Número 70

47 una cosmovisión vinculada al entorno, la sobrevivencia y resistencia de entonces hasta ahora, en el proceso creciente de hostilidad que ha intensificado la presión sobre sus recursos y su vida-muerte orgánica y social. Sintéticamente, la corporalidad (Gambarotta y Mora, 2018) y la diversidad histórico-etnográfica de estas mujeres y varones rarámuri se entreteje en la geografía ambiental y la social, hilada por el modelo agrícola–campesino, lo que deriva en prácticas productivas y simbólicas asociadas al proceso de socialización entre los géneros y las generaciones al interior mismo de la etnia, así como en la interacción con mestizos avecindados en el micro y mesosistema, además de la población, en desplazamientos hacia algún punto de migración y durante recorridos y andanzas en la municipalidad, entre otros, en el exosistema y el macrosistema que impregna creencias e ideologías dominantes de lo global en la praxis local y regional. Asimismo, para estas comunidades étnicas sus prácticas recolectoras vinculadas a un calendario festivo-ritual han implicado uno de sus ejes de relación con el grupo, con la tierra y con el cosmos en cada fase del ciclo agrícola: siembra, cultivo y cosecha, lo que se aprende mediante la tradición oral, como señala Gotés (2012): Se forma una memoria permanente del sentido individual y social de estar en el mundo. Por ello en la cultura rarámuri se hacen discursos, se organizan fiestas y se elabora cerveza de maíz con el fin de embriagarse, bailar y asegurar el orden del cosmos (p. 45). Sobre esos cuerpos rarámuri que traman y andan los caminos interétnicos o interculturales que allende las divisiones políticas agencian esa herencia de tiempos remotos en los paisajes ecológicos, es que podemos ahondar en la idea de nodo territorial que se desarrolla en esta investigación, es decir, de esa plataforma de red o tejido que se hace cuerpo, se habita, se piensa, se imagina, se ajusta, se resiste y se transita, tanto en lo cotidiano como en sus festividades asociadas. La ranchería de Munérachi, Batopilas fue considerada en este trabajo como el nodo que convoca a otras de relativa cercanía, pues dichas serranías son de tránsito exclusivo a pie, entre 4 y 6 hrs. aproximadamente. Véase Diagrama 1. Elaboración propia. Diagrama 1. Nodo territorial de Munérachi.

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