Escuela Nacional de Antropología e Historia
En recuerdo de Íker Larrauri
quien me otorgara generosa amistad
y porque miraba al ser humano
desde una dimensión diferente.
Introducción
Lo que a continuación presento son tan sólo algunas notas y reflexiones encaminadas a comprender la política laboral del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Se trata tan sólo de dar inicio a un planteamiento donde prive una mirada antropológica que en este caso se limita a identificar y tratar de comprender algunas relaciones que los investigadores, en tanto sujetos cognoscentes, establecen, limitando y/o robusteciendo al propio sistema. Parto del principio de la cibernética de segundo orden, concepto que también se expresa como investigación social de segundo orden, postulada por Ibáñez (1990, 1994), --que empecé a trabajar hace años[2]-- en la que se plantea el retorno del sujeto a la investigación, es decir, que cuando ésta se realiza no registramos la realidad total, sino que analizamos tan sólo un todo específico que a la vez producimos[3]. Otros investigadores, como Humberto Maturana (1996) señalan que sujeto y objeto de estudio se determinan el uno al otro y surgen simultáneamente; o Edgar Morin (1994, citado por Rosenberg, 2013[4]) quien advierte que nuestra investigación no refleja directamente lo real: sólo puede traducirlo y reconstruirlo. Esta posición, que parte de los estudiosos de la física cuántica, fue postulada por Werner Heisenberg cuando señalaba que lo que observamos no es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de investigación[5]. En las posiciones anteriores se objeta el paradigma occidental de la llamada objetividad, misma que ha sido cuestionada desde la física cuántica en particular y en las llamadas ciencias duras.
Es desde este lugar donde entiendo que la política laboral en el INAH es un sistema cerrado, que se retroalimenta con elementos de su propia estructura. Al ser circularmente cerrado, este tipo de sistema generalmente se caracteriza por ser autoritario; cuando en los sistemas caracterizados dentro de esta tipología sufren cambios que tienden a desestabilizarlos, producen lo que se denomina un proceso de neguentropía, es decir, buscan formas de volver a su estado inicial con miras a su homeostasis y estabilidad. Para ello, y con la finalidad de reforzar su estabilización autoritaria, el sistema general mayor del que éste es tributario, le confiere los mecanismos para restablecer su forma tradicional de operar, entendiendo, en el caso que nos ocupa, que el sistema INAH es, a la vez, operador de los sistemas mayores diseñados en un organigrama vertical que parte de la Jefatura de Estado, se recicla en la Secretaría de Cultura y se replica y repliega en el INAH (¡Ay!, ¿dónde están los tiempos de Mauricio Magdaleno, de Amalia Castillo Ledón, de Gonzalo Aguirre Beltrán en este lugar?).
Cuitzeo seco. Foto: Ernesto Martínez, La Jornada.
Ejemplo de lo anterior lo encontramos en diversos momentos: el sistema requiere del control de sus trabajadores, control ejercido de manera cupular y jerárquica; ocurre eso porque el capitalismo no está fuera del sistema ni de nuestras vidas laborales; porque vivimos en él y para él, y así es para el trabajador del INAH como para los trabajadores de muchas instituciones del mundo, porque se trata de un asunto globalizado. En nuestra institución se despide al trabajador en tanto sujeto convertido en objeto desechable de la cadena de producción de conocimiento científico o tecnológico, aunque, paradójicamente, se le exige alta productividad, y el sistema y nosotros mismos, calificamos nuestra propia productividad y nos evaluamos, no como seres humanos, sino como objeto productivo. Algunos autores reconocen que estos castigos y violaciones a la Ley del trabajo y a los Derechos Humanos ocurren porque hemos arribado al momento de consolidación de los Estados Transnacionales de acumulación militarizada; al respecto, son ilustradoras las investigaciones del geógrafo David Harvey[6], de William Robinson[7], quien continuó desarrollando la obra del primero y la del ilustre geógrafo Milton Santos[8].
Viñeta de Andrés Rábago, El Roto, reproducida con su autorización
Es necesario recordar que en la vida institucional del INAH, ésta es la primera vez que se advierte tal grado de entropía y desestabilización en éste, que tuvo un papel preponderante durante su permanencia en la Secretaría de Educación Pública y que incluso en numerosas ocasiones, su director acordaba directamente con el presidente de la nación. Ahora ésta, que fue gran institución en la cultura del país, ha sido delegada, administrativamente, al estatus de Dirección general, si no de iure, sí de facto. Esto ocurre porque a los Directores y administradores de las instituciones también se los trata como elementos necesarios del sistema mayor; se trata de seres humanos y por lo tanto, seres con derechos humanos, necesitados de ejercer su trabajo y profesión de manera digna, que igual que el resto de los trabajadores en posición subalterna requieren satisfacer su necesidades económicas y familiares. Pero, he aquí que el sistema mayor, al delegarles funciones que deben cumplir según la ley de cada institución, les exige sumisión total, al grado que cuando el jefe de la nación pregunta: ¿qué hora es?, por lo general contestan: “las que Usted diga, Señor Presidente”. Ésta es una metáfora de la sumisión al sistema convertida en vox populi. Esto no lo señalo irónicamente, ni con saña hacia nadie. Esto es, ni más ni menos, un drama humano de dimensiones fatales: tampoco el sujeto que opera para el Estado, es un ser respetado por el sistema; igual que nosotros los trabajadores, es ninguneado, es utilizado, porque se le instrumentaliza para reforzar al sistema. Por favor, entiéndase que no estoy relativizando dos situaciones: 1) que el funcionario ha elegido jugar este rol en el que pone su ser/estar en el mundo en esta condición, y 2) que esta circunstancia no lo exime de cumplir no solamente con la ley de trabajo, sino con la ley de la propia institución; estaría obligado a defender a la institución a su cargo y a defender a los trabajadores, o al menos a apoyarlos de manera explícita, desatando y activando su capacidad de gestión y agencia. Pocos directores del INAH han tenido el apoyo y reconocimiento de personajes y de instituciones nacionales y extranjeras como las recibidas por nuestro director, y sin embargo, esto no sirvió para gestionar y convencer al Jefe de Estado en la defensa de la institución; en cambio, la respuesta oficial del Director fue: “seguimos cumpliendo”, “el INAH trabaja sin problemas”, “seguimos adelante…”
Hay que añadir a esta situación, que el sistema circular y cerrado del INAH, también se robustece porque nuestro gremio no es un grupo de pensamiento homogéneo. La opinión de muchos investigadores que disienten de las formas con que la mayoría de nosotros actuamos y demandamos, son a su vez, bucles funcionales en el sistema, éstos, reforzando al propio sistema al implicarse y plegarse al mismo, generadores de mayor complejidad y de mayor incertidumbre. Pero la paradoja resultante es que a la vez, las voces contrarias a las que se adoptan a través de las acciones sindicales, se benefician por igual. Muchos investigadores hay que objetan la acción sindical, pero que a la vez reclaman su ropa de trabajo, su sabático, su bono tal, su tortibono puntual… pero que nunca se convierten en uno de los “abajo firmantes”. Aun así, estimo y respeto a los que, al respecto, piensan de manera diferente y mucho me gustaría seguir disfrutando de sus conocimientos y amistad en esta corta y también disfrutable vida en la Tierra.
Alfonso Caso y Lázaro Cárdenas, Montealbán, 1937 (INAH)
Para terminar mi intervención, sin pretender exhaustividad, he enumerado algunos atracos cometidos contra trabajadores de nuestra institución:
No contratación a los investigadores, profesores, técnicos y manuales que cumpliendo con funciones vitales, se les despoja de su fuente de trabajo. Un caso es, por ejemplo, el de los profesores hora/semana/mes que trabajan en la docencia en la ENAH. Resultado: los alumnos aceptados y ya inscritos no pueden inscribirse en las materias optativas, porque no hay recontratación de los maestros que han cumplido por años para impartir sus asignaturas.
Desconocimiento y burla del jefe de Estado, quien ha dicho públicamente que los investigadores no conocemos el país ni sus problemas.
Que de pronto pasamos del estatus de profesores-investigadores a la de funcionarios públicos, con obligaciones fiscales propias de los auténticos funcionarios públicos y de los empresarios.
Que nos mandan a asistir, obligatoriamente, a cursos para “blindaje electoral” y para denunciar fraudes electorales, desviando nuestra atención de los trabajos que con y sin pandemia debemos cumplir.
Que se modifican nuestras jubilaciones… de mal en peor
https://www.definicionabc.com/general/jerarquia.php
¿Dónde ha estado, señor Director, en estos momentos? Como investigadores nos desconcierta que a nuestro director, al Maestro Diego Prieto, no se le trate como lo que es: un señor investigador de base que ha disfrutado precisamente de los beneficios de conquistas laborales, producto de luchas sindicales, colega nuestro en otros momentos, gran amigo de sus amigos. ¿Se trató así alguna vez al Dr. Alfonso Caso, al Dr. Eusebio Dávalos Hurtado, al Dr. Enrique Florescano, o al Dr. Guillermo Bonfil? La pregunta queda hecha, y formulo otra, ¿Por qué? Personalmente, lo he dicho públicamente y lo repito: me duele porque tengo en gran estima al Mtro. Prieto. Y quisiera que algún día sepa, que si formulo este pensamiento es porque no es decente impugnarlo sin decirle que lo hago con respeto a su persona por el hecho de ser ciudadana, de ser investigadora del INAH, de no darle por su lado, porque no trabajo en una Corte, porque es mi responsabilidad social solicitar que mis compañeros de los capítulos correspondientes a personal contratado sean reinstalados, porque si a duras penas hacían la vida con los bajísimos salarios y sin seguridad social, ahora, ¿Qué harán para el sostenimiento de sus familias? Porque, en general, formamos parte de una estructura administrativa poco empática con sus trabajadores.
Además: el sistema autoritario del INAH sí contrató, en momento de los recortes, y sólo con miras para el fortalecimiento y el control/CONTROL de sus investigadores, a un grupo de investigadores o de funcionarios para evaluarnos –mismos a los que no se les puede negar, por supuesto, su derecho a obtener aunque sea un trabajo eventual—. Pero, en sus propias palabras, uno de ellos (que ya he repetido con mucha vergüenza en alguna reunión) me comentó sin pudor alguno: “Aquí en el INAH tus compañeros son unos monos huevones”. Textualmente. A este hecho se suman insumos ideológicos recientes que el titular del Ejecutivo, violando uno que otro artículo de la Constitución y de algunas instituciones, nos ha endilgado como clase trabajadora, mismos que he mencionado renglones arriba, respecto al “desconocimiento” del país y de sus problemas.
Fuente: https://www.regeneracionlibertaria.org/por-la-destruccion-de-la-objetividad
[1] Ponencia presentada en la mesa “Retos de los trabajadores académicos del INAH ante la situación actual del Instituto y la necesidad de una estrategia integral. Claves para un seguimiento”, IV Congreso Nacional de Investigadore/as del INAH, el 24 de febrero de 2021.
[2] En mi Tesis doctoral Chicomóztoc. Un signo de inteligibilidad de Mesoamérica, 2011, Editorial Académica Española, ISBN 978-38443-40.
[3] Remito a los interesados a la obra de Morin, “la Noción del sujeto”, en Dora Fried Schmitman, ed., Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Buenos Aires, pp. 67-85; así como de Francisco Varela, 1888, Conocer. Las ciencias cognitivas: tendencias y perspectivas. Cartografía de las ciencias actuales, Gedisa, Barcelona
[4] Rosemberg S. Florence, 2013, Antropología de la violencia en la ciudad de México: Familia, poder, género y emociones, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
[5] En Zukav, Gary, 1991, La danza de los maestros del Wu Li, Plaza y Janés, Barcelona, España.
[6] David Harvey, La condición de la posmodernidad Investigación de los orígenes del cambio cultural. de 2008
[7] William Robinson, 2013, Una teoría sobre el capitalismo global: producción, clase y estado en un mundo transnacional, siglo XXI, México.
[8] Milton Santos, 2000, La naturaleza del espacio, Editorial Ariel, Barcelona, y De la Totalidad al lugar, Oikos-Tau S.A. Ediciones, Barcelona.
* Me separo un momento de la exposición, para acotar que se ha mencionado el tema de la creciente militarización, recordando que en un reciente coloquio sobre territorio, se hizo referencia a militares haciendo excavación arqueológica y paleontológica en Santa Lucía.