La indignación impregna la escritura. Algunos procesos en el ámbito nacional, y otros más allá de nuestras imaginarias fronteras, surgen, se agudizan o se difuminan sin aparente concierto o lógica, como un circo de varias pistas, donde quienes han pagado su entrada y quienes se han colado tienen frente a sí varios personajes actuando simultáneamente en redondel.
Pero ese circo no divierte, aunque mucho entretenga. Y no congrega, ni se lleva a cabo debajo de una carpa en un determinado sitio. Cada integrante del virtual público tiene su pan y su circo, "congregados" en su telefonito privado. En esa carpa que nos ofrece distracción sin límite, al tiempo que nos confisca la atención, en ese espectáculo elusivo, en esa gradería nuestra de ensimismados, sin embargo, el circo deviene en tragedia para algunos y para otros en política y negocio.
En el ruedo de la simulación circense todo hace su incesante ronda. Algunos brincan en el aire haciendo acrobacias; el domador nuevamente provoca al tigre; los monitos con corbata danzan al son de un acordeón; el maestro de ceremonias anuncia vociferando a los trapecistas; los elefantes, dan vueltas, enlazando en fila sus colas con sus trompas y no faltan los payasos de enormes zapatos, calcetas a rayas y esféricas y coloradas narices, repitiendo sus tristes y violentas bromas una y otra vez. En ese ruedo rondan los tanques aplastando lo que esté a su paso y llueven bombas en escuelas, hospitales y refugios; en tanto, cuerpos infantiles, o jóvenes o ancianos brincan hechos pedazos; el general declara, vomitando con gallardía sus calculadas mentiras, mientras que algunos payasos de todo género compiten por ver quién consigue trocar más mentiras y chicles por votos y hay jueces que confunden sus propias colas con sus trompas, condenando a los inocentes y liberando a los culpables, y en el lodo legislativo, acróbatas del oportunismo se encubren y cobran favores desde su partido convertido en franquicia o cuenta bancaria.
Sin embargo, ahí no termina todo. En el fondo de muchos corazones persiste un movimiento de seres humanos que reclama, con dignidad y con actos cotidianos, el cierre definitivo de este maldito circo.
GAZA en el corazón significa que la condena mundial al genocidio que perpetra el gobierno de Israel contra el pueblo palestino se ha de profundizar, multiplicando acciones solidarias, hasta lograr, como lo ha declarado la Corte Internacional de Justicia, que Israel cese las masacres, termine con la toma ilegal de los territorios palestinos lo más pronto posible, pague los daños originados por la ocupación colonial, y los estados suspendan la ayuda y asistencia que implique la continuidad del proceso de eliminación de este heroico pueblo y su cultura. Por el derecho a la autodeterminación de los pueblos y las naciones del mundo.
En esta erupción del Volcán Insurgente, y en el campo de la diversidad epistémica y las condiciones concretas y materiales de los pueblos y territorios, Emma Estrada y Álvaro Sepúlveda, desde la Red Latinoamericana por la Defensa del Patrimonio Biocultural, plantean la necesidad de una etnobiología comprometida. No se trata de la mera combinación de dos términos, sino de un referente operativo hoy imprescindible en la confluencia de procesos ambiental y culturalmente ominosos para América Latina y el planeta entero, confluencia que reclama a su vez la concurrencia de disciplinas y en particular de colectivos de personas y grupos involucrados en esa defensa. Estrada y Sepúlveda, desde una práctica consecuente, fundamentan esa necesidad de una transdisciplina teórica y metodológicamente involucrada en procesos de participación social, comprometida y a la vez comprometedora. No tenemos vocación de espectadores: nos sentimos incómodos en una tribuna a la que se asoma a un anunciado colapso que ya la alcanza.
Por su parte, Israel Ozuna y Gabriela González comparten un agudo y oportuno análisis respecto a las implicaciones del uso de la inteligencia artificial en el campo de la enseñanza y aprendizaje de las humanidades, en un ejercicio lejano a la fascinación que provocan los avances tecnológicos que, sin un criterio precisamente humanista y sujetos a intereses políticos y económicos ajenos al bien común, pueden convertirse en solapados, insidiosos o auténticos retrocesos en cuanto a su sentido y propósito.
Luego Valentín Hernández Chapa y Paul Hersch Martínez presentan elementos testimoniales recabados a partir de experiencias de acompañamiento a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), Policía Comunitaria de Guerrero, sujeta al sostenido embate gubernamental en su contra con la complicidad de los legisladores estatales, a pesar de que ese sistema autonómico de seguridad y justicia constituye un referente de relevancia, ante la exigencia de erradicar una naturalizada impartición de injusticia, que se concreta mediante opacidades y privilegios que sin embargo son objeto de contradictoria justificación y defensa.
A su vez, Manlio Barbosa, investigador del INAH en Puebla, expone a partir de una experiencia concreta de trabajo, una narrativa de Totimehuacán en dicho estado, destacando su vertiente como patrimonio cultural y las vicisitudes sociales y jurídicas en torno a su defensa, así como una propuesta estratégica para su recuperación y resguardo, lo que denota no solo la comunicación fundada de un caso específico con aristas que pueden ser compartidas en otros casos, sino el planteamiento de respuesta ante lo que se describe y analiza. En cuanto a la colaboración de Pavel Leiva y María Judith Galicia, apoyados en el análisis de diversos vestigios arqueológicos localizados en el estado de Colima, presentan una reconstrucción de procedimientos, disposición física, recursos e implicaciones en torno a la muerte entre algunos grupos de pobladores prehispánicos del occidente del actual México.
Finalmente, reproducimos aquí una declaratoria que se generó recientemente de parte de un colectivo de investigadores, estudiantes y personas interesadas, exponiendo, a propósito de la próxima creación en nuestro país de una promisoria Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, la necesidad de seguir atendiendo los procesos actuales de reconocimiento del pluralismo epistémico donde, como se afirma en dicho documento, “Confiamos que esta nueva estructura programática y administrativa continuará reconociendo el papel determinante de los pueblos originarios, afromexicanos y mestizos en la generación de prácticas y conocimientos, tan valiosos y relevantes para la sociedad, como lo son aquellos que aportan los centros académicos y de investigación de este país”. El documento, a ser presentado a sus destinatarias y a la Opinión Pública, aun admite firmas de adhesión mediante la dirección que se consigna al final del mismo.
Agradecemos vivamente a nuestros colaboradores y lectores de este número.