RAMOS, Augusto: J.D. Choquehuanca, El Cantor de Bolívar

Los Caciques Chuquihuanca y sus testamentos[i]

 

[ii]

 

Yonhy Lescano Ancieta, representante de Puno ante el congreso de la república, Carlos Ramos Núñez, hijo del autor de la obra que nos convoca; estimada concurrencia:

La presentación del libro en el ámbito del Congreso de la República es pertinente porque es el recinto en donde se escuchara la voz combativa de eminentes parlamentarios puneños en defensa de los indígenas contra la prepotencia de los gamonales, entre ellos, Santiago Giraldo de Putina y José Antonio Encinas de Yanaque en la penísula de Chucuito.  También me siento sumamente complacido que Augusto Ramos se haya fijado en mí para ser uno de los presentadores de su libro; junto con el notable sociólogo e historiador Nelson Manrique.  Quizá, ello se daba por mi cariño a Puno y por conocer algo de los movimiento campesinos que han ocurrido en esa tierra de hombres indómitos.

La región sur andina, representada por Puno, tiene una presencia continua en la historia del Perú.  Ramos describe la ocupación de Puno por Tupac Catari en el siglo XVIII.  Este episodio histórico trae a colación otro y de fecha reciente: El Frente de Defensa de los Recursos Naturales de la Zona Sur (FDRNZS), integrado por campesinos aimaras, inició una huelga victoriosa el 23 de mayo del año pasado y capturó la ciudad de Puno para preservar a sus dioses tutelares de la profanación y a sus aguas de la contaminación por la empresa canadiense Bear Creek Mining Company sucursal del Perú, conocida como Minera Santa Ana.

Ramos ha titulado a su libro: J.D. Choquehuanca, El cantor de Bolívar; puesto que una de las metáforas más difundidas de discurso alguno, pertenece a José Domingo Choquehuanca:

 

…Vuestra gloria crecerá como crece la sombra cuando el sol declina. …

El discurso de saludo al libertador Simón Bolívar fue pronunciado en el pueblo de Pucará, Puno, el 02 de agosto de 1825 a su paso hacia Bolivia.  El tiempo transcurre; pero la frescura del discurso permanece.  Por lo tanto, es una pieza oratoria clásica. Dicho discurso ha sido calificado como:

El más esplendido homenaje intelectual que en vida se tributó al libertador, según Ricardo Altuve Carrillo; quien fuera embajador de Venezuela y uno de los grandes estudiosos de J.D. Choquehuanca, El discurso de Choquehuanca figura en casi todas las biografías de Simón Bolívar.

Es imperdonable para el infatuado intelectual limeño que haya sido un Choquehuanca y en el pueblo de Pucará, en Puno, quién tenga esa gloria. Por eso desde Lima a J.D. Choquehuanca lo llamaban y lo llaman: curita oscuro y abogado de aldea.  Tal sandez podría interpretarse como un infundio o ignorancia supina

Pero, ustedes saben ¿quién escribió tamaño despropósito?  Nada menos que Alan García Pérez.  Y como tal figura en la página 42 de su libro de reciente publicación: Pido la palabra. Por la Libertad, la Plenitud y el Éxito.

Y, ¿con qué motivo o en qué contexto calificó a J.D. Choquehuanca de curita oscuro y abogado de aldea? Fue para demostrar que hasta una persona insignificante puede llegar a ser un gran orador.

Pues, bien, contra tal despropósito se ha interpuesto Augusto Ramos Zambrano con su recia estampa de los hombres de la altiplanicie del Collao y su asombrosa fecundidad intelectual a sus 82 años de edad.  Esta vez con J.D. Choquehuanca, El Cantor de Bolívar.  Los Caciques Chuquiwanca y sus testamentos.  Es uno de los tantos aportes que nos ofrece en su obra.

Para los intelectuales limeños ignaros y desdeñosos les resultará inadmisible que en Puno hayan surgido hombres como J.S. Choquehuanca e, incluso, ahora, un notable historiador como Augusto Ramos Zambrano. Cuya filiación está en el campo de las reivindicaciones sociales.

Augusto Ramos ha sido rector de la Universidad Nacional del altiplano, abogado de profesión y apasionado historiador.  Digo apasionado, en el sentido mariateguiano, de ponerle sangre a las ideas.  De arranque, con pruebas documentales –como buen abogado- pulveriza la añosa leyenda[iii] de la oligarquía limeña: curita oscuro y abogado de aldea”. Puesto que J.D. Choquehuanca no fue curita ni oscuro; tampoco Pucará fue una aldea. (Ver pp. 61/63). 

La fuente que dinamizó a Ramos en sus pesquisas fueron: Amor a su pueblo, tenacidad para vencer obstáculos y tener conciencia que estaba realizando Historia; porque es la Historia la que le da sentido a la vida y cohesión al pueblo.

Ramos investigó la estirpe de los Choquehuanca de Azángaro que se remota en su origen al Inca Huayna Capac.  Y podemos apreciar en el transcurso de las generaciones de los Choquehuanca, que la sociedad se mueve por el conflicto, por las contradicciones sociales y por el papel que representa la personalidad en la historia.

Como sabemos, el control social en el virreinato fue posible por los Caciques, los Corregidores y los Curas. “El Cacique histórico” como llamó Ramos al opulento cacique Diego Chuquiwanka de Azángaro fue él que combatió con más ahínco la subversión de Tupac Amaru.  Por su fidelidad al Rey, perdió a dos de sus hijos Blas y José.  Y no pudo impedir que Tupac Amaru tomara Azángaro y repartiera sus tierras entre los indígenas insurrectos.

El otro Choquehuanca relevante fue José Domingo, El Cantor de Bolívar cuya biografía está documentada en el libro ya mencionado.  El último de los Choquehuanca notables ha merecido especial esmero por parte de Ramos.  Ha registrado con estupendas pinceladas el cuadro biográfico de Francisco Choquehuanca Ayulo, abogado y militante de las reivindicaciones indígenas.

Francisco nació el 24 de junio de 1877 y falleció en Lampa el 10 de abril de 1957.  Fue excomulgado por el obispo Valentín Ampuero, la fachada de su casa dinamitada, agredido, destituido, etc.  Escribió en diversas publicaciones, entre ellas, en Amauta la célebre revista de Mariátegui.  Sugiero que el capítulo del libro correspondiente a Francisco Choquehuanca debería publicarse en edición de bolsillo para que tenga amplia difusión. (Ver pp. 153/184)

Ramos escribe sobre los movimiento sociales en Puno y desde Puno como ya lo observara el brillante historiador Alberto Flores Galindo en 1990 al prologar el libro Tormenta altiplánica.  Augusto Ramos Zambrano es descendiente de una antigua e ilustre familia de Pucará; razón por la cual, la memoria familiar converge con la memoria histórica.

El gran esfuerzo para hallar y transcribir los testamentos de la estirpe de los Choquehuanca, muestra la habilidad de Augusto en la pesquisa de valiosos documentos; y, a la vez, su generosidad para ponerlos a disposición de los investigadores de su querida región.

Finalmente, confieso ante ustedes que tengo un prejuicio y es el siguiente:

Cuando un extranjero nos hace conocer nuestra historia me parece un aporte necesario.  Pero, siento una gran satisfacción cuando una investigación sobre mi país es de autoría de un compatriota; como en este caso, de Augusto Ramos.  Sin embargo, mi satisfacción es aún mayor cuando este autor es puneño.

Muy agradecido por la atención prestada.

 

Lima, 17 de agosto del 2012.

NOTA.- El comentario a J.D. CHOQUEHUANCA: el cantor de BolívarLos Caciques Choquehuanca y sus testamentos, fue preparado para la presentación del libro programada para el 17 de agosto del 2012 en la sala Grau del Congreso de la República, cuya organización estuvo a cargo del parlamentario puneño Yonhy Lescano Ancieta.  Dicha presentación se frustró por el fatal accidente que le ocurrió al Dr. Augusto Ramos Zambrano el día miércoles 15.

Una de las maneras de rendirle homenaje a su memoria y de estimular la investigación histórica sería la publicación de Fuentes documentales para la historia de Puno; es decir el valioso archivo personal de Augusto Ramos Zambrano.

Su hijo, Carlos Augusto Ramos Núñez, jurista e historiador, es autor de la monumental obra: Historia del Derecho Civil Peruano en siete tomos. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

(A.R.B.)

 

[i] Lima: A.F.A. editores importadores S.A., Edición actualizada, 2012,  pp.  266.

[ii] Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[iii] Pucará significa “fortaleza roja” en quechua.