualmente está siendo tratada como un campo de concentración”»; la productora Spyglass Media Group despidió a Barrera con este argumento: «La postura de Spyglass es inequívocamente clara: tenemos tolerancia cero con el antisemitismo o la incitación al odio en cualquier forma, incluidas las falsas referencias al genocidio, la limpieza étnica, la distorsión del Holocausto o cualquier cosa que cruce flagrantemente la línea del discurso de odio». En el caso de Susan Sarandon la represión vino por parte de la agencia que la representaba, que anunció el cese de la relación con la actriz por hacer declaraciones como esta: «Hay mucha gente que tiene miedo de ser judía en este momento, y están empezando a probar lo que se siente al ser musulmán en este país, tan a menudo sujeto a la violencia”, dijo Sarandon, según el New York Post», y por unirse a una marcha por Palestina cantando Del río al mar, Palestina será libre[16confrontacion de opinio].

El portal Prime Video, de Amazon, ha recuperado y puesto en circulación, justo en estos momentos, las películas que Shaheen considera el molde del cine que vilipendia a los palestinos con imágenes y diálogos que en su mayoría no sólo faltan a la verdad sino que mienten directamente, elaborando un prosionismo cinematográfico exacerbado: se trata de las ya mencionadas Exodus y Cast a Giant Shadow. No es asunto de Hollywood que se repongan estas cintas, ni que Amazon sea parte de un complot prosionista sólo por ponerlas a disposición de sus suscriptores, quizá sea por simple negocio ya que el asunto está vigente y hay que aprovechar el momento. Esto se conecta con lo que Shaheen, en una de sus charlas públicas, habla de cómo las imágenes de las películas regresan, no se esfuman ni desaparecen sino que pueden reaparecer en cualquier momento. Pone el ejemplo de, durante unas vacaciones familiares, el servicio de televisión por cable del hotel presentaba una de las películas estadounidenses, realizada una década atrás, que él considera como una de las más ofensivas contra lxs árabes.

En otro orden de cosas, si bien LAMC concentra su mirada en el cine de ficción de Hollywood, el campo de análisis no debe reducirse a esta forma fílmica. El documental estadounidense sobre esta temática se toca en el libro, aunque no se desarrolla con la magnitud del tratamiento que se le da a lo ficcional; es una asignatura pendiente explorar la difusión de estereotipos en una forma fílmica que en ocasiones los apuntala bajo el supuesto de hacer un retrato de la realidad más fidedigno que la ficción, escudándose con la imparcialidad, argumentación académica o factual. Un análisis de los documentales producidos por los Estados como brazo promocional o propagandístico podría descubrir el uso de las representaciones apriorísticas de minorías; investigar al documental de los imperios sobre sus colonias, en especial el dirigido a las colonias, asimismo arrojaría algunas lecciones. Las corporaciones privadas también hacen documentales que imponen imágenes denigrantes. En México, por ejemplo, tenemos el documental ¡De panzazo! (2012) escrito y producido por Mexicanos Primero en la coyuntura de una discusión política de la educación pública en México. En él las maestras y maestros de educación pública son denigradxs sin miramientos y sin darles oportunidad de dar su versión acerca de la problemática de la educación pública, lo que resulta sospechoso de manipulación puesto que se trata de un documental codirigido por el periodista Carlos Loret de Mola, que se supondría debía apuntar a la objetividad por la vía de la confrontación de opiniones[17]. Un caso más centrado en el tema de estas notas es la producción de documentales antiárabes del Clarion Fund, una corporación estadounidense que se articula con organizaciones israelíes y estadounidenses belicistas de extrema derecha promotoras de la islamofobia y con ligas en los partidos Republicano y Demócrata.

También es un campo abierto la relación que se puede establecer entre el investigador y los productores de imágenes. Desde sus primeros trabajos Shaheen procura conocer de primera mano las políticas y procedimientos mediáticos de construcción de estereotipos, por una parte y, por otra, intervenir en los productos cinematográficos, como es el caso, ya citado, de Aladdin, cuando Disney aceptó las críticas y cambió la letra de la canción de entrada por otra no denigrante; el investigador puede fungir como asesor desde el guión aportando sus conocimientos y puntos de vista con el propósito de evitar versiones fílmicas esquemáticas de grupos humanos. La intervención de Shaheen en películas tan importantes como Syriana (2005) aporta para la presentación de un Medio Oriente con toda su complejidad, y para el entendimiento de la alianza estadounidense con los plutócratas petroleros árabes que conduce a la explotación de los obreros árabes, la corrupción, la violencia y el radicalismo fundamentalista, con la participación de agencias como la CIA. La importancia que este estudioso de los medios dio al cine se refleja en las citas que solía hacer en sus presentaciones públicas:

Los que crean las historias también gobiernan a la sociedad (Platón).

De todas las artes la que más nos interesa es el cine… es nuestra mejor arma cultural (Vladimir Illich Ulianov, Lenin).

Como vía de propaganda, como un canal para que circulen pensamientos y opiniones, ninguna otra forma de comunicación supera a las películas (Adolph F. Zukor, magnate de la industria cinematográfica, fundador de Paramount Studios).

 

La cita de Patricia Aufderheide que precede a estas notas describe cabalmente a Sut Jhally: fuera de los medios tradicionales y del documental dominante en las plataformas y festivales, habla del poder y al poder. Es un actor público que se dirige a los espectadores que requieren saber con el fin de actuar. Académico, investigador, activista, componente de la sociedad civil organizada, ha escrito libros y coordinado publicaciones relacionadas con los medios masivos y sus efectos en el todo social. Ha seguido el hilo de los medios dominantes en las esferas de la publicidad, los espectáculos televisivos así como de las políticas culturales en su país. Uno de sus libros reúne entrevistas con analistas políticos que aclaran cómo el gobierno de Bush aprovechó el trauma del 9/11 para imponer un radical y prolongado plan neoconservador de dominación global.

En su faceta de documentalista se ha desempeñado como guionista, investigador, productor, presentador y realizador. Cuatro de sus siete documentales abordan la cultura mediática del espectáculo. Además del acercamiento al poder del cine comercial para instaurar estereotipos y mensajes de odio, Jhally estudia el espectáculo televisivo de la lucha libre[18] y su conexión con la construcción de la masculinidad contemporánea, que asocia con el rampante acoso violento en las escuelas de los EUA, a la homofobia y a la violencia sexual. Dreamlands 3 [19]  trata del mundo de los videos musicales como publicidad mercantil, enmarcado tanto como fenómeno mediático como vehículo de transmisión de ideas retrógradas sobre la feminidad y la masculinidad. En esta misma línea aborda a la publicidad como vendedora no sólo de productos, sino también de ideas[20] y encuentra que la cultura comercial es incapaz de distanciarse de las representaciones reaccionarias de género.

Los tres documentales comparten con LAMC el uso intensivo de ejemplos audiovisuales y una guía de discusión para la presentación de estos materiales y su debate potencialmente polémico entre los jóvenes, pues se abordan temas insuficientemente examinados por estar rodeados del aura de la diversión y el entretenimiento. Se diferencian de LAMC porque se advierte a los docentes de las escenas de violencia, sexismo, homofobia y racismo anidadas en los comerciales, los videos musicales y las escenas de lucha libre, y se les aconseja conocer los documentales antes de presentarlos en aula; asimismo se proporcionan dos versiones de diversa duración, para que los docentes elijan cuál es más apropiada a sus condiciones y estrategia pedagógica. Sus otros documentales son Advertising and the End of the World (1997, 46 minutos), Peace, Propaganda & the Promised Land (2003, 80 minutos) y Hijacking Catastrophe. 9/11, Fear & the Selling of the American Empire (2004, 76 minutos).

En contraste con la creciente asimilación de los documentalistas a la llamada industria cultural audiovisual y sus temáticas y tratamientos progresivamente banales y volcados a lo individualista, el documentalismo de Jhally se imbrica con la sociedad civil organizada por medio de una fundación, creación suya también, que produce documentales con fines y funciones específicos, y convoca a otros documentalistas bajo la premisa de la alfabetización audiovisual y de una producción independiente volcada a lo social, lo analítico, lo actual, al conocimiento y a la movilización intelectual, esa rama del activismo mediático que puede llegar a las calles, a las instancias de toma de decisiones, al diseño de estrategias y programas sociales y políticos, así como a la formación de los espectadores en ciudadanos.  

Para finalizar, el reconocimiento que un colega hace a Shaheen debe extenderse al documentalista Sut Jhally: «aportó credibilidad intelectual y académica a las preguntas que planteamos».

 

1 En árabe “catástrofe” o “desastre”, significando también “catástrofe palestina”, ha sido la destrucción de la sociedad y la patria palestina desde 1947, la persecución y el desplazamiento permanente de la mayoría de los árabes palestinos y se extiende hasta el brutal genocidio que hoy opera el Estado sionista israelí con ayuda de sus protectores europeos y de los Estados Unidos. Nabka también es la destrucción de poblados palestinos, las matanzas de la inerme población civil, su encierro en lo que se conoce como el campo de concentración más grande de la historia y la negación del derecho de los palestinos al retorno, sucesos todos que se han desarrollado durante 75 años. En sesenta de estos años Hollywood ha contribuido en el campo de lo simbólico a la profundización de la Nabka.

2 Shaheen resume su aproximación al análisis crítico de películas:
Encontrar el film.
Ver cuidadosamente las películas, estudiar las imágenes y los diálogos porque el proceso de investigación es arduo.
Verlo, anotarlo; volver a verlo, hacer más anotaciones, más preguntas.
Ponerlo en el concepto adecuado.

3 Jack y su esposa Bernice Shaheen, palestina-estadounidense, recopilaron y analizaron materiales que representan a personas árabes y musulmanas como el “otro cultural”. El Archivo Jack G. Shaheen contiene casi tres mil películas (cintas silentes de finales del siglo XIX hasta producciones contemporáneas de Hollywood) y programas de televisión (comedias, dramas, dibujos animados, así como comerciales) en DVD y cintas VHS. Los ephemera comprenden cartones editoriales, carteles y fotogramas de películas, cómics y anuncios. También se incluyen guiones de películas y programas televisivos, casos legales, libros y revistas, junto con juguetes y juegos.
https://as.nyu.edu/faculty/jack-shaheen.html, https://www.youtube.com/watch?v=zmNmRb7amXA

4  Reel Bad Arabs. How Hollywood Vilifies a People, 2001. Es autor también de The TV Arab (1984), Guilty: Hollywood’s Verdict on Arabs after 9/11, 2008. A is for Arab, 2012. 

5 EUA, 2006. 56 minutos. https://www.youtube.com/watch?v=_PpmroXMHSY
Producción: The Media Education Foundation
Productor: Jeremy Earp
Edición: Sut Jhally, Andrew Killoy, Mary Patierno
Música original: Simon Shaheen
Agradecimientos especiales a The Jeddah Chamber of Commerce, Asya Alashaikh, Amr Khasshoggi, Tarek Taher
Sonido: Peter Acker
Investigación de medios y acervo: Kenyon King, Bathsheba Ratzkoff
Traducción del árabe: Huda Yehia, The Translation Center at the University of Massachussets
Diseño gráfico: Shannon McKenna

6 Una anécdota que Shaheen menciona en un par de intervenciones públicas como el disparador de su interés por la representación del «otro cultural» es cuando sus hijos, que veían dibujos animados en la televisión, dijeron “Papi, están pasando a otro árabe malo”.

7  https://www.mediaed.org/?_ga=2.19203645.464072988.1708537953-1964317427.1708537950

8  Los cinco componentes del Círculo son:
CONCIENCIA. Los estudiantes aprenden sobre la omnipresencia de los medios de comunicación en sus vidas.
ANÁLISIS. Los estudiantes discuten las formas y el contenido de los diversos mensajes de los medios de comunicación, así como la intención de la mayoría de los medios de persuadir a una audiencia.
ACTIVISMO. Los estudiantes desarrollan sus propias opiniones sobre los efectos negativos y positivos de los medios de comunicación y deciden hacer algo al respecto; esto puede ser en forma de elogios a los medios de comunicación saludables, protestas contra los medios de comunicación poco saludables o desarrollo de campañas para educar a otros con respecto a los medios, para cambiar los mensajes de los medios, etcétera.
ELABORACIÓN DE ALTERNATIVAS. Los estudiantes aprenden a trabajar con los medios de comunicación y a utilizar sus propios recursos mediáticos para desarrollar y dar a conocer mensajes que son saludables, constructivos y, con demasiada frecuencia, ignorados por nuestra sociedad.
ACCESO. Los estudiantes tienen acceso a los medios de comunicación (radio, periódicos, Internet, televisión, etcétera) para difundir su propio mensaje. Esto, a su vez, conduce a una mayor conciencia de los medios de comunicación y de cómo funcionan, lo que conduce a un análisis más profundo, etcétera.

9  Por lo que Shaheen explica, parece que hubo un intento previo: «…aunque el director me dijo que estaba bien pero que se podía hacer mejor, así que se desechó lo que se tenía y lo empezamos de nuevo, reescribimos el guión… Realmente documenta cómo Hollywood representa a los árabes durante más de un siglo y nos da una perspectiva histórica, que es una de las razones por las que el estereotipo se mantiene». https://www.youtube.com/watch?v=tOclBaNwktk

10  https://www.mediaed.org/discussion-guides/Reel-Bad-Arabs-Discussion-Guide.pdf

11  https://www.aljazeera.com/opinions/2017/7/11/a-reel-pioneer-remembering-jack-shaheen

12  Gubern, Román. Del bisonte a la realidad virtual. La escena y el laberinto. Anagrama 1996.

13  Consúltese sobre este hecho el documental de Errol Morris Derechos inhumanos (Standard Operating Procedure), 2008 https://www.errolmorris.com/film/sop.html

14  Muchas de las intervenciones públicas de Shaheen están recopiladas por el portal c-span.org. Otras se encuentran en YouTube. 

15  En una sesión con 293 profesorxs de nivel secundario Saheen solicita que mencionaran árabes que en películas de Hollywood se les presenta como como heroicos o humanos; 287 no responden. 

16  https://tinyurl.com/4cr4eb7y

17  Ver Mariño López, José Luis. “Ventana y espejo. Incursiones en el mundo audiovisual (III). ¡De panzazo!” En el volcán insurgente. Número 46. 2016. https://tinyurl.com/2r5ex5hr

18 Wrestling with Manhood. Boys, Bullying & Battering. 2003. 45 minutos.

19 Dreamlands 3. Desire, Sex & Power in Music Video. 2007. 54 minutos.

20 The Codes of Gender. Identity & Performance in Popular Culture. 2009. 46 minutos.