Número 5

3 cos, incluido el ADN, que merecen nuestro repudio. El impulsor de la propuesta de sumergidos tonos xenofóbicos fue nadamenos que Gabriel Mancera, co - nocida figura de la administración de Marcelo Ebrard y ahora candidato para gobernar el Distrito Federal. La construcción del miedo al extranjero inducida por nuestros vecinos del Norte y que tantas violacio - nes a los derechos humanos nos han costado y siguen costando al cruzar su frontera, ha encontrado su coar - tada legal, y con ello nuestro envilecimiento colectivo. La base de datos que necesitamos para sanear al país, no es la aprobada y en curso y que costará más de 300 millones de pesos, sino otra, que filie a los funcionarios de gobierno y políticos corruptos y a los militares y policías violadores de derechos humanos. Estos son tiempos de sombras siniestras. Son tiempos de ominosos presagios. Es cierto que los profetas de otro apocalipsis más, buscan cumplir su misión de aterrar a la humanidad a través de otro anunciado fin del mundo, para des - carrilarla en el barranco de la historia. Pero si este cíclico fin del mundo es una ocu - rrencia muy publicitada, un motivo de atención de extraviados, una invitación para la histeria, una se - rie de amarillos programas de televisión por cable bien vendidos, al fin y al cabo ese numerito distrae la atención de la verdadera catástrofe cotidiana, gene - rada cada día por un modelo de relaciones sociales tan impuesto como exhausto. El mundo de los poderes presentes : Estados Unidos de Norteamérica, Europa, Japón, China y adláteres -con México en su novena fila como porrista- se disputan la conducción final del arruinado liberalismo, que se resquebraja –supon- gamos- amenazado por sus propias contradicciones internas de liderazgos, sin lograr extirpar del todo los procesos culturales de tradiciones nacidas desde el principio de los tiempos, tradiciones que le resultan

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