Número 14

4 vicio del capital, vía la formal salarización de los tra - bajadores informales, trabajadores a domicilio o in - sertos en las redes no visibles del trabajo a distancia por internet. El Estado gana al incorporar a patronos y trabajadores a su régimen tributario. Por eso, el tema de la formalización de la contrata - ción por horas tiene sentido: deriva en el trabajo precario. Manuel L. Abellán y Jesús López Pa - checo han mostrado como la “decencia” sustantivizada o adjetivada, constituye una noción ideológica recurrente, puesta en circulación por la Iglesia-Estado en de - terminadas coyunturas, cuando las dere- chas preparan su uso político para unificar y disciplinar totalitariamente a la pobla- ción. La modernidad trajo el primer mito de la decencia bajo el reinado de los reyes católicos. Bajo el Porfiriato, el mito de la decencia se basaba en el orden, el color de la piel, la indumentaria y la simulación. En el presente, los mitos sociales de la decen- cia se quedan cortos con el lanzamiento del “trabajo decente”, que más que mexi - cano es global. La deformación del mito del trabajo decente radica en que niega enfáticamente que el trabajo sea una mer - cancía, para reivindicar tendenciosamente sus nuevos sentidos espirituales y mora - les. El trabajo decente conlleva una carga espiritual y moral, es un modo de auto- rrealización personal y familiar deseable para los trabajadores y sus patrones, pero claro, hay que normarlo, formalizarlo, con - trolarlo, cultivarlo. Juan Somavía estará muy contento de constatar que ha ganado muchos discípulos en México, el INAH in - cluido. Y mucho más contento estará el ca - pital transnacional y sus gestores y benefi - ciarios del Estado recaudador y gendarme. Por supuesto que existe una dimen - sión trascendente del trabajo, creativa, so - cial, luminosa y rara. Pero el embuste de “adecentar” el trabajo que denigra al ser humano es harina de otro costal. Se trata de una maniobra a todas luces indecente: la de aceitar legalmente la maquina para que siga devorando la vida.

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