Número 42

46 Hoy, en Brasil, se ha avanzado un paso más en el proceso de desestabilización ins - titucional que pretende perpetrar un sec- tor del Poder Judicial, la Policía Federal, los monopolios de prensa y las fuerzas políti - cas que han sido derrotadas en las últimas elecciones nacionales. Una desestabiliza - ción del orden democrático que tiene un objetivo principal:  impedir que las fuer - zas progresistas sigan gobernando el país y, especialmente, acabar definiti - vamente con el Partido de los Trabaja- dores y con su figura más emblemática, el ex presidente Lula . Esto es lo que está en juego y es esto lo que explica una multiplicidad de acciones judiciales, denuncias de la prensa nunca demostradas, insultos, amenazas, ataques públicos y una persistente ofensiva parla - mentaria por parte de las fuerzas más con - servadoras y reaccionarias del país. Se trata de criminalizar y de responsabi - lizar al PT y a su presidente honorario de actos de corrupción, usando hechos que la justicia aún investiga como si fueran parte de un plan organizado desde el propio cen - tro neurálgico del poder; esto es, los man- datos presidenciales de Lula y Dilma Rous - seff. Encontrar una conexión entre ambos mandatarios y los hechos de corrupción analizados por la Justicia es la gran obse - sión y, quizás, la única carta que hoy tiene la derecha brasileña para volver al poder, destruyendo los avances democráticos de la última década. Lo que está en juego es el futuro de Brasil como nación democrática. Obviamente, la oposición tiene todo el derecho de aspirar al poder. Pero después de 30 años de democracia, ya debería haber aprendido que la única forma de hacerlo es por el voto popular. Pero no lo apren- dió. Después de su última derrota electoral pretende volver al poder por la vía de un golpe judicial o de un  impeachment , cuya fundamentación jurídica y política no es otra que la necesidad de despojar al pueblo de su mandato soberano. Nada se ha demostrado sobre la vin- culación del ex presidente Lula o de la presidenta Dilma Rousseff con cual - quier hecho ilícito. Pero decenas de ca- lumnias se han formulado contra ellos. Como quiera que sea, los poderes golpis - tas saben como actuar. Y actúan. Si no pue - den encontrarse pruebas que confirmen las denuncias, pueden crearse hechos que, ante una opinión pública pasmada y desconcer- tada, hagan parecer culpables a quienes no lo son. El Estado de Derecho se desmonta cuando uno de los principios que lo susten- tan se desintegra ante maniobras autorita- rias del Poder Judicial y el sistemático abuso de poder de una Policía que ha demostrado ser más eficiente matando jóvenes pobres inocentes que controlando las principales redes del delito que operan en el país.  Hoy por la mañana, un amplio operati - vo policial irrumpió en la residencia del ex Presidente Lula y lo detuvo con un manda - to de “ condução coercitiva ”. CONSEJO LATINOAMERICANO DE CIENCIAS SOCIALES – CLACSO Secretaría Ejecutiva ​04 de marzo de 2016​ http://www.clacso.org.ar/difusion/mensaje_2016_2.php Estimados/as colegas, amigos y amigas,

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