Número 70

18 En este sentido Rodríguez et alii, plantean que el objeto de estudio de la arqueología de género se construye a partir de tres esferas de investigación “en primer lugar los cuerpos de las mujeres, haciendo hincapié en el estudio del cuerpo, es decir, la Arqueología del Cuerpo; por otro lado, el contexto en el que se asientan y desarrollan sus actividades, además del registro funerario, algo de vital importancia para su estudio; y por último los objetos y la relación que se pudo establecer con ellos” (2015: 239). Entonces, como ya ha comentado Pohl (1994a y 1994b), a partir de la representación y estudio del cuerpo de los hombres y de las mujeres, así como del análisis iconográfico de las insignias que estos cuerpos llevan puestas, como son el escudo y las armas de guerra, las pinturas faciales, el malacate, el algodón y el machete de tejer, es factible desarrollar un planteamiento sobre las actividades productivas que tanto los hombres como las mujeres pudieron haber desarrollado. En este sentido, Gómez y Alfaro han analizado las actividades que debieron efectuar las mujeres representadas en los códices Tonindeye (o Nuttall) y en el Yuta Tnoho (o Vindobonensis) a partir de las insignias más representativas que portan y concluimos que “esas señoras debieron estar asociadas con alguna de las etapas de producción y distribución del hilado y del tejido, lo que puede indicar el papel significativo que desempeñaban en el control y organización de la producción textil. Foto de InputUX, generada con IA. https://stock.adobe.com/

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