Número 38

4 ese cuento subversivo de la autonomía y de la altura de miras, de no arrastrarse; en suma, esa leyenda mítica de la conviven- cia para beneficio de todos y todas. Los escándalos aparecen no sólo en el ámbito nacional, sino en casa. Cater- pillar opera no sólo en Palestina, sino en Tlaltizapán, exhibiendo con desmesura y cinismo la incompetencia técnica y el desprecio hacia las comunidades como parte del ejercicio de un “rescate arqueo- lógico” que no redime, ni recupera, ni re- para nada, y que ha llenado de vergüenza e indignación a numerosos arqueólogos y no arqueólogos. El perpetrador inmediato y directo de la destrucción, un operador de maqui- naria, forma parte de una cadena, donde cada eslabón le echa la culpa a los demás. Sólo falta el cambio climático como cul- pable. Un “arqueólogo” da su anuencia especializada sin entender, ni pretender hacerlo, el interés y la perspectiva de los pobladores, tan inexistentes para él como para toda la estructura en la cual se prote- ge: un Consejo Nacional de Arqueología y una Coordinación Nacional de Arqueolo- Representación tallada de herramienta ar- queológica, con jeroglíficos, utilizada en Me - sopotamia en el período preclásico tardío Candidato a arqueólogo entrenándose para demostrar sus habilidades prácticas en examen por concurso de oposición a los vestigios de culturas antiguas rescatables

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