Nuevas observaciones sobre un rito peculiar entre ciertos grupos aborígenes actuales: el Senoiccele

 Sección de Etnografía contemporánea

Nota editorial: reproducimos con algunas actualizaciones este reporte etnográfico publicado originalmente en el año 2009, considerando que no ha perdido vigencia en su ámbito. Cabe advertir que en el dialecto de la etnia referida, las palabras (en cursiva en este reporte) se leen de derecha a izquierda.

Antes de pasar a la descripción que nos ocupa, es preciso recordar que hay en el dominio de la antropología algunos términos y conceptos fatídicos, como el de “raza” o “primitivo”, aunque  ciertamente en el ámbito popular existen algunos intentos de endulzar o subvertir sus significados, al convertir a  “la raza” en sinónimo de grupo “buena onda” o cuando, en alarde de sana inspiración, algunos ocurrentes progenitores deciden que su vástago se llame  “Primitivo”, colocando a los sujetos así bautizados ante la encomienda tácita de honrar su nombre mediante su proceder cotidiano, lo cual a veces logran a cabalidad.

Sin embargo, y sin entrar en idealizaciones, la realidad que emana de diversos estudios etnográficos implica el reconocimiento de numerosas pautas esenciales de sostenimiento de la vida, de organización social, de armonía con el medio y del campo de los valores y de la estética, destacables en los pueblos que han sido menos expuestos a la denominada “civilización occidental” y que no sólo ponen de relieve por contrastación las limitaciones actuales de la cultura hegemónica, sino una profunda crisis de sentido que permea muchas de sus manifestaciones.

Los procesos civilizatorios subalternos, descalificados sistemáticamente como inferiores desde los saberes y poderes hegemónicos, hoy revelan sin embargo tácitamente el derrotero confuso y errático del mundo basado en el dominio de un modelo económico que globaliza la desigualdad y la exclusión, apelando como guía a un desarrollo tecnológico idealizado, tomado como un fin en sí mismo y carente de una dimensión ética fundamental.


¿Quién es el primitivo?   Fuente: Hans Silvester, Valle bajo del río Ono, Etiiopía http://www.upsocl.com/mundo/detras-de-estas-bellas-imagenes-hay-pueblos-indigenas-que-estan-bajo-una-gran-amenaza/

En ese contexto, “raza” y “primitivo” son dos palabras cargadas de una historia ignominiosa, pues sirvieron y aún se utilizan para justificar infamias y atropellos de muy diverso tipo. La división de la humanidad en razas ha sido muy útil para las iniciativas de exclusión instrumentadas en todo el planeta, y el carácter de “primitivo”, atribuido a ciertas “razas”, ha nutrido el discurso autocomplaciente de quienes se consideran a sí mismos como “civilizados”, naturalizando la explotación de los pueblos e individuos supuestamente incapaces de “civilización”, y llegando al extremo de ser justamente un elemento constitutivo del racismo académico, no del todo superado.

El caso es que esos términos denigrantes a veces parecieran tener algún grado de coherencia, al menos cuando topamos con ciertos grupos sociales que efectivamente, a pesar de nuestra era tecnológica, presentan algunos rasgos indiscutibles y categóricos de “primitivismo” entendido éste en su connotación más burda, propios a su vez, en efecto, de cierta subraza sin duda profundamente nociva en términos ambientales, económicos y espirituales, como hemos de describir a continuación.

La investigación etnográfica debe dar cuenta de éstos fenómenos, aunque no siempre sean agradables en sus implicaciones.  Esta nota, que expone los avances de la investigación en curso, refleja el asombro del equipo de trabajo que se pudo internar de manera progresiva aunque discreta en la región de estudio y realizar lo que se denomina técnicamente como “observación participante” entre los grupos aborígenes analizados.  Fue así como hemos tenido contacto con diversos y pintorescos nativos, que están justamente en estos días sufriendo la preparación de uno de sus ritos más peculiares, conocido localmente como el Senoiccele.


Los mecanismos clasificatorios amparados en la medición como procesos de exclusión social. Fuente: https://www.ogkochetkov.ru/publikacii/detail/kak-otnositsja-cerkov-k-idejam-evgeniki/#.WrrcHOhuZ9M

El Senoiccele puede equipararse con una especie de juegos florales que los nativos realizan cada tres años. Uno de los aspectos que cabe resaltar respecto al grupo tribal en cuestión, a diferencia de lo que sucede en otras comunidades similares, como las existentes en el sur de Nueva Guinea o en la costa occidental de Madagascar, es que mantiene una estructura ritual impuesta y objetivamente degradatoria, pero ampliamente tolerada por los pobladores.  Como bien se sabe, los símbolos son fundamentales en cualquier proceso civilizatorio, pero debemos reconocer, a la luz de nuestras observaciones, que también resultan básicos como insumos en determinados procesos in-civilizatorios como el que nos ocupa, en particular los que acompañan al rito del Senoiccele.

Casi todos los elementos simbólicos del rito emanan de un concepto esotérico, denominado aicarcomed, el cual es invocado permanentemente como una especie de deidad etérea a la cual se rinde culto, aunque de ella se conozcan muy pocos rasgos tangibles o concretos. El aicarcomed constituye de hecho el referente conceptual básico del ritual y se enuncia a su vez como una especie de condimento, cuya concentración debiera hacer del Senoiccele algo valedero y hasta incomprensiblemente apetecible. Si la subraza que depende económicamente del Senoiccele logra salpicarle una mayor concentración discursiva de aicarcomed a su empresa, entonces se supone que se encuentra en condiciones de convencer a los otros aborígenes, siempre que así lo deseen, sobre el carácter solemne y sagrado del rito.

Las prácticas ceremoniales del Senoiccele presentan a su vez un fuerte componente mágico, pues demandan un alto grado de pensamiento acrítico por parte de los participantes y de adherentes a las facciones tribales supuestamente contrarias entre sí que aprovechan y sostienen de común acuerdo toda la estructura ritual. De hecho, aun cuando ésta genera una amplia gama de mortificaciones y una compartida sensación de fastidio y desasosiego entre la mayor parte de los aborígenes, todos los integrantes de la etnia estudiada colaboran, directa o indirectamente, lamentándose del mismo pero aportando de manera inercial recursos de su propia economía, a menudo exigua, a fin de que el rito del Senoiccele se lleve a cabo puntualmente, en apego al calendario ceremonial. Es decir, contribuyen a la perpetuación de algo que los aflige y vulnera. Ante este tipo de paradojas, nuestro equipo ha identificado como una de sus conclusiones provisionales propias de las aproximaciones progresivas del ejercicio científico el hecho de que aun comprendemos una parte muy limitada del fenómeno, y de esa parte, no llegamos aun a comprender nada.


Reproducción de una antigua lámina propiciatoria característica del ritual. Fuente:
https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-553685612-antigua-propaganda-electoral-gustavo-diaz-ordaz-60s-_JM

De acuerdo con algunos autores, ésta manera paradójica de proceder por parte de los nativos corresponde a algún tipo de masoquismo social o remite a lo que Jung llama “el inconsciente colectivo”. La programada y profunda desmemoria de los aborígenes, cuidadosamente cultivada por los beneficiarios del rito, constituye a su vez un elemento esencial de la celebración. La carga de aparentes sinsentidos se acumula en torno al ritual del Senoioccele, pues aun cuando la práctica ceremonial opera de manera regular, algo absolutamente regular e imprescindible para el rito mismo es la denuncia de lo que nosotros llamaríamos “irregularidades”, conocidas genéricamente en dialecto local como sasnart o sopuhcoc.

Como todo performance ritual, el del Senoiccele derivará en resultados absolutamente previsibles, aun cuando pueda presentar eventualmente ligeras variables, permitidas e incluso deseadas, pero circunscritas al tono de las invocaciones repetitivas y a la gestualidad anodina de la subraza que dirige y obtiene un sustancioso usufructo del ritual.  Y es que si bien la mayor parte de los aborígenes vive el ritual y en particular su preparación con una evidente carga de disgusto, una subraza particular, perteneciente al clan de los satsinutropo, vive a la espera del rito: se trata de los denominados en el dialecto como allitocap ed socilítop. Estos individuos vierten en el rito del Senoiccele todos sus anhelos e ideales, transformados en una viscosa combinación de sus más burdos impulsos.

Este subgrupo humano, caracterizado por algunos expertos más bien como un grupo subhumano, se caracteriza por el dominio de una competencia técnica particular: la conocida como largetni-aritnem, consistente en la práctica de disimular lo que se es y de simular lo que no se es. Pocas sociedades premodernas, modernas, antimodernas y posmodernas han desarrollado en su seno subrazas capaces de un refinamiento tal. El dominio sistemático de este procedimiento llega a ser tan completo, y a la vez tan natural y espontáneo, que quien ejerce a cabalidad el largetni-aritnem goza de gran prestigio entre los integrantes del clan de los allitocap ed socilítop, pues se acompaña de la acumulación de prebendas de diverso tipo y, en particular, de recursos económicos y de poderes mágicos, como el de anular la realidad o el de flexibilizar el espinazo al máximo frente a las ocurrencias de otros socilítop de regiones lejanas.

Sin embargo, hemos podido constatar que los aborígenes que llegan a ese nivel de degradación de la conciencia, difícilmente pueden ser considerados como parte del mismo grupo étnico ni filogenético, ni zoológico, pues al parecer, en efecto, han descendido de manera irreversible y acentuada en la cadena evolutiva, de acuerdo con los estudios genéticos que se han podido llevar a cabo en algunos de ellos, gracias a la recuperación de DNA de sus uñas, gruesas y largas, que son los segmentos más conspicuos de su anatomía.


Coherencia física entre el antimensaje y su base física de sustentación en el ritual del Senoiccele. Fuente: http://www.cronicahidalgo.com/2018/02/pide-ieeh-que-partidos-retiren-ya-propagandas/

Las prácticas ceremoniales que se aplican reiteradamente en la preparación del ritual del Senoiccele contienen una regla tácita, y es que algunas palabras cabalísticas pueden ser combinadas de diversas maneras sin que ello afecte el resultado final de la ceremonia. De hecho, todos los integrantes de la subraza beneficiaria del ritual, aun cuando se presenten con vehemencia como contrarios entre sí, se encuentran hermanados generalmente por un carácter identitario común, el ya denominado omsinutropo, que consiste en saber calcular, mediante intuición, mera inercia o atisbo zodiacal, el momento de los cambios de marea y de aires, para recolocarse ideológica y discursivamente en condiciones óptimas de ordem. No es que exista incoherencia respecto a principios éticos o ideológicos o respecto a convicciones, pues se comprende que éstas tienen el carácter de fantasías obsoletas, sino que es manifiesto el apego irrestricto a ese principio superior y único: el denominado Ordem, también conocido popularmente como yeügácapeart u oímseuqserragaon, como orientador de todas sus decisiones e indecisiones.


Dimensión propositiva y programática de los mensajes en el rito. Fuente: https://centrosconacyt.mx/objeto/psicologia-politica-y-elecciones/candidatomx-1/

Esta interpretación occidental nuestra, como pudimos constatar, no obtuvo la anuencia de algunos ejemplares de la subraza de los allitocap ed socilítop, aunque la mayor parte de los aborígenes coinciden plenamente con ella, pero la han interiorizado y atestiguado tanto que les parece obvia y natural. Y es que el Senoiccele es un ritual muy lejano de lo que podría ser, para cualquier sujeto carente de sensibilidad etnográfica, una parodia, sainete, bufonada, patraña o vil paparrucha.


Otra incógnita: predominio de los pajaritos en las insignias tribales alegóricas de las facciones simbólicas constitutivas del ritual. Fuente: https://orbitapoliticamexico.wordpress.com/2017/10/22/elecciones-en-el-estado-de-mexico-2018/

El torneo ritual que lleva a cabo la subraza de los allitocap ed socilítop a propósito del Senoiccele consiste en conseguir que los participantes se oculten el día anunciado en una especie de pequeña cueva y, al abrigo de esa semiprivacía que posiblemente se ha desarrollado para evitar que personas ajenas observen o presionen a quien realiza un acto tan bochornoso y digno de conmiseración, marquen o coloquen una inscripción o muesca con algún trozo de hueso en una especie de lámina, sobre alguno de los íconos coloridos que supuestamente representan la diferencia entre subclanes de allitocap ed socilítop, aunque es de todos sabido que dicha diferencia es absolutamente virtual ya que, en todo caso, no hemos podido observar procedimiento tribal alguno que se pueda equiparar con lo que en las sociedades occidentales modernas denominamos como contabilización, y es que las láminas aparecen y desaparecen mediante pases y procedimientos mágicos, y sospechamos que siendo todo el proceso de índole meramente subjetiva y simbólica, cualquier aproximación cuantitativa generaría desplantes amenazadores y gruñidos intimidatorios por parte de los representantes de la subraza, y que los aborígenes han llegado a reconocer como absolutamente infructuosos. Esto se constató fatídicamente en el último ritual, concluido exitosamente para la subraza de los allitocap ed socilítop apenas el año pasado.


Escepticismo en la mirada del can llevado por la fuerza a participar en el ritual. Fuente: Pedro Pardo (Getty Images), en:
https://www.univision.com/noticias/relaciones-internacionales/eeuu-cree-rusia-se-esta-inmiscuyendo-en-la-campana-electoral-de-mexico

En las últimas estancias de investigación en las tierras de los aborígenes, que por cierto ya no son sus tierras, se ha constatado la introducción de ciertos procedimientos al parecer innovadores, diseñados para evitar cualquier innovación, y que simplifican los métodos de validación simbólica del ritual, los cuales, para incidir en los resultados supuestamente contables del ritual, incluyen la distribución discrecional de láminas delgadas y rectangulares de un material similar a nuestro plástico, con las cuales obtienen algunos artículos necesarios para no morir de hambre, de tal forma que en la medida en que existan más nativos en esa condición de hambrientos, más sotov conseguirán los allitocap ed socilítop. No es de extrañar, por lo tanto, que el 83 % de los nativos pertenezcan al clan de los denominados serbop, lo que corresponde a la somera cifra de 100 millones para 2014, aunque los allitocap ed socilítop aducen que esa cantidad es prácticamente ínfima y se encuentra en franco declive desde antes de que se llevara a cabo la creación de su apacible universo. 


Distribución para el Senoiccele de los amuletos confeccionados con el sudor laboral de las víctimas, con la efigie del artista tribal Arevir Ogeid, quien, de saberlo, sufriría por el uso supersticioso de su imagen impresa en ellos. Fuente: https://www.globalmedia.mx/articles/Aprueba-Ceepac-l%C3%ADmites-de-dinero-privado-en-elecciones

De hecho, el pensamiento mágico de los nativos los orilla a suponer ingenuamente que en estos tres últimos años el ritual ha cambiado, como resultado de alguna fórmula mágica acordada entre los mismísimos allitocap ed socilítop, agrupados como sodatupid y serodanes (una especie de serafines y querubines de medio pelo, según se puede colegir) en algo así como corrales de lujo, donde emiten regularmente gritos, vituperios o gruñidos cuando no están dormidos, con el apoyo incondicional de los denominados sorepuhcoc seceuj, incrustados en otras peculiares instancias llamadas a su vez selanubirt, donde los sorepuhcoc seceuj velan por la integridad de los mecanismos que garantizan el omsinutropo en el ritual, a cambio de proteger su propio omsinutropo. Todas estas bestezuelas, cuya clasificación taxonómica ya realizada en el Museo de Historia Natural permite ubicarlas en general entre los parásitos intestinales, sean de la especie de los sodatupid, serodanes o los sorepuhcoc seceuj, son sin embargo generosa y extrañamente remunerados con elevadas sumas del dinero local, pues un solo mes de “salario” de estos extraños personajes, propios de alguna mala película de payasos, equivale a muchísimas, incontables jornadas de verdadero trabajo de gran parte de los aborígenes de la etnia estudiada. Ningún informante supo explicarnos ésta, que es una de las mayores paradojas de la sociedad aborigen, pues quienes desde lo que se puede caracterizar como el insondable abismo de su ignorancia, de dominio público, emiten reglas violándolas o velan con celo por la injusticia, ejerciendo un abuso económico inaudito, a costa de la masa de depauperados aborígenes, habituados a la obediencia y la resignación desde su más tierna infancia, que usualmente de tierna tiene, en muchos casos, poco.


Lámina operativa para la instrumentación no simbólica de las necesidades funcionales en el ritual. Fuente: https://www.rankia.mx/blog/mejores-opiniones-mexico/3813752-que-como-tramitar-salario-rosa?page=2

Sin embargo, posiblemente nuestra apreciación sea inexacta y se trate de una especie de mala broma que nos jugaron los informantes, aprovechando nuestro desconcierto ante semejante disparate completamente inverosímil.

Regresando al fenómeno del Senoiccele, hemos intentado denodadamente dilucidar el objeto del rito en cuestión. Nuestra hipótesis original era que se trataba de una especie de petición de lluvias concertada, o de rito de pasaje o de ceremonia iniciática, pero ni su utilidad ni su sentido son fáciles de comprender y de hecho, a excepción de la raza de los allitocap ed socilítop, quienes al parecer tienen clarísimo el propósito del ritual, el resto de los aborígenes lo asumen con una especie de aceptación ancestral de alguna verdad revelada e incongruente, que al parecer tiene raíces profundas en su historia de asumidores estoicos de circunstancias.

El ceremonial del rito parte de un elemento peculiar, una especie de juego que se presenta sin embargo como si no lo fuera, aunque de hecho la comunidad entera sabe que lo es, y consiste en la distribución de la subraza de los allitocap ed socilítop en facciones aparentemente distintivas, pero prácticamente idénticas en todos sus aspectos definitorios. Se trata sin duda de un elemento notorio que remite a una especie de histrionismo colectivo escasamente descrito en la literatura antropológica, donde la regla esencial del juego es que cada facción ataque a las demás facciones acusándolas justamente de aquello que la facción acusadora realiza.  A medida que el ritual avanza, lo cual tiene largas semanas de preparación hasta llegar a una especie de clímax, el planificado encarnecimiento de la lucha entre facciones se agudiza. Los allitocap ed socilítop se acaban acusando entre sí de no haber hecho los cambios prometidos, o de prometer los cambios no realizados, o de realizar las promesas no cambiadas, o de prometer hechos cambiados, y es cuando hemos podido atestiguar verdaderos torneos degradatorios de la palabra dialectal, que sin duda reflejan directamente la degradación neuronal y moral de la subraza de los allitocap ed socilítop.

            Ante todo ello, un procedimiento considerado como razonable entre algunos juiciosos aborígenes, es el de creerle a todas las facciones de la subraza mencionada… claro, no creer en absoluto lo que dicen de sí mismas, sino lo que afirman de sus contrincantes.

 

Los símbolos y el contexto del ritual

Víctor Turner ha intitulado a uno de sus libros como “la selva de los símbolos”, y hemos evocado ese título justamente porque, a medida que el momento clímax del rito del Senoiccele se acerca, ciertos símbolos coloridos proliferan de una manera impresionante en los espacios donde se encuentran voluntaria o involuntariamente los nativos. Todo espacio posible es ocupado por una profusa marea de láminas que invaden los senderos y dominios tribales, láminas donde dominan los dientes mazorcudos de los rostros aparentemente asépticos de los diversos satsinutropo. La proliferación de rostros de los integrantes de la subraza es tal, que poco espacio queda para ver un atardecer o a una vecina de ojos insinuantes. Pensamos inicialmente, dados los semblantes, que se trataba de un archivo público criminalístico o de un mecanismo local para la denuncia y captura de presos o dementes fugados (lo que refleja el carácter paradójico identitario de los nativos, pues quienes debieran estar presos no lo están o son sacados de las cárceles, y quienes debieran estar libres por aspirar a mejores condiciones de la etnia resultan torturados y están presos).


Barrotes coloridos. Fuente: http://strategiaelectoral.mx/2013/07/01/criterios-de-fiscalizacion-de-gastos-de-campana-de-los-partidos-politicos/

Luego, sin descartar del todo la primera hipótesis, que denominamos técnicamente como “anuncio vehemente de extraviados mentales”, el equipo de investigación postuló la posibilidad de que dada la temporada del año, se tratase de algún tipo de vegetales peculiares, de forma humanoide, pues su aparición coincide con la temporada de lluvias, pero en definitiva nos hemos percatado de que se trata de objetos promocionales producidos por los propios nativos, pagados por los propios nativos, sufridos por los propios nativos, pero encargados y colocados por orden de la subraza de los allitocap ed socilítop.

 
El título de la imagen es “Imagen sin título”. Fuente:
https://www.google.com.mx/search?q=primazo+del+mazo&dcr=0&tbm=isch&source=iu&ictx=1&fir=ZeZHXoBEDRKu7M%253A%252CY_xf3Ykw8L1ErM%252C_&usg=__hTLBfnGbNFXgXHuG4U7efrOwLkI%3D&sa=X&ved=0ahUKEwiB7Puh0ZTaAhUI74MKHTLtCgEQ9QEIKTAA#imgrc=ZeZHXoBEDRKu7M


Profusión estética antes de obstruír los desagües del villorrio tribal. Fuente: https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/nos-esperan-55.6-millones-de-spots-electorales-386636.html

A su vez, se ha documentado recientemente el incremento de ciertas conductas peculiares, cuando la causa suprema del acopio de sotov justifica el reclutamiento de ciertos satsinutropo a quienes, se anuncia sin pena, de triunfar una de las facciones en el rito del Senoiccele, se pretende encomendar asuntos estratégicos en términos de salud, medio ambiente, cultura, economía y producción agrícola para toda la etnia y su futuro, con la particularidad de que la trayectoria de cada uno de esos satsinutropo los coloca en posición óptima para vulnerar con eficacia precisamente cada una de esas áreas respectivas.

La profusión de los pintorescos mensajes sin mensaje característicos del Senoiccele (otra expresión del carácter paradójico de la etnia estudiada) no sólo se manifiesta visualmente, sino en términos auditivos, a través de aparatos parecidos a nuestros altavoces, radios, televisiones e incluso en medios similares a nuestras redes cibernéticas, que la subraza de los allitocap ed socilítop utiliza de manera intensiva, siempre con los recursos aportados religiosamente por las víctimas del ritual. Incluso aparecen en pequeños espejos portátiles que, calculamos, son consultados en promedio cada 87 segundos a lo largo de todo el día y buena parte de la noche por muchísimos nativos, incluso cuando comen, deambulan y procrean.  Hemos podido traducir algunos de estos abundantes mensajes antimensaje destinados a conseguir sotov en el ritual, pero el análisis de sentido nos ha resultado imposible; en un amplia gama, dicen algo así como: “Avancemos por la reforma estructural de la basura”, “Yo soy el mero mero”, “Cuida tus privilegios”, “Los nacos no saben gobernar”, “Defendamos nuestro derecho al miedo”, “Vives mejor pero no te das cuenta”, “Pena de muerte a los ositos panda”, “Vamos por la revancha”, “Soy muy diferente a lo que soy”, “Olvida mi pasado, ya no te acuerdes de lo que fui”, “una cosa es servirse públicamente y otra ser una amenaza”, “Ay nanita”, “Los ladrones son ellos”, “Uniformes escolares gratis”, “la izquierda, el centro y la derecha unidos sin ti”, “La transa es la semilla del progreso”, “Cuando nos provocan ladramos”, “No hay presidente imbécil sin epopeya patriótica”, “Plantaré a mi vieja en la silla”, “A traer inversiones doblando el espinazo”, “La indignidad es virtud soberana”, “Mi riqueza me la gané honradamente con tu sudor”, “Patria o cinismo moriremos”, “Estamos desmantelando todo para ti”, “El nuevo aterrizadero va porque va y va” y otros de similar calado analítico y propositivo.


Reforma estructural de la basura ritual. Fuente: http://eleccionesmexico.com/2016/05/09/propaganda-electoral-debe-cuidar-al-medio-ambiente/


Fuente: http://www.economiahoy.mx/nacional-eAm-mx/noticias/9028546/03/18/Esta-es-la-propaganda-gubernamental-permitida-durante-campanas-electorales-segun-el-INE.html

Desde que en el 2009 se dio a conocer públicamente el reporte de este fenómeno, la degradación sistemática de la clase de los allitocap ed socilítop y de los denominados seredacrem locales y foráneos que la cobijan, fanáticos todos de un venerado credo escatológico, autodestructivo e indescifrable denominado Omsilatipac, se ha intensificado al grado de poner en duda la viabilidad de todo el modelo e incluso de toda la sociedad tribal en su conjunto. Nos da la impresión de que este credo es mucho más popular de lo que podría suponerse si tomamos en cuenta que es el origen de casi todos los padecimientos que afectan a la tribu. Hay indicios de que dicho culto barbárico, de origen exógeno, al parecer se encuentra diseminado irracionalmente entre otras sociedades incivilizadas del planeta.

Hay que señalar que el ritual de las Senoiccele se realiza en el marco de una sociedad multiétnica en creciente violencia, una violencia estructural e inédita que ya iba en aumento inaudito en el 2009 en que se publicó inicialmente este reporte, y que ahora se

encuentra fuera de control, promovida entre muchos de los nativos mediante espejos opacos de diferente tamaño, desde muy grandotes hasta muy chiquitos, ya ampliamente distribuídos que podrían ser caracterizados, con cierta precisión, como dispositivos infantilizantes.


Galería de allitocap ed socilítop de la variedad sodarrof neib. Nota: No se localizó la imagen de perfil con el número de registro penal. Parece que se lo robaron aprovechando la confusión por el último terremoto en la comarca. Fuente: http://mientrastantoenmexico.mx/pan-mc-prd-dicen-renunciaran-al-100-presupuesto/

Ahora bien, una de las recientes “novedades” incorporadas al ritual del Senoiccele ha sido una especie de subritual adjunto y complementario, consistente en un ejercicio dancístico y de imaginación que se basa en poner a ciertos aborígenes a recolectar lo que llaman samrif, que son unos garabatos hechos con el dedo en los pueriles espejos opacos antes referidos, aunque de menor tamaño, y ante los cuales se hacen unos pases mágicos, como si la lámina-espejo tuviese la capacidad de ver a la gente y captase de ella alguna imagen o esencia, la cual, mediante fórmulas esotéricas, todos se han puesto de acuerdo en creer que es lanzada al “espacio” y recolectada en algún lugar enigmático del universo, a fin de seleccionar a otros peculiares entes denominados sotadidnac setneidnepni.

Este ejercicio de clarividencia, francamente litúrgico, nos ha parecido la apoteosis de la fantasía, pues además todos esos sotadidnac setneidnepni no son en absoluto setneidnepni, dado que para serlo dependen del subritual mismo, que consiste en excluir sin asomo de vergüenza a quienes son en realidad independientes de las facciones ficticias en el ritual, incluyendo a  los aborígenes desarrapados que son los que carecen precisamente de las costosas y esotéricas laminitas-espejo, cuyas artes mágicas además sólo funcionan fuera de las desarrapadas regiones habitadas por ellos, quienes se encuentran armados sin embargo de una enigmática prenda poco apreciada, llamada dadingid, contrastando así en definitiva con toda la gama de satsinutropo que venden su samrif a los beneficiarios satsinutropo  de la mismísima estructura decadente que impulsa y posibilita todo el ritual del Senoiccele. Uf.

El absurdo mayor del nuevo subritual es que los nativos caracterizados por su dadingid acopiaron casi 300,000 auténticas samrif con todo y los tremendos obstáculos que ese pase mágico exigía, y sin embargo fueron descartados (como lo han sido y son desde hace siglos) a pesar de que su candidata fue la única que demostró categóricamente haber obtenido sin trampas sus samrif, fundamentadas éstas en una especie de necedad atípica denominada entre los nativos como nóiccivnoc.

En tanto, resultó ungida oficialmente como atadidnac etneidnepni una emblemática representante de la clase de los allitocap ed socilítop que, comprendiendo a cabalidad la naturaleza esencial del subritual, se aplicó con celo a la compra de cientos de miles de samrif. El subritual dejó en claro, a pesar de todo el embuste idiosincrático, el potencial político determinante de la dadingid para toda la etnia en su conjunto.

Hemos de concluir provisionalmente nuestra nota comentando que, a pesar de un ritual tan enigmático y primitivo como el descrito, se está generando una corriente de opinión y de pensamiento muy sólida entre algunos nativos, que cuestiona radicalmente la legitimidad de todo el conjunto ritual descrito y postula la ingente necesidad de recuperar el carácter sagrado del bien común y de deshacerse de la subraza autodegradada irreversiblemente y que aspira a degradar toda una admirable civilización.

Algunos lúcidos aborígenes piensan que no deben de participar más en el ritual, como protesta, pero algunos otros, igualmente lúcidos, denomina a eso atelatap y llaman a recordar que los socilítop ed allitocap solo entienden lo que les conviene, si es que entienden algo, y no van a suspender el ritual o a cambiarlo impresionados por actos de dadingid, pues la dadingid es para ellos un concepto desconocido, indescifrable, ilógico y esotérico. Sin embargo, quienes se niegan a marcar con hueso las láminas en la ceremonia, alegan que su protesta no está dirigida a los socilítop ed allitocap, sino a una especie de duendes o fantasmas, denominados sonadaduic, porque ese es el segmento de la etnia donde se encuentra la única posibilidad de solución. Otros alegan a su vez que hay algunos rarísimos socilítop que no son en absoluto socilítop ed allitocap.

Otros más, a propósito de la inminencia actual del Senoiccele, recuerdan una antigua narración mítica sobre un patriarca llamado Éon, quien ante la eventualidad de un diluvio recibió la orden divina de llenar una trajinera como las de Xochimilco, pero enorme, preparada para recibir diversas parejas de animales para su sobrevivencia. Sin embargo, por las prisas, por coherencia o por mero insensato pragmatismo, Éon permitió que se subieran a la trajinera numerosas parejas de roedores, incluso algunos del tamaño de canguros.

Actualizando la mitología, con la irrupción de semejante trajinera en el ritual actual del Senoiccele, y a pesar del riesgo de que la nave se hunda con tanto roedor trepado en ella y disputando entre sí, hay quien afirma sin embargo con cierta dosis de realismo que, ante la gravedad de la situación de la etnia y la perspectiva ominosa y objetiva de continuidad por la misma ruta que ha llevado a la degradación de las condiciones de vida de la mayor parte de los aborígenes, queda solamente optar sin garantía alguna por algo que llaman el ronem lam, consistente en elegir al adversario, que sería el moderno Éon, pues lo que sí parece plenamente garantizable es que la no participación en el ritual del Senoiccele, aunque muy útil para reforzar la respetable figura local del rodedrep ongid, ya tradicional en la etnia, propiciaría en los hechos la continuidad de todo el sistema de descomposición impuesto, incluyendo su creciente cauda de asesinatos y daños de todo tipo. Así, como parte del sinsentido general característico del fenómeno descrito, la no participación en el ritual resultaría cabalmente funcional al ritual mismo.

En fin, se trata de una controversia sin duda más interesante que el ritual.

Por supuesto, todo esto sucede en lejanas latitudes, constituye un entramado de interpretaciones especulativas y no debe incomodarnos en absoluto.

Algunos estudiosos piensan que, en aras de mayor coherencia con la cultura política neolítico-pastoril y premetalúrgica descrita, tal vez fuera más lógico un cambio en la especie de ave emblemática que figura textilmente en el símbolo principal de la federación de etnias estudiadas, de modo que en lugar de un águila, han recomendado la colocación de un avestruz con la cabeza escondida en la tierra. Por aquello de la salud mental, pues.

Habrá que ver.


Fuente: Hans Silvester, Valle bajo del río Ono, Etiiopía http://www.upsocl.com/mundo/detras-de-estas-bellas-imagenes-hay-pueblos-indigenas-que-estan-bajo-una-gran-amenaza/

 

Referencias

Damián, Araceli y Julio Boltvinik, 2015, “Evolución de la pobreza y la estratificación social en México 2012-2014”, El Colegio de México, en: http://www.julioboltvinik.org/images/stories/pobreza%20presentacin%20de%20resultados%202014%20conferencia%20de%20prensa.pdf

Miner, Horace, 1956, “Body Ritual Among the Nacirema”, American Anthropologist, 58(3):504.

Scheurmann, Erich, 1989, Los Papalagi. Discursos de Tuiavii de Tiavea, Barcelona: Ed. Integral, en: http://freaknet.org/martin/libri/Papalagi/sisabianovenia/Papalagis.htm

Thuillier, Pierre, 1995, La grande implosion. Rapport sur l’effondrement de l’Occident : 1999-2002, Paris : Fayard.

Turner, Víctor, 1980, La selva de los símbolos, Madrid: Siglo XXI.

Villoro, Juan, 2018, “Paradojas de la honestidad”, Diario Reforma, 30 de marzo, en: https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/editoriales/editorial.aspx?id=131978&md5=bdd97cdc80abb85d860d37e6f65b4e51&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe&lcmd5=8595c5bba35fab59cdd5ca9a9ff478d3