Más o menos hace un año, cuando las medidas para enfrentar lo que ya se admitía como una pandemia planetaria se empezaban a implantar, surgieron multitud de voces que advertían del posible establecimiento permanente de medidas de control sanitario, que tornaríanse así en medidas permanentes de control social y político, causando una serie de estragos en los derechos y libertades democráticas. No mereció tanta atención la posibilidad de que la pandemia también se empleara como pretexto y pantalla con el propósito de justificar, opacar y ocultar lo que varios analistas antisistema, sobre todo estadunidenses, no dudan en llamar un “golpe de Estado de la élite global”, con el que una reducida minoría toma “un control mucho mayor de nuestras vidas y, de hecho, para neutralizar nuestra humanidad”. [1]
Doce meses más tarde, cuando se comienzan a despejar las brumas que tendió la zozobra, la gran incertidumbre debida a lo brutal de la emergencia, al miedo y desasogiego por la desinformación y el injusto acceso a los servicios de salud pública que en todo el mundo estaban en ruinas, a lo que se sumó el tenso proceso electoral en los EUA, que ocupó justificadamente la atención de millones comienzan a destellar puntas de témpanos como indicadores de la gran masa oculta por las aguas, con la que todo hace suponer que estamos en colisión.
Ilustración de Pikisuperstar / www.freepik.com
El periodista Chris Hedges describió en una conferencia el momento en que aparece la covid-19[2], tras medio siglo de neoliberalismo, lapso en que se forma una élite que se hace del poder y se lo reparte, creando una economía de mafias y un Estado de mafias. Se instaura un modelo imperial de gobierno que impide que los países tengan un desarrollo independiente; un mundo abierto a las transnacionales, principalmente las estadounidenses, que tienen toda la libertad para explotar, obtener recursos y para invertir sin impedimentos, creando en este proceso instituciones para deslegitimar a los críticos del capitalismo, de las corporaciones y del imperialismo. Los principales partidos políticos son comprados y se impone una obediencia a la ideología neoliberal en la academia y en la prensa.
Un objetivo fue el desplazamiento de los estados-nación y sus instituciones políticas, económicas y sociales, la consunción del gobierno junto con las estructuras físicas y sociales que lo sostienen, que han sido una creación civilizatoria fundamental para la sociedad humana, y cuya destrucción ha contribuido a dañar la naturaleza de las relaciones humanas existentes. En un Estado político que no es y rechaza ser un Estado social, hay pocas expectativas de rescate ante la impotencia y la indolencia personal y colectiva. Los derechos sociales se han socavado y su alcance disminuido, afectando los derechos políticos de la sociedad. La democracia, el bien común, el bienestar social, la participación electoral, la inversión en educación, salud pública, la protección del ecosistema, son sacrificados para cumplir con la obsesión de la ganancia a corto plazo. Ya no hay, señala Hedges, “impedimentos, no hay un mecanismo dentro de las estructuras formales del poder para aminorar el sufrimiento y las injusticias de decenas de millones” de personas.
Los grupos oligárquicos trasnacionales y nacionales han reescrito las leyes a su favor, eliminando obstáculos que podrían impedir la destrucción de la naturaleza y de lo público; una cleptocracia ha transformado a la propiedad de los pueblos en instrumentos de pillaje descarnado y de represión a lo que se le oponga; saquea la hacienda pública, paga poco o nada de impuestos y ha pervertido a lo judicial, a lo mediático y a lo legislativo para enajenar las libertades civiles y para tener la licencia de cometer el fraude financiero.
Es un modelo económico pensado para vivir a costa de los desesperados por las condiciones laborales, económicas, medioambientales y por la violencia sistémica, en particular contra las mujeres y las minorías. Ciudades, pueblos, municipios, estados se ven obligados a contraer deuda y rematar sus bienes para mantener los servicios públicos.
El libro Days of Destruction, Days of Revolt (2012), escrito por Hedges y el dibujante Joe Sacco, trata de los “pockets” o “zonas de sacrificio” de Estados Unidos que fueron las primeras áreas en ser ofrendadas al mercado, al capital corporativo, por ejemplo, regiones de pueblos originarios como los Lakota y las áreas de manufactura sometidas a la desindustrialización. En el caso de la explotación de la naturaleza, hoy como ayer, es importante no sólo la captura de los territorios de los pueblos por medio de la violencia sino también la destrucción de otra ética, otra relación comunal, otra forma de trato entre cada quien y con el mundo natural.
La conexión entre esas “zonas de sacrificio” y los megaproyectos neoliberales en México es clara. No se trata de construir un mejor país, sino un país sin minorías; institucionalizar la jerarquía racial en miniestados en donde las minorías viven en comunidades marginadas; enclaves empobrecidos en donde no hay derecho a juicio o al debido proceso. Minorías que son atacadas como si fuesen un impedimento para la cohesión social, lo que conduce a la lógica de que tales impedimentos deben ser eliminados. En este escenario, la violencia y el terror, de acuerdo con Pilar Calveiro, son “tecnologías propias” de la reorganización neoliberal. “Le resultan funcionales pero, sobre todo, le resultan necesarias como instrumento de control. Por ello se los alienta y utiliza políticamente, se los administra”.[3]
La versión empresarial de la 5G. https://www.uih.co.th/en/knowledge/5gtm
Estos regímenes otorgan un enorme poder al presidente, poder que no puede ser cuestionado; en torno suyo se desarrolla una búsqueda constante del enemigo externo y del enemigo interno, que tiene la capacidad de llamar a las masas a su propia esclavitud. Asimismo, otros “impedimentos” se van perfilando, por ejemplo, la prensa escrita, los activistas, líderes y representantes de pueblos y organizaciones independientes, intelectuales y académicos críticos y lo que algunos llaman la izquierda social. Paralelamente, la militarización del país se efectúa; el presupuesto de las fuerzas armadas se incrementa como nunca. Las fuerzas paramilitares, regulares e irregulares, entran en acción, y son fuerzas que no están diseñadas para desaparecer. Esta militarización prevé una guerra, que se considera inevitable, y que comenzó como de “baja intensidad” contra comunidades indígenas y defensores de la Tierra que se oponen a la modernidad devastadora.
Tal es, pues, el contexto en que se presenta la covid-19, fenómeno que se aprovecha como manto bajo del cual se recrudecen algunas de las situaciones arriba descritas e inclusive se instauran medidas radicales, que llevan a pensadores como Noam Chomsky a plantear que nunca ha habido un momento en la historia de la humanidad en el que tuviéramos que tomar una decisión sobre si la especie va a sobrevivir de alguna forma reconocible, en referencia a las “rutas del colapso” planetario, para seguir la idea que guía al próximo número, el 65, de nuestra revista. Este curso de acción de las élites gobernantes, interpretado cínicamente por AMLO “como anillo al dedo”, también implica el ocultamiento de sucesos, o su manejo opaco o discreto, por los conglomerados mediáticos.
En varios artículos escritos en 2020 dedicados a documentar esta situación, el pacifista y activista ecológico australiano Robert Burrowes[4] plantea que la covid-19 ha sido la oportunidad para que se opere un “golpe de Estado” oligárquico en el planeta. Se trata del “ ‘coup covid-19’: si estos intentos prosperan, el individuo humano habrá sido reducido a una entidad digitalizada que vive en una “tecnotiranía” al servicio de una élite global, o se extinguirá el Homo Sapiens... no hay tercera opción.” El autor señala que este coup destruye al individuo humano y usa la covid-19 como pretexto y justificación para aplicar la ingeniería social y para disparar un proceso planetario de reestructuración social y política. Durante la covid-19, derechos y libertades producto de luchas generacionales son barridos de golpe, aprovechando que la atención social está puesta en enfrentar la crisis sanitaria.
En México, por ejemplo, en ese lapso se ha instaurado el militarismo, la militarización y la acumulación militarizada, conceptos abordados en las páginas de nuestra revista[5], a lo que debe agregarse el giro “inesperado” del 11 de mayo de 2020, en medio de la emergencia sanitaria, cuando el presidente emite el “acuerdo” mediante el cual dispuso de la Fuerza Armada Permanente, vigente hasta 2024, para la realización de tareas públicas.[6]
En febrero de 2021, a contrapelo de las recomendaciones procedentes de organismos internacionales y mexicanos, el Senado da su aprobación para aumentar los delitos por prisión preventiva, que es un atentado a la presunción de inocencia. Este mismo órgano legislativo aprobó la reforma al marco normativo de la Fiscalía General de la República con una intención clara: evitar mecanismos de control y “acabar con todas las innovaciones administrativas que se adoptaron en la legislación de la Fiscalía que se aprobó tras las interpelaciones ciudadanas de esfuerzos como #Fiscalíaquesirva, cuando éstas todavía no han sido en realidad aplicadas.”[7] Aquí debe agregarse el camino del INAI hacia el cadalso de la intolerancia que le prepara el gobierno, que no concibe el ser fiscalizado de ninguna manera
También en febrero de 2021, un reportaje de Manu Ureste y Alberto Pradilla expone que la Comisión Nacional de Derechos Humanos oculta y silencia “secuestros masivos y extorsiones, lo mismo a manos de grupos armados que de servidores públicos. Cuerpos policiales que capturan a migrantes y los entregan al crimen organizado. Familias aterrorizadas que miran cómo sus compañeros de tránsito hacia Estados Unidos son torturados hasta sacar el número de teléfono de alguien que pueda pagar por ellos”, situación que personal de la propia CNDH denuncia a sus superiores como de igual nivel de violencia a los reportados en los informes especiales de 2009 y 2011.[8]
Como ejemplo de lo primero, la destrucción del individuo humano, Burrowes cita la “obsesión de Bill Gates” por la vacunación compulsiva, por una agenda de vacunación mundial, controlada por empresas para obtener un control dictatorial de las políticas mundiales de salud, que no excluye la reducción masiva de la población, en un plan eugenésico, en parte con la vacunación y otros medios.
Otro engendro de Gates en esa dirección es la “Patente 1. wo2020060606 - Sistema de criptomoneda usando datos de actividad corporal”, un sistema que utiliza datos biométricos, como la temperatura y la actividad de las ondas cerebrales para extraer “criptovalor” (mine cryptocurrency) aprovechando la actividad del cuerpo humano como prueba-de-trabajo (forma de prueba criptográfica de conocimiento cero, en la que una parte —quien demuestra— comprueba a otros —quienes verifican— que una cierta cantidad de esfuerzo computacional se ha gastado para algún propósito, por ejemplo, ver un programa de televisión, acudir a un evento, usar cierto navegador de internet, o ejecutar ciertas actividades. La criptomoneda que se acumule como recompensa podrá ser gastada presumiblemente en un mundo virtual, suscripciones, software, recomendaciones e inclusive tener valor concreto como depósito de dinero en una cuenta bancaria.[9]
Con esta patente de extractivismo basada en la biometría y otros proyectos para construir un ciborg en su haber —a saber, el implante de microchip de control de natalidad y las cápsulas implantables de registro de vacunación de puntos cuánticos que está desarrollando el MIT, y el ID2020, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU — Bill Gates podría ser el biohacker cibernético más prolífico del planeta. A esto hay que añadir que en Estados Unidos parece haber apoyo bipartidista para instalar a Bill Gates al frente de la Organización Mundial de la Salud.
Cohetes como este pondrán en órbita los satélites de corta vida útil para operar la red 5G.
Burrowes cita el importante ensayo The Pandemic Is a Consequence of the War Against Life[10] de la física, defensora del mundo natural y de la agricultura sostenible Vandana Shiva, que en su parte medular explica por qué la patente mundial concedida por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual a Microsoft (es decir, a Gates) le otorga un poder extraordinario sobre nuestras vidas, “nos roba nuestra humanidad profunda... la patente está cambiando radicalmente el significado de ser humano:
- Nos define como ‘minas’ de datos al robarnos nuestra autonomía, nuestra soberanía y el control de nuestras mentes y cuerpos.
- Está borrando nuestra humanidad, como seres vivos soberanos, espirituales, inteligentes, que tomamos nuestras decisiones y elecciones con la sabiduría y valores éticos con relación a los efectos de nuestras acciones en el mundo natural y social del cual somos parte, y a los cuales estamos indisolublemente relacionados.
- Estamos siendo reducidos a ser ‘usuarios’ de tareas asignadas a nosotros por una megamáquina digital extractiva. Un ‘usuario’ es un consumidor sin posibilidad de elegir en el imperio digital. La creatividad humana y la consciencia desaparecen en el mundo imaginado en la patente 1. wo2020060606. “
Como ejemplo de lo segundo, el de la covid-19 como pretexto y justificación para disparar un proceso planetario de reestructuración social y política, Burrowes cita a Michael Chussudovsky:
Lo que sucede no tiene precedente en la historia humana. Se despliega una nueva etapa del desenvolvimiento del capitalismo global... Los gobiernos nacionales pasan a subordinarse a la “gobernanza global”; este escenario impone una agenda totalitaria de aceptación de ingeniería social y económica (que) consiste en el “desguazamiento” de la autodeterminación nacional y en la construcción de un nexo mundial de regímenes pro Estados Unidos, controlados por una “soberanía supranacional” (gobierno mundial) formado por las principales instituciones financieras, los súper ricos y sus fundaciones filantrópicas.
La crisis covid-19 redefine el paisaje de la estructura económica global. Seamos claros, esta es una agenda imperial. ¿Qué quieren las élites mundiales? ¿Privatizar al Estado? ¿Ser dueñas y privatizar todo el planeta?
Con la crisis de la covid-19 se aceleran, intencionalmente o no, lo que Burrowers identifica cuatro trayectorias hacia la extinción humana. La primera es la posibilidad de una guerra nuclear, con base en la derogación de los acuerdos entre las potencias nucleares que controlaban la producción de armamento atómico y de sus pruebas, que se concreta en el adelanto de las manecillas de Reloj del Apocalipsis a 100 segundos antes de la medianoche. [11]
Otra trayectoria es la implantación de la tecnología 5G y el peligro de una desmesurada cantidad de lluvia eléctrica y de microondas sobre toda la superficie del planeta, poniendo en riesgo la vida. Los oligopolios van a colocar en órbita entre 20 mil a 50 mil satélites que cubrirían cada parte del planeta, satélites de comunicación al servicio de individuos, empresas, ejércitos, ciudades, pues esta red también proveerá servicios para las “smart cities”, automóviles autoconducidos, etcétera. Si una décima parte de los posibles usuarios de 5G (Burrowers considera 80 millones, pero parece que sólo toma en cuenta el espectro de empresas estadunidenses; faltarían las chinas, europeas, y las mexicanas, pues el Grupo Salinas está en el negocio) se conectan al mismo tiempo —ocho millones de señales eléctricas— se genera un ruido electrónico que contaminará el circuito eléctrico global, el que se produce naturalmente en el planeta y es generador de vida, y respecto a lo cual no se tiene certeza de qué efectos y alcances puede causar.
Con el Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, o Corredor Transístmico, el gobierno ofrece esta región al capital como 'zona de sacrificio'. https://hablanlospueblos.org/index.html. Fotografía: Maya Goded
Esta amenaza se incrementa cuando se toma en cuenta el lanzamiento de cohetes para poner a los satélites en órbita, que usan como combustible el queroseno; su combustión produce grandes cantidades de hollín negro que se acumulan en la estratósfera. El carbón negro absorbe tanta energía solar que su contribución al calentamiento global es dos millones de veces mayor, por unidad de masa, que la del dióxido de carbono. Se piensa que posteriormente se desarrollaría un combustible menos contaminante, pero la contaminación causada ahí queda (a la que se agregan los millones de toneladas de chatarra que orbitarán los cielos, agudizando la existente y peligrosa acumulación de restos, que ya implica riesgos de colisión entre ellos y los satélites operativos.[12]
La tercera trayectoria hacia la extinción de la especie humana considerada por el autor es el colapso de la biodiversidad. En 2010 un programa ambiental de la ONU declaró que “la Tierra está en medio de una masiva extinción de vida... Entre 150 y 200 especies de plantas, insectos, aves y mamíferos se extinguen cada día”. Esto es casi mil veces mayor que la tasa “natural”. La sexta extinción en masa es más grave de lo que se percibe cuando sólo se considera la extinción de las especies. Los datos revelaron que “más allá de las extinciones globales de especies, la Tierra está pasando por un enorme episodio de declinación y extirpación de poblaciones, que tendrá una cascada negativa de consecuencias en ecosistemas funcionales y vitalmente útiles para sostener la civilización”. En ese marco, millones de poblaciones se han desvanecido en los últimos 100 años.
La razón por la cual tantas especies son empujadas a la extinción por causas antropogénicas se debe a que los humanos y sus animales domesticados representan cerca de 30 veces la masa viviente de todos los animales silvestres, los cuales deben competir en gran desventaja por espacio y recurso.
La cuarta trayectoria es la catástrofe climática. Por ejemplo (y paradójicamente), ante la crisis covid-19 ocurre la disminución de actividades industriales, que ha reducido temporalmente las emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, pero también ha disminuido el efecto de enmascaramiento por aerosol generado por la quema de combustibles fósiles, que “enfrían el planeta añadiendo aerosoles a la atmósfera, bloquean la luz del sol...” La reducción de la actividad industrial en curso como resultado de la covid-19 lleva a una pérdida de hábitat para los animales humanos (la reducción del 35% de esta actividad puede causar una elevación global en promedio sería de un grado Celsius en pocas semanas)[13].
La inteligencia humana, rasgo que consideramos nos distingue y eleva por encima de las otras especies, está muy poco sintonizada con la necesidad de nuestra autopreservación. Es diestra, por otra parte, en aprovechar las precariedades y momentos de zozobra para deslizar proyectos autodañinos. Es urgente ponerla a trabajar a todo vapor para idear las formas concertadas de contener las amenazas que tenemos encima. Se ha citado a Noam Chomsky, que considera que este momento es de definir si nuestra especie sobrevivirá de alguna forma reconocible tanto por la dinámica acelerada de desmontar las instituciones civilizatorias como por la agresión al medio ambiente. Otro estadunidense humanista, el astrofísico Carl Sagan, hace 40 años adelantó en su libro Cosmos advertencias sobre nuestro presente que deben recuperarse.
Enfrentados con una alternativa tan inquietante, nos sentimos tentados continuamente a minimizar la gravedad del problema, de afirmar que quienes se inquietan por el Día del Juicio son unos alarmistas; de asegurar que los cambios fundamentales en nuestras instituciones no son prácticos o están en contra de la “naturaleza humana”.
Tenemos que educar a nuestros gobiernos. Tenemos que estar dispuestos a desafiar valientemente la sabiduría convencional social, política, económica y religiosa. No hay duda que estos pasos son difíciles, pero como replicó Einstein a sus cuestionadores... “¿qué otra alternativa hay?”
La ciencia no es perfecta. Puede abusarse de ella. Es sólo una herramienta. Pero es con mucho la mejor herramienta de que disponemos, que se autocorrige, que sigue funcionando, que se aplica a todo. Tiene dos reglas. Primera: no hay verdades sagradas; todas las suposiciones se han de examinar críticamente; los argumentos de autoridad carecen de valor. Segunda: hay que descartar o revisar todo lo que no cuadre con los hechos.
El bienestar de nuestra civilización y de nuestra especie está en nuestras manos. Si no hablamos nosotros en nombre de la Tierra, ¿quién lo hará? Si no nos preocupamos nosotros de nuestra supervivencia, ¿quién lo hará? ... ¿Quién habla en nombre de la especie humana?
[1] Burrowes, Robert J. El golpe COVID-19 de la élite: luchando por nuestra humanidad, nuestra libertad y nuestro futuro. Nation of Change, 29 de mayo 2020. https://bit.ly/3833snt
[2] Chris Hedges on the Bleak Future of the USA. https://www.youtube.com/watch?v=AWBIFmVB7TU
[3] Sus víctimas, principalmente indígenas y migrantes, son grandes segmentos de la población que han sido abandonados a su suerte, sin que autoridad o derecho alguno responda por ellos, en un verdadero estado de excepción. De hecho o de derecho, no se les reconoce ciudadanía alguna, no se los considera parte del cuerpo político del “pueblo”. Orillados a la condición de nuda vida, de puro cuerpo biológico, reclaman, en cuanto víctimas, su derecho básico a la vida, frente a un Derecho que no los reconoce como sujetos jurídicos. La negativa de facto de la condición ciudadana los convierte en víctimas del Estado y de otros poderes protegidos por él. Calveiro, Pilar. “Víctimas del miedo en la gubernamentalidad neoliberal”. Revista de estudios sociales número 59, enero 2017. https://journals.openedition.org/revestudsoc/590
[4] En estas notas se cita el artículo “El golpe COVID-19 de la élite para destruir a la humanidad, que también está acelerando los cuatro caminos hacia la extinción humana” https://tinyurl.com/5uteknza. Para conocer más de sus publicaciones, visitar https://tinyurl.com/3aknfybw y https://tinyurl.com/47835e88.
[5] https://tinyurl.com/5eravh6c
[6] Cartilla “Modelos de seguridad. Militarización y alternativas desde los derechos humanos”. Centro de derechos humanos fray Agustín Pro Juárez, A. C. https://tinyurl.com/27r29ndx
[7] “Justicia: pasos atrás”. Centro Prodh. El plumaje. Animal político. 2 de marzo, 2021. https://tinyurl.com/48nze7t2
[8] Ureste, Manu y Alberto Pradilla. “Tortura, asesinatos, violaciones: lo que CNDH ha ocultado sobre secuestros a migrantes en 2019 y 2020”. Animal político. El plumaje. https://tinyurl.com/49z85htc
[9] Véase “La patente de criptomoneda de Bill Gates nos acerca más a la sociedad distópica y la marca de la bestia”. https://tinyurl.com/3h7ehasu
[10] Shiva, Vandana. The Pandemic Is a Consequence of the War Against Life. https://tinyurl.com/2839syte
[11] El Bulletin of Atomic Scientists no sólo identifica a la cuestión nuclear bélica como el factor que dispara las alarmas y causa el adelanto del Reloj; cuentan también la deficiente actuación de los gobiernos para copar el calentamiento global y para enfrentar la pandemia: ”La pandemia reveló cuán poco preparados y poco dispuestos están los países y el sistema internacional para manejar adecuadamente las emergencias globales. En esta época de auténtica crisis, los gobiernos abdicaron con demasiada frecuencia de su responsabilidad, ignoraron los consejos científicos, no cooperaron ni se comunicaron de manera eficaz y, en consecuencia, no protegieron la salud y el bienestar de sus ciudadanos.” Otro factor de alarma son las tecnologías disruptivas, lo que se expresa en la infodemia de desinformación e información de mala calidad que rodea a la covid-19, causando la desconfianza tanto en las instituciones como en los medios de comunicación, y de esa manera complica la capacidad de las sociedades para enfrentar grandes retos de todo tipo; la otra rama de la tecnología que es factor de alarma es el desarrollo de las interfaces cerebro-computadora que llevan a cabo empresas privadas –con Gates también como protagonista – a partir de una iniciativa militar en el campo de las prótesis.
[12] ver Planetary Emergency. https://www.cellphonetaskforce.org/planetary-emergency/. Consultado en enero 2021.
[13] McPherson, Guy R. Will COVID-19 Trigger Extinction of All Life on Earth? https://tinyurl.com/5x994jda