Número 70

17 que al basar mis conclusiones en datos empíricos muy específicos, pueda proporcionar una discusión de los roles de género que sea menos vulnerable a tales críticas. No importa cuán poderoso o moderno sea el marco teórico, no se pueden aplicar con éxito datos arqueológicos mal recopilados. Si este estudio de los rituales femeninos tiene éxito, será porque se basa en amplias exposiciones horizontales de unidades domésticas del Formativo, con un cuidadoso mapeo de las características y un paciente trazado de piezas de todos los artefactos, incluidas las figurillas. El contexto es crucial para los estudios tanto del comportamiento ritual como de los roles de género construidos socialmente, y el contexto no se puede reconstruir a partir de colecciones de museos que carecen de una buena procedencia” (Marcus, 1998: 4).2 2 Traducción hecha por la autora de este trabajo. Las reflexiones analíticas que Spector hizo para llegar a tener un conocimiento académico de las diferencias que la arqueología androcentrista había tenido en el transcurso del desarrollo de la disciplina, consistieron en hacer preguntas básicas sobre si se podían reconocer las actividades desarrolladas por los géneros masculino y femenino, así como sus relaciones sociales y sus creencias a partir de los restos arqueológicos; cuáles serían las dimensiones materiales de las relaciones de género, si forman parte del registro arqueológico y se conservan y finalmente, si a pesar de la distancia histórica y cultural entre esas sociedades del pasado y la nuestra se podrían reconocer e interpretar los indicadores sobre el género (Spector, 1999: 234). Sin embargo, como la misma autora menciona, las teorías arqueológicas tienden a persistir y a reforzar las ideologías occidentales sobre el papel que desempeñan las mujeres y las relaciones entre los sexos (1999: 253) Foto de 016Graphics, generada con IA. https://stock.adobe.com/

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