Número 5

4 incómodas y que hoy pretende arrastrar en su caída. El mundo de las culturas más enraizadas en los pueblos: aquellos que son baluartes de la humanidad por su profundidad identitaria, pero también por sus recur - sos y sus aspiraciones de autonomía política, son hoy, por lo mismo, los más apetecibles de esta mun - dialización corporativa; pero este vigor, adquirido en más de tres mil años de historia, impedirá –suponga - mos- todos los intentos conquistadores. El terrible 2012 ya ha iniciado su curso. Trompetas aterradoras y desafinadas suenan, advir - tiendo un cercano cataclismo telúrico de proporcio - nes insospechadas. Y -supongamos- es así, pero no en los términos que nos venden los ocurrentes emisarios de catás - trofes planetarias. El cataclismo es añejo y actual al mismo tiempo. Nuestra sociedad está en crisis por el dominio y el perfeccionamiento de la codicia –supongamos-. En todas sus presentaciones. Lejos de los saberes que han generado procesos civilizatorios en la historia, alejados de la gesta de legiones de héroes anónimos que mantienen aún la fortaleza moral de los pueblos, hoy nos topamos con un aberrante catálogo de estragos. Tsunami plástico y televisivo. Avalancha inmisericorde de babosadas electoreras y rampantes ignorancias. Desmoronamiento de la inteligencia. Hundimientos craneanos y precordiales de funciona - rios por vacío. Alud de atropellos, plomados o no. Aplastamiento del sistema judicial. Marejadas de impunidad pestilente. Lava de mentiras en lluvia ácida. Granizada de cálculos y cochupos. Sequía mortal por abstencionismo, supuestamente justificado o no. Inundaciones de valemadrismo hasta el cogote. Ríos desbordados de amiqué. Desventura salarial a permanencia. Temblor ocupacional y educativo entre jóvenes. Terremoto de balaceras. Gran barata epidémica de folclores en abonos. Siniestro de purismos a cargo de claridosos amargados. Redentores dialécticos en devastación. Plaga aniquiladora de langostas oportunistas. Gran Partida de Madre Patria. Por todos nosotros. Ya estamos en ruta. Ante cielos que pueden ponerse aun más oscuros… el panorama está incompleto: falta en el drama telúrico la indignación y la capaci - dad del protagonista definitivo. ¿qué hay que pensar, sentir, hacer? En tanto esperamos tranquilos este fin del mun - do, inmersos en la boca del volcán, trataremos en este número, desde la arqueología, Hortensia de Vega comenta en relación a dos de los factores que hacen evidente la repetitiva espiral de los procesos civilizatorios. Desde la filosofía, y dando la bienve - nida a la colega argentina radicada en nuestro país, Ana María Rivadeo, su artículo “epistemología del terror”, aborda el tema de la violencia en México, aportando su conocida nitidez y profundidad, que hemos podido constatar en el último libro de su au - toría, Lesa Patria: nación y globalización , prologado por su maestro, recientemente fallecido, Adolfo Sán- chez Vásquez. Desde la visión de la historia y socie - dad novohispana, Rafael Gutiérrez comenta que su expresión más clara en la arquitectura fueron los conjuntos monacales establecidos a la orilla de las rutas comerciales prehispánicas; una de ellas, la ruta del volcán. Ricardo Melgar se ocupa a su vez del ca - pital depredador en el monte de Huitzilac, en un pro - ceso añejo que por desgracia continúa en el estado de Morelos. Fernando Sánchez, a su vez, da segui - miento al tema de las artesanías mexicanas, ahora sobre el juguete tradicional.

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